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Echo de menos el olor a puro en Mestalla. ¿qué pasa, que la gente ya no fuma puros en el fútbol?
Echo de menos los partidos de antaño a las 5 de la tarde. El acudir a las 3 y media para coger posición en la General de Pie.
Echo de menos los partidos veraniegos de los sábados a las 10 y media. Nuestro césped se convertía en un campo de naranjas porque a algunos les daba por no querer postre después de cenar, qué cosas…
Echo de menos coger el autobús para ir a Mestalla, y como la gente va comentando y augurando lo que va a pasar en el partido.
Echo de menos los libritos. Yo les llamaba así. Sí, hace alguna temporada se quiso recuperar la tradición, pero no eran lo mismo.
Echo de menos las broncas al equipo contrario y al trencilla de turno cuando saltaban al césped y el rugir de Mestalla, con alguna traca de fondo, cuando saltaba nuestro equipo. Ahora, como salen todos juntos no sabes si abroncar o aplaudir cuando saltan los equipos, eso si tienes las manos libres, claro, porque igual tienes que levantar un plástico naranja o blanco, según el día, para hacer un mosaico que soy incapaz de ver por ser protagonista de él.
Echo de menos ver publicadas las fotos del trío arbitral (cuarteto, perdón. Sexteto en UEFA) con los capitanes en los periódicos del día siguiente y las fotos de las alineaciones. Alguien debe tener escondida una colección enorme y valiosa de dichas fotografías.
Echo de menos aquellas almohadillas que inundaban Mestalla en algunas malas tardes por desesperación o por alegría en otras. Y cuando los empleados se afanaban en sacarlas del rectángulo de juego y cuando ya prácticamente las tenían todas fuera, otra avalancha de ellas inundaba de nuevo el césped. Mamoncetes éramos…
Echo de menos, avisado por un sonido digamos como espacial, echar la vista al marcador para ver en qué partido se ha marcado un gol, con los correspondientes aplausos o pitos. El encargado del electrónico cada vez tiene menos trabajo.
Echo de menos a SuperBat corriendo de norte a sur y de sur a norte, antes y durante los descansos de los partidos, marcando paquetín, enfervorizando a la masa. Nuestro superhéroe, el gran SuperBat…
Echo de menos al vendedor de pipas, caramelos, turrón de Viena. Eso sí, yo sólo compraba, de vez en cuando, saladitos. No era ni soy de los de comer en Mestalla en los partidos. O antes o después.
Echo de menos, una vez terminado el partido del Valencia, ver saltar al césped al Mestalleta y quedarme a ver, como otros muchísimos miles, la primera parte de su partido. Despues, como un resorte en el descanso, todos para casa.
Mestalla, aún no te has ido, y ya te echo de menos.
Jose Miguel Lavarías
Socio del Valencia CF
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