Article publicat a la pàgina web www.checheche.net arran la visita d'un dels seus integrants a la Llotja VIP de Mestalla al partit València CF - RCD Mallorca disputat el 21 de desembre de 2005.
“En el caso de los caballeros es aconsejable chaqueta y corbata”, reza la invitación. No importa. Ese maldito disfraz lo llevo a diario por obligación, así que para allá me dirijo con mi invitación.
La llegada:
Puerta principal en el centro de la fachada del recinto. Tras superar el pasillo de cordón azul sobre postes oro, un tipo encorbatado con minglanillo en la oreja da el visto bueno a mi invitación y a mi vestimenta. Presto subo las escaleras, al final de las cuales una enorme puerta de maderas nobles me franquea el paso. Sólo el paso del cordón azul sobre postes oro ya hace que empiece a sentirme alguien en esta ciudad.
Entro en una gran sala ¡¡¡con calefacción!!!. Junto a las paredes, largas mesas exponen diversos canapés (-Sr. Presidente, el jamón de pato estaba un poco correoso-). Cuando fijo la mirada en unos apetitosos minibocadillos de morcilla una cara conocida y triste cruza por delante, se trata de Marco Di Vaio (-bonito pendiente, ¿dónde dejó su corbata?-). Deambulo por la estancia y no veo más que caras conocidas, trajes y relojes caros y pelos engominados. Entre canapé y canapé se escuchan frases del tipo "veré lo que puedo hacer", “esa opción de compra no me pareció suficiente…” o “llámame al despacho mañana…”. Pedro Cortés luce su envidiable pelo (¿productos “Enri” tal vez?) mientras reparte falsas sonrisas por doquier. En las diversas tertulias hay otros personajes, como Soler padre…
Ya me he tomado un par de frías cervezas de barril (-¿zona libre de las restricciones al alcohol en los estadios?-) y busco el baño. Es en el piso de arriba. ¡¡¡Por Dios!!! ¡¡¡auténtico parquet!!!. ¡¡¡Para ir al baño hay piso de parquet!!!. Incrédulo abro la puerta. Estoy preparado para encontrarlo limpio (cosa imposible en otras zonas del estadio), incluso para lavarme las manos en un lavabo de diseño… para lo que no estoy preparado es para secármelas con una auténtica toalla de rizo (-digo yo si las traerá Caneira de Portugal-). Disfruto el momento y pienso que ya tengo un nombre en la vida valenciana…
Se acerca la hora del encuentro y acudo a mi localidad: asientos ¡¡¡cómodos y con reposamanos!!!, suelo aislante ¡¡¡y limpio!!!. Acudo a una de las muchas morenazas que atienden a los asistentes (-apuntad que al Jefe de Recursos Humanos la gustan morenas-). Me asignan mi localidad y ... he aquí lo mejor. A mi derecha en la fila anterior a la mía tengo al presi con su pantalla de plasma (-digo yo si con el nuevo estadio nos pondrán una pantalla de plasma a cada uno-). Cada vez me siento más importante en la sociedad valenciana. A este paso me entrevistará Julio Tormo…
Los personajes:
Vayamos con la fila justo delante de la mía: Delante de mí el ínclito Barrachina, a su derecha el sr. Lucas, a la derecha de éste el ladrillopresi, y después el presi del Mallorca. A la izquierda de Barrachina el concejal Domínguez, y a su derecha otro concejal cuyo nombre no recuerdo.
Mi fila: Un par de asientos a mi izquierda el Sr. Subirats muy interesado por su móvil. Entre él y yo un señor que no sé quién era pero parecía muy importante y la persona que me invitó. A mi izquierda asiento vacío, después un, según me dicen, alto cargo de Hacienda; a su lado un directivo italiano (-Sr. Cicchella, llega usted tarde-).
Si miro a mi alrededor veo más caras conocidas: Di Vaio, Curro Torres, Carboni… el conseller Blasco, algún político más que conozco de cara pero cuyo nombre no recuerdo, Ángel Casero (que se abraza con el concejal cuyo nombre no recuerdo pero creo que lo es o fue de Deportes), y algunos más personajes conocidos que ahora mismo olvido. Los que no conozco son gente variopinta y dispar… unos llevan trajes caros, otros relojes caros, unas abrigos caros, otras joyas caras, unos pelo engominado con raya, otros pelo engominado hacia atrás. Vamos, lo normal de cualquier reunión de amigos de barrio.
Empapado de glamour me dispongo a ver el partido con la ventaja que supone ver las jugadas dudosas repetidas en la tele de plasma del sr. Presidente.
La piedra y ella:
Una gigantesca y fulgorosa piedra se acerca hacia a mí y se aposenta en el asiento vacío de mi derecha. Tengo que cerrar los ojos para que no me deslumbre… (-que manden Scotland Yard a la Torre de Londres, debe faltar allí la Reina de África-). Al poco me apercibo de que hay una mujer a la piedra pegada. Llega tarde la miembro (¿o miembra?) de la directiva. Será porque además de la piedra lleva en sus dedos y muñecas toda la producción sudafricana de diamantes del último año. No para de hablar por su móvil de futura generación (-debe costar casi tanto como la piedra-). En la segunda parte no se sienta a mi lado. Debo de ser poco para su anillo…
La distinción y el glamour empapan todo mi ser. Vivo sin vivir en mí de la emoción…
Conclusión:
Ya me siento realizado. Para ver la repetición de las jugadas tengo que mirar por encima del hombro al Presidente, me he sentado junto al mayor diamante de la tierra, me he codeado con sonrientes políticos, he pasado un rato rodeado de gomina, he bebido cerveza en el estadio, he comido canapés, bellas azafatas morenas me han dirigido sus sonrisas, he pisado parquet, me he secado las manos con una toalla de rizo… hasta me ha sonreído Barrachina. Ya soy alguien, ya tengo nombre en esta ciudad, ya tengo un hueco en la jet-set… ya soy un VIP.
“Los elementos de animación, como bufandas, banderas o similares, no están permitidas en el recinto” dice la invitación. Vale, ya soy un VIP. Pero para ver el fútbol en Mestalla prefiero mi localidad habitual. Basta leer lo que dice la invitación para entenderlo. Y además dudo que vuelvan a invitarme. (23-XII-2005)
Jorge Ramírez
Socio del Valencia CF
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“En el caso de los caballeros es aconsejable chaqueta y corbata”, reza la invitación. No importa. Ese maldito disfraz lo llevo a diario por obligación, así que para allá me dirijo con mi invitación.
La llegada:
Puerta principal en el centro de la fachada del recinto. Tras superar el pasillo de cordón azul sobre postes oro, un tipo encorbatado con minglanillo en la oreja da el visto bueno a mi invitación y a mi vestimenta. Presto subo las escaleras, al final de las cuales una enorme puerta de maderas nobles me franquea el paso. Sólo el paso del cordón azul sobre postes oro ya hace que empiece a sentirme alguien en esta ciudad.
Entro en una gran sala ¡¡¡con calefacción!!!. Junto a las paredes, largas mesas exponen diversos canapés (-Sr. Presidente, el jamón de pato estaba un poco correoso-). Cuando fijo la mirada en unos apetitosos minibocadillos de morcilla una cara conocida y triste cruza por delante, se trata de Marco Di Vaio (-bonito pendiente, ¿dónde dejó su corbata?-). Deambulo por la estancia y no veo más que caras conocidas, trajes y relojes caros y pelos engominados. Entre canapé y canapé se escuchan frases del tipo "veré lo que puedo hacer", “esa opción de compra no me pareció suficiente…” o “llámame al despacho mañana…”. Pedro Cortés luce su envidiable pelo (¿productos “Enri” tal vez?) mientras reparte falsas sonrisas por doquier. En las diversas tertulias hay otros personajes, como Soler padre…
Ya me he tomado un par de frías cervezas de barril (-¿zona libre de las restricciones al alcohol en los estadios?-) y busco el baño. Es en el piso de arriba. ¡¡¡Por Dios!!! ¡¡¡auténtico parquet!!!. ¡¡¡Para ir al baño hay piso de parquet!!!. Incrédulo abro la puerta. Estoy preparado para encontrarlo limpio (cosa imposible en otras zonas del estadio), incluso para lavarme las manos en un lavabo de diseño… para lo que no estoy preparado es para secármelas con una auténtica toalla de rizo (-digo yo si las traerá Caneira de Portugal-). Disfruto el momento y pienso que ya tengo un nombre en la vida valenciana…
Se acerca la hora del encuentro y acudo a mi localidad: asientos ¡¡¡cómodos y con reposamanos!!!, suelo aislante ¡¡¡y limpio!!!. Acudo a una de las muchas morenazas que atienden a los asistentes (-apuntad que al Jefe de Recursos Humanos la gustan morenas-). Me asignan mi localidad y ... he aquí lo mejor. A mi derecha en la fila anterior a la mía tengo al presi con su pantalla de plasma (-digo yo si con el nuevo estadio nos pondrán una pantalla de plasma a cada uno-). Cada vez me siento más importante en la sociedad valenciana. A este paso me entrevistará Julio Tormo…
Los personajes:
Vayamos con la fila justo delante de la mía: Delante de mí el ínclito Barrachina, a su derecha el sr. Lucas, a la derecha de éste el ladrillopresi, y después el presi del Mallorca. A la izquierda de Barrachina el concejal Domínguez, y a su derecha otro concejal cuyo nombre no recuerdo.
Mi fila: Un par de asientos a mi izquierda el Sr. Subirats muy interesado por su móvil. Entre él y yo un señor que no sé quién era pero parecía muy importante y la persona que me invitó. A mi izquierda asiento vacío, después un, según me dicen, alto cargo de Hacienda; a su lado un directivo italiano (-Sr. Cicchella, llega usted tarde-).
Si miro a mi alrededor veo más caras conocidas: Di Vaio, Curro Torres, Carboni… el conseller Blasco, algún político más que conozco de cara pero cuyo nombre no recuerdo, Ángel Casero (que se abraza con el concejal cuyo nombre no recuerdo pero creo que lo es o fue de Deportes), y algunos más personajes conocidos que ahora mismo olvido. Los que no conozco son gente variopinta y dispar… unos llevan trajes caros, otros relojes caros, unas abrigos caros, otras joyas caras, unos pelo engominado con raya, otros pelo engominado hacia atrás. Vamos, lo normal de cualquier reunión de amigos de barrio.
Empapado de glamour me dispongo a ver el partido con la ventaja que supone ver las jugadas dudosas repetidas en la tele de plasma del sr. Presidente.
La piedra y ella:
Una gigantesca y fulgorosa piedra se acerca hacia a mí y se aposenta en el asiento vacío de mi derecha. Tengo que cerrar los ojos para que no me deslumbre… (-que manden Scotland Yard a la Torre de Londres, debe faltar allí la Reina de África-). Al poco me apercibo de que hay una mujer a la piedra pegada. Llega tarde la miembro (¿o miembra?) de la directiva. Será porque además de la piedra lleva en sus dedos y muñecas toda la producción sudafricana de diamantes del último año. No para de hablar por su móvil de futura generación (-debe costar casi tanto como la piedra-). En la segunda parte no se sienta a mi lado. Debo de ser poco para su anillo…
La distinción y el glamour empapan todo mi ser. Vivo sin vivir en mí de la emoción…
Conclusión:
Ya me siento realizado. Para ver la repetición de las jugadas tengo que mirar por encima del hombro al Presidente, me he sentado junto al mayor diamante de la tierra, me he codeado con sonrientes políticos, he pasado un rato rodeado de gomina, he bebido cerveza en el estadio, he comido canapés, bellas azafatas morenas me han dirigido sus sonrisas, he pisado parquet, me he secado las manos con una toalla de rizo… hasta me ha sonreído Barrachina. Ya soy alguien, ya tengo nombre en esta ciudad, ya tengo un hueco en la jet-set… ya soy un VIP.
“Los elementos de animación, como bufandas, banderas o similares, no están permitidas en el recinto” dice la invitación. Vale, ya soy un VIP. Pero para ver el fútbol en Mestalla prefiero mi localidad habitual. Basta leer lo que dice la invitación para entenderlo. Y además dudo que vuelvan a invitarme. (23-XII-2005)
Jorge Ramírez
Socio del Valencia CF
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Qué bonito recuerdo a una de las musas mestalleras. La mujer a una piedra pegada. Mariola Hoyos.
ResponEliminaExcelente aportación.
ResponEliminaTodo valencianí que se preste ha estado algo enamorado de la Hoyos. Algo así como lo que siente el portaestandarte por la fallera mayor de su barrio cada año.
Pero en honor a la verdad, Musa musa sólo hay una: Consuelo. Yo espero que alguien asuma el reto de inmortalizarla en este blog como ella se merece. ¿se anima algún ilustre chechechero?
bar Torino
Saliendo del viejo Mestalla, tu artículo me ha recordado notablemente mi experiencia en el Palco Vip de la Fonteta para ver un Pamesa-Unicaja hace dos temporadas.
ResponEliminaRecuerdo que mi anfitrión, al entrar (y recibir el cortés saludo del portero), me preguntó "¿quieres agua?"...yo tímido, dije que no, me sabía mal y yo tampoco quería gastar más dinero que el de la cuenta....ingenuo de mi, agua y otros líquidos más espitosos son gratuitos...ejem.
Cuando en el descanso me vi arrebatándole un sabroso canapé de foé a Cañizares, descubrí que aquel mundo, de sociedad y altos negocios no eran para mi...Disfruto de la Fonteta con mi padre allá arriba y de Mestalla con mi mujer o mi hermano mirando (como dice Rafa) al Miguelete.
pd.Soler, si nuestro viejo archienemigo, no dejó de dar pataditas en mi respaldo en todo el tercer cuarto...estuve a punto de girarme y.... lástima.
Saludos
Sergi Calvo
Muy divertido.
ResponEliminaEn el palco vip cumplen a rajatabla las normas de decoro. Cuando hay una ola mexicana, en tribuna la marea mengua un poco a su paso por el palco vip. Es como si allí hubiera un islote o algo parecido.
V. Chilet
pd: el relato de la musa debe ser de Molins...
Al hilo de lo que comenta Sergio. Estuve en el palco vip de Castalia viendo el último Castellón-Sporting. Me puse tibio de bocatitas y otras milongas. Pero en plan cutre, ni corbatas ni pollas. Y el catering muy de casal de falla en día de "ja tenim la fallera d'enguany".
ResponEliminabar Torino
A BAR TORINO...
ResponElimina¿Doña Consuelo? Luego no se quejen... :P:P:P:P:P