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Fui a ver Penev al teatro “Ultramar”, en la calle Alzira. Valió la pena. Dos actores en estado de gracia sostienen una trama que arranca sonrisas y puñetazos a partes iguales. La sobriedad del escenario hace el resto. Posiblemente el talento consista en eso, en desarmar las mentiras del poder en un cuarto a oscuras. El Valencia CF no es el hilo de la obra pero si su trasfondo sentimental más llamativo. “La vida es una puta mierda salvo cuando rueda el balón o se abre el telón” escribe en un texto paralelo Xavo Giménez, director y protagonista de la obra. Razones no le faltan. Penev es eso. Aquella fuerza poderosa que pinchaba balones con el pecho y se buscaba la vida hasta llegar a la portería rival. Un poco como nos pasa a todos. En el mejor de los casos, un sueldecillo de mierda para sobrevivir y algo de frescura para no dejarnos engañar en exceso por la rabiosa actualidad que todo lo degrada. La grandeza de Penev está en atacar al poder sin perder el aroma de la inocencia. El fútbol es el opio del pueblo pero también es la luz que nos hizo soñar y aprender a vivir. Puede que haberme asomado a las mismas ventanas que Xavo me ayude a comprender mejor su magnífico texto. O es sólo la vanidad, que me hace sentir dentro de la trama con más elementos biográficos a mi favor.
Cuando Penev llegó a Valencia yo ya no iba al colegio pero conservo en la memoria esas tardes afiladas mirando por la ventana del aula el orden de las banderas en la grada de mar. Años de plomo en el corazón de Mestalla. El descenso, el ascenso, el regreso a Europa. Todo está ahí. En esa inocencia. En esa desesperación. En esa incapacidad para saber lo que sucede de verdad y como contarlo. Xavo lo logra con aparente sencillez. La difícil sencillez del actor en su momento de plena madurez vital. La ciudad se derrumba, las madres se mueren, el Valencia se vende, los hijos son idiotas, todo parece irse a la mierda. O casi todo.
Aún hay esperanza en los cuartos clandestinos donde algunos hombres lúcidos escriben la historia que nunca aparecerá en los telediarios que ya no podemos ver. Porque Penev también va de eso. De sueños rotos, de televisiones cerradas, de países expoliados, de ciudades arruinadas, de muchas vidas gastadas y a punto de estallar. Tampoco sé si esa es la única certeza del presente. Puede que siempre haya sido así y sólo con los años uno descubre que el argumento de la trama es el que es: envejecer y morir. Descubrir, en útlima instancia, un cromo gastado en el bolsillo de la chaqueta. Cubells. Puchades. Valdez. Kempes. Penev. Paco Alcacer quizás. Cada cuál el suyo. Cada cual con su Penev personal e intransferible.
Pd: La obra sólo tiene un pequeño e intrascendente desliz. Viola nunca le marcó 4 goles al Celta. La hazaña le corresponde a Toni. Fue el último partido de copa que mi padre vio en Mestalla. Noviembre de 1989. Pero eso, en todo caso, ya es otra obra. Otro texto. Otro post. La temporada de los anómalos hat-tricks. Fenoll. Toni. Cuixart. Porto en Uefa. Celta en copa. Logroñés en liga.
Rafa Lahuerta Yúfera
Socio del Valencia CF
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Justamente, la vi el sábado y pensaba proponerle a Xavo Giménez, el autor y actor principal, que escribiera algo para UVEM, pero Rafa se ha adelantado. ¡Bravo, espectadooooorrr!!
ResponEliminaFran
Hola Rafa. Gracias por tus palabras. No creas que me has pillado con lo de Toni. Es el personaje el que dice "Creo que fue Viola el que metió cuatro goles contra el Celta,..." Es una duda del personaje que ha hecho saltar a los valencianistas con buena memoria como tú. La primera versión del texto hablaba de Toni, pero mi compañero actor se equivocó en un ensayo y lo de Viola nos daba la opción de cantar aquel grito de "Uh, ah, Violá!" Un recurso para acercar a los personajes que parecen tan alejados. Lo dicho. Gracias por venir y por compartir tus sensaciones. Un abrazo.
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