·A lo largo de su dilatada historia Mestalla ha sido escenario de las aportaciones al mundo del fútbol de alguno de los mejores peloteros de la historia. Aquí, entre las entonces pequeñas gradas y sobre el mismo tapete verde que hoy pisan David Silva o Carlos Marchena, triunfaron clamorosamente como locales Faas Wilkes, Waldo Machado o Mario Alberto Kempes, entre muchos otros. Y arrancaron ovaciones del siempre selecto graderío de Mestalla los visitantes Diego Maradona, Franz Beckenbauer o Quini.
No obstante, Mestalla también a visto pasar a centenares de representantes de la genuina categoría del pufo. Futbolistas que llegaron con la vitola de estrellas, dispuestos a hacer historia enfundados en la zamarra blanca del Valencia y que, en el mejor de los casos, consiguieron salir por la puerta trasera del club sin hacer demasiado ruido. Otros, menos afortunados, sufrieron en carnes propias las iras de la grada tras sus preceptivos quince minutos de fama, soportaron el peso de infundadas leyendas negras y llevaron siempre consigo la vitola de ser auténticas calamidades andantes.
El proceso de abucheo de un jugador antipático para la grada era sencillo y rápido. El futbolista en cuestión recibía la pelota y, acto seguido, un rumor salido de veinte mil gargantas se hacía dueño del estadio. Los aficionados más veteranos, animados por el carajillo recién tomado, sacaban la lengua a paseo para glosar las virtudes del muchacho. Los niños asistían impávidos al cotorreo, que solía poner especial énfasis en la vida privada del jugador, en salidas nocturas, coches deportivos, amantes, alcohol y grandes banquetes sin mesura. Al final un grito rompía el bisbiseo. “¡Però què roïn eres!”. Y el resto de la hinchada se sumaba, ebria de adrenalina, a las imprecaciones. El futbolista, claro, perdía la pelota y ello desencadenaba el clamor popular exigiendo su sustitución o, incluso, su marcha definitiva del club y de la ciudad. Recordemos, como ilustrativo ejemplo, los últimos meses de Víctor Espárrago y Miguel Ángel Bossio, en los que los sonoros “Uruguayoooo” acompañados de silbidos se convirtieron en una constante a la hora de pedir responsabilidades al equipo.
Toni Gomes fue uno de los mejores casos de pufos que han pasado por Mestalla. La directiva que encabezaba Arturo Tuzón lo fichó en el verano de 1989 como solución de emergencia a las salidas de Pedro Alcañiz y de Lucho Flores (otro entrañable gafe), unos días antes de que se cerrara la llegada de Lubo Penev. El Valencia necesitaba gol y envió a Roberto Gil a buscarlo a un equipo desconocido de Brasil, el San José. Y se encontró con un mozo de veintitrés años, un metro ochenta de altura y excelentes intenciones, pero escasa fortuna. Sus mayores logros fueron marcar dos goles al Vitoria de Bucarest en la primera eliminatoria de la UEFA del 89 y, pocos días más tarde, firmar la mejor actuación de su carrera (cuatro tantos) en un partido de Copa frente al Celta. A partir de ese momento su estrella se apagó. Aquel simpático brasileño que celebraba sus goles bailando la lambada dejó de pronto de serlo para pasar a convertirse en el blanco de las iras y las burlas de la afición. El club apresuró los trámites para que, con el pasaporte español en la mano, su salida fuera más sencilla. Pero ni por ésas. A lo más que se llegó fue a una infructuosa cesión al Valladolid tras la cual el chico, desesperado, hizo las maletas y volvió a su país.
Han pasado muchos años desde la marcha de Toni. Más de una década, durante la que Mestalla ha acogido a otros ilustres pufos: Aristizábal, Sabin Ilie, Nico Olivera, Gabi Popescu, Banega... La lista es larga y conocida por todos. Y no acabará nunca. Porque el fútbol vive de ídolos, sí, pero también de sonoros fracasos que alimentan los corrillos y tertulias en cafeterías, oficinas, en reuniones familiares. Y sobre todo en las gradas del viejo Mestalla, implacable jurado del planeta fútbol desde hace casi noventa años.
José Ricardo March
Aficionado del Valencia CF
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Excelente texto. Que además abre un nuevo apartado en el blog, el de los grandes pufos.
ResponEliminaMi preferido sigue siendo Raúl Iglesias. Creo que llegado el momento le dedicaré un post.
saludos y feliz año a todos
bar Torino
Has puesto el dedo en la llaga. Recuerdo aquella época donde esos jugadores nos irritaban profundamente. No deberíamos olvidar que esa invisible cadena que conecta a todos estos fracasos se alimenta y agranda con la ignorancia, la sinvergonzonería y la soberbia de muchos responsables deportivos y de la directiva de nuestro club. Y aunque esto que voy a decir quizá me granjee antipatías, no puedo menos que considerar un eslabón más de esa cadena al "salao" que juega en la banda derecha, que ni siquiera se ha ganado el cariñoso apelativo de su nombre en valencià: Ximo.
ResponEliminaMuy bueno, Jota.
ResponEliminaLa proliferación de pufos ha ido en aumento desde la implantación (o mejor dicho, el mal uso) de la Ley Bosman.
Respecto a Toni "Lambada", soy un poco indulgente. No lo recuerdo tan tan malo. Para lo que costó, no lo hizo tan mal...
Para mi, el peor pufo de la historia reciente ha sido Tavano. Con el casertano Ciccio sí estábamos ante un auténtico perro verde. Mi profe de italiano era su profe de español y confirma el mismo diagnóstico.
V. Chilet
Para mí, uno de los mayores fue Wilmar Cabrera y mira que tuvo buen debut con un hat trick en un Naranja al Hamburgo. Pensábamos que habíamos fichado a un auténtico crack, pero delantero mas trompo, tosco y tronco no recuerdo.
ResponEliminaBuen post, y recurrente, este de los pufos.
Un saludo
Jose Miguel Lavarías
Recuerdo un partido al que asistí que podría representar el paradigma del descalabro que algunos fichajes significaron.
ResponEliminaNos situamos en el invierno de la temporada 98-99 y el VCF organizaba por esas fechas el Trofeo Agrupació de Penyes Valencianistes para financiar a la coordinadora de aficionados. Noche de frío polar y frente a frente dos grandes de Europa, el VCF y el Anderlecht. Uno de los principales alicientes de la noche era ver a Nico Olivera, sin ficha pero en la plantilla durante esa campaña. Perdimos 1-2 y el uruguayo cumplió anotando el tanto local. Lo que no comprendo aún es cómo convencí a mi padre para que me acompañara a ese encuentro, supongo que por cariño visceral.
Si tengo que elegir un fichaje surrealista, me quedo sin duda con el de Sabin Ilie, una auténtica inocentada pasada de fecha. Nada mejor, por otra parte, que hacerlo coincidir en el equipo con Lucarelli (il capocannonieri!), imagino que Cortés quiso emular a Roig como maestro en la importación de fiascos (Campagnuolo, Morigi, Saib, Marcelinho "Pie de Ángel" Carioca, Clotet, Maqueda, Iñaki...) y se lanzó a sondear el mercado rumano. Mención especial también para Téllez.
Por último, la foto es realmente ilustrativa, ¿nuestro rival en ella es el LUD y podría corresponder a un torneo Ciudad de Valencia de alrededor de 1990?
Grande, Jota.
ResponEliminaYo me quedo con el aviador Salva Ballesta y los gritos de dos abuelos acusando al aviador de ser un animal oceánico. "Corres como una ballena". ¿Cómo corren las ballenas, oye?
Sobre pufos, molt bo!
ResponEliminaL'ombra dels pufos ha planejat sobre Mestalla també baix la seua advocació d'entrenador. Podriem dir que ens haviem lliurat de la materialització del pufo-entrenador de miracle, fins que el "paletisme" de la cort de Soler va "picar" amb Koeman: la mare de tots els pufo-entrenadors... i vam pagar haver escapat dels pufo-entrenadors amb la concentració de tots els seus mals en una sola etapa. Com una plaga bíblica...
Seguint en els passages bíblics, crec que la personificació de l´inoporància futbolística nos va arribar com a autèntic Armageddon en nom i llinage judeocristià, com no podia ser d´atra forma i més en estes dates: Jesús Wollstein.
ResponEliminaDurante muchos años, mi defensa a usanza del gran Eskurza me costó la burla de todos mis compañeros de localidad, de ahí que el tema de los "pufos" me venga como lluvia sobre mojado.
ResponElimina"La gran esperazna blanca" o "La maldición del 9" han sido titulares muy repetidos por estos barrios, pero, de todos modos hay que diferenciar entre: jugadores "intrínsecamente" malos (Sabin Ilie, Iglesias, Welzl o Jonathan) y jugadores que no llegaron a las desproporcionadas expectaivas generadas por su fichaje (Karpin, Joaquín o Pablo Aimar, del que se esperaba un hat-trick en cada partido). Una tercera categoría correspondería a jugadores que, al menos a algunos, nos hubiera gustado ver más...pero eso es otra historia.
El caso Toni (Incapaz de escribir mi nombre en un trozo de papel pseudo-autógrafo con corrección) es espinoso. No, no era tan malo, 12 goles en su primera tempoarda no son pocos(obviando su lluvia eyaculatoria contra el Celta). La llegada a mitad de temporada del impetuoso Penev ("Llámenme Lubo") sin duda condenó a la cara oculta de la Luna a este brasileño, que sin ser Waldo, tampoco era Diego Alonso.....
Sergi Calvo
Ostras, Karpin...! Él fue uno de los primeros en no celebrar los goles a los antiguos equipos en los que militó. Recuerdo que le marcó a la Real en Anoeta y no lo celebró, casi pidió perdón. Es de ser muy mala persona, hacerle eso a la afición del club que ha pagado por ti mil millones de pesetas. ¡Qué imbecilidad! Yo multaría al jugador de mi equipo que no celebre los goles.
ResponEliminaA Karpin lo hizo fracasar la cátedra local. Era un gran jugador. Pero la cantinela de los 1000 kilos y el hecho de estar una sola temporada jugaron en su contra.
ResponEliminaYo tampoco creo que Toni fuera tan malo. Otros con más nombre hicieron mucho menos: Orlando Gimenez, Lucho Flores, Aristizabal...la lista es muy extensa. Diego Alonso, Lucarelli, Welz...porque insisto, lo de Iglesias es otro tema.
Lo que me sorprende es que aún no haya salido el nombre del inefable Sanchez Torres. Vestía como Mijatovic el día de su aterrizaje en Mestalla pero con el pelo cardado. Que saliera a hombros por la avenida de Suecia el día del descenso ratificado (VCF-Cadiz) es uno de los episodios más frikis, sórdidos y surrealistas de la historia del valencianismo. Han pasado casi 23 años y sigo sin entender como pudimos llegar a semejante estado de enajenación.
bar Torino
Yo haría una diferenciación entre buenos jugadores que fracasaron y los petardos de verdad. Karpin pertenecería al primer grupo. No creo que Toni y Wilmar fueran petardos. Es más, en el caso del uruguayo por culpa de su marcha a la selección para jugar el premundial en el 85, el Valencia no se clasificó para la UEFA. Ese año metió tres goles al Atleti en el Calderón. Pufo de verdad fue una Riv era, procedente del Badajoz, verano del 75 acompañado de Lleida y Ocampos. Quienes les vieron aún tendrán pesadillas. Cuéntame.
ResponEliminaPaco Lloret
quería decir un tal Rivera, creo que era con V, ah! se me olvidaba que aquel verano también llegó el portero Marro, suplente de Iríbar en el Athletic, la afición le cambió la R por la L.
ResponEliminaPaco Lloret
A parte del entrañable Rubén Darío (Ciraolo, claro) mi fiasco es el de Urruti: NO DIGA URRUTI DIGA GOL, publicó Don Balón después de su debú en Mestalla.
ResponEliminaYa no recuerdo ni cuanto tiempo duró en el equipo.
Voro Maroto
De Urruti recuerdo unas declaraciones suyas, recien bajado del avion, en las que dijo que le hacían 8 o 10 penalties por temporada. Creo que no le hicieron ni uno en toda su estancia acá.
ResponEliminaEl bueno de Iglesias no era el objetivo deseado. Vino como segundo plato. El objetivo era Husillos, que lo fichó el Málaga y éste sí metió goles en nuestra liga. Vaya epoca, que no podiamos ni competir con el Malaga en cuestion de fichajes.
Y qué me decís de Miodrag Belodedic ??? Vino con la vitola de ser el mejor libre del mundo, incluso desde la prensa de Madrid, sólo por su fichaje, nos daban como favoritos a casi todo, recuerdo unas declaraciones de Prosinecki comentandolo..... menudo fiasco resultó.
Un saludo
Jose miguel Lavarías.
El mayor petardo que he visto jugar en el Valencia en los últimos años ha sido Eskurza, menudo jugador de fútbol! Y lo de Sabin Illie fue una Inocentada.
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