dimarts, 3 de novembre del 2009

El retorn d’Albelda

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Article publicat al diari "Levante-El Mercantil Valenciano" el diumenge 1 de novembre de 2009.

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És un bon símptoma que la grada de Mestalla s´haja dedicat, en els últims temps, a carregar contra Albelda. En el món del futbol el linxament ha precedit, en moltes ocasions, la proclamació del mite. En aquest sentit, la irritable i malcriada afició del València tan sols és superada per la gent del Barça o del Madrid. Al Camp Nou era ben habitual dirigir els atacs de pànic contra Guardiola quan distribuïa el baló en el Dream Team, i anar al Bernabeu és assistir a un curs intensiu sobre totes les formes possibles —i creatives— d´insultar als propis jugadors. Per tant, en les ridícules i inexplicables xiulades contra Albelda hem estat, una vegada més, a l´alçada dels grans equips.

Pel que es veu, molts socis del València no han perdonat que Albelda decidira dur als tribunals a Juan Bautista Soler, sense cap mena de dubte, el pitjor president de la història del club, tant pel que fa a la gestió econòmica —unes xifres per a desaparéixer com a entitat—, fitxatges i planificació esportiva, com també en l´obediència i servilisme demostrats al poder polític. Si la inutilitat —la incapacitat manifesta i pretensiosa— fóra delicte, Albelda hauria guanyat el juí contra Soler, per fortuna per als valencianistes. Però molts, curiosament, optaren per convertir el jugador en responsable del sainet que el València ha viscut durant els dos últims anys, la qual cosa no fa més que confirmar un dels millors pensaments despentinats de Jerzy Lec: els estúpids, per desgràcia, són sempre majoria.

Vulguem o no, la imatge dels millors anys de la història del València anirà associada a Albelda. Imprescindible per a engrandir un curriculum de títols tan escarransit, gràcies a aquest mitjà defensiu —destructor, en diuen cursis i puristes—, Baraja es convertí al llarg de moltes temporades en un jugador de visió germànica, Aimar féu embadalir el públic i, fins i tot, un pandillero com Carboni pujava per la banda amb instint depredador. Quan Albelda funcionava —ací i a Europa—, ho feia tot el València, tal i com s´ha demostrat en els últims partits contra el Barça i l´Almeria. Unes actuacions que li han valgut —magnànims davant les evidències— l´irònic indult dels seguidors.

A banda de la qüestió esportiva, sempre li estaré agraït a Albelda per haver provocat les enrabiades d´exquisits com Santiago Segurola o del madridista llandós i prototípic de Javier Marías. L´antipatia que ha despertat el València de l´última dècada —un futbol blindat i dentat intolerable per als rivals— són, en gran part, mèrit d´un equip capitanejat per l´esperit d´Albelda. Amb el seu retorn de jugador decisiu, si es prolonga, de segur que molts periodistes primmirats i insofribles tornaran a la càrrega. Si desenfunden contra Albelda, millor que la treva des de casa siga definitiva. I si no, tot un reconeixement, David, unificar tan variades i insignes manies.


Alfred Mondria
Soci del València CF
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19 comentaris:

  1. Hauré de liderar la primera polèmica i corrent d'opinió sobre un post?

    Perqué, Josep? et diré des d'ara pep.

    tempo è dolore

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  2. !Oh, Capitán!, !mi capitán!, nuestro espantoso viaje a terminado,
    la nave ha salvado todos los escollos,
    hemos ganado el premio que anhelábamos,
    el puerto está cerca, oigo las campanas, el pueblo entero regocijado,
    mientras sus ojos siguen firmes la quilla, la audaz y soberbia nave.

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  3. El dotze de gener de 2008 vaig escriure una xicoteca reflexió al voltant de la decissió de l´ínclit Ronald Koeman, esbirro aleshores de Juan Soler, de marginar de la plantilla a tres futbolistes de gran pes al Mestalla. En eixe moment donava per fet que la vida dels tres al València, i concretament la de David Albelda, s´havia acabat. Per fortuna vaig equivocar-me. Potser això ajuda encara mès a fer-se idea de la ignomínia de aquells dies, els mès vergonyosos que jo he pogut passar com a valencianista. Compartís tot el que diu el post.

    David P.Montesinos

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  4. Ahí va la primera parte


    EL FUTBOL
    Y
    LA VIDA

    Immanuel Kant tramó su influyente obra en torno a tres preguntas esenciales, preguntas filosóficas en la mayor extensión de la palabra: "¿qué me es dado conocer?", "¿qué debo hacer?" y "¿qué puedo esperar?". La primera establece los límites del ejercicio de la razón, trazar las líneas que acotan el mapa de acción de los conceptos. La segunda nos conduce directamente a la esfera ética, y con eso adelanta el sentido de la tercera -falazmente definida como "pregunta religiosa"- que podría equivaler a "si hago lo que debo, ¿qué puedo esperar?".


    Seamos honestos: todos nos hacemos a menudo esa tercera pregunta... decimos que nuestra única intención es cumplir con nuestro deber -si es que tenemos la suerte o el coraje moral para definir antes en qué consiste-, pero no dejamos de mirar, siquiera de soslayo, hacia ese horizonte de la recompensa en el que creemos merecer encontrarnos. Hay quien pasa su vida pensando que el tipo barbudo de allá arriba observa y juzga detenidamente todos sus actos e incluso sus pensamientos, una forma antiquísima -casi mesopotámica- de orwellismo. Los hay que, menos crédulos -y menos propensos a la servidumbre-, prefieren esperar que los demás los quieran, ganarse de vez en cuando algún aplauso, ser mirados con algo más que la indeferencia del matinal compañero de ascensor que ni siquiera se acuerda de cómo nos llamamos. El problema es que con frecuencia, sentimos que es el mundo entero el que nos mira como el tonto a las tres del ascensor, es más, incluso nuestras personas más cercanas se dirigen a nosotros como quien abre la nevera... no se hacen idea de que hemos entrado en casa después de cortar el cuello del dragón y que, como el Capitán Trueno, caminamos sudorosos y tambaleantes hacia el sofá tras abandonar el campo de batalla donde hemos dejado muerto a Cassius Clay, al jefe de la Mafia Rusa o al Unicornio de Marte.


    Esa lacerante injusticia del desagradecimiento respecto a quienes cumplen con su deber me la ha recordado en las últimas semanas el asunto de Albelda. No veo gran diferencia -no en mí al menos- entre el efecto ejemplar de los héroes de los cuentos y los del fútbol. A los cinco años
    yo ya sabía que tenía que luchar contra los malos y defender a los débiles, y a los trece era capaz de pegarme con quien se me pusiera por delante para defender un corner. Ni en una aula ni en una capilla fui capaz de encontrar razones tan contundentes en favor de la lealtad, el compañerismo y la valentía como en un campo de futbol, uno de esos terrenos del cauce seco del río de donde siempre te echaba aquel idiota con gorra de plato al que deberíamos haber enviado a la mierda.

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  5. Sigo con Albelda:

    En ocasiones el héroe no es anónimo, yo he visto el graderío de Mestalla aclamando a Albelda con ese entusiasmo hemorrágico que ya solo es creíble si se encuentra en los estadios. Raramente era por una acción inspirada o por un gol, más bien a Albelda se le vitoreaba al final de un partido, cuando la gente se daba cuenta de que era él quien había masticado palmo a palmo y minuto a minuto al rival. Él era el tipo malcarado que se enfrentaba con aspereza al oponente que intentaba dañar los débiles tobillos de un compañero lesionado, quien exigía al árbitro respeto o quien se insolentaba en las ruedas de prensa ante los medios de Madrid, que le odiaban desde que les amargó el debut de Zidane. No le demos más vueltas, Albelda era el prototipo de héroe de la tribu, el llaurador que salía a la acequia a matar a la serpiente... y deberíamos preguntarnos por qué el Valencia solo tiene éxito cuando se alimenta de estos tipos -como Claramunt, como Puchades- de cráneo duro y medalla escondida de la Mare de Deu en el bolsillo.

    ¿Qué putrefacto resquemor cainita defenestra a los héroes? A mí me gustaría que fuera un africano con pinta de patera y hambre atrasada como Sunny quien acabara con Albelda... pero no, ha sido un pobre desgraciado y patético, un tipo que solo acumula dinero y que jamás tuvo agallas para chocar con alguien por coger un balón, un pobre miserable al que ni siquiera le gusta el fútbol. Como en todo régimen cesarista de terror que se precie, el tirano alimenta su cobardía encargando a algún centurión desalmado que corte las cabezas de esos generales demasiado queridos por la tropa y el pueblo que pueden hacerle sombra. ¿Quienes se creen estos que son para mirarme a mí por encima del hombro?, diría Soler de Albelda, Cañizares y Angulo a su mujer en el lecho del aburrimiento .



    No sé si recuerdan el film de Sam Peckinpah La cruz de hierro. Steiner, un sargento del ejercito nazi, pasa sus días con su batallón en una tronera desde la que el mundo tiembla a cada momento ante la continua descarga de bombas enemigas. Hay un oficial, Stransky, que, oculto en el bunker, mueve con enfermiza insistencia los hilos para conseguir la medalla considerada como máximo distintivo honorífico del ejército alemán. Un día, con Alemania a punto de caer, Steiner saca del bunker a rastras a Stransky: "Le voy a enseñar donde crecen las cruces de hierro". Sueño con una escena así en el viejo Mestalla. Albelda y Cañizares sacando a rastras escaleras abajo al chiquilicuatre del bigotito ridículo, la voz de flauta y la sonrisa mofletuda y gorrinera: el olor a linimento, los codazos en los morros, las patadas, el ensordecedor griterío, las broncas, los nervios... todo eso que Soler quiere saltarse para conseguir la cruz de hierro.



    Nos hemos acostumbrado en los últimos días a ver a Albelda, Cañizares y Angulo corriendo por la ciudad deportiva del Valencia en solitario hacia ninguna parte acompañados del preparador físico. Así son abandonados en una cuneta quienes nos sirvieron bien. Nadie como Albelda se ha dejado tanto por defender a un equipo... y es de él de quien más sañudamente se vengan los débiles y resentidos que siempre esperan, agazapados en el puente, a que pase el heroe encadenado para insultarle y jalear a los verdugos, aunque también ellos antes se ocultaban entre la masa que los jaleaba.


    ¿Qué puedo esperar si actúo como debo? Temo que nada. Yo sé algo de salir en silencio y por la puerta de atrás. Sé, como muchos de ustedes, lo que supone haberse dejado la piel en defender durante años algo que ha saltado en pedazos al golpe de cola de la primera rata maloliente. Desde la cuneta, uno mira como un perro al coche que se marcha y le deja tirado. Sí, ya sé, estos futbolistas son ricos y todo eso. Pero yo me voy con Albelda.


    David P.Montesinos

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  6. Y que manía con que Albelda denunció a Soler...Cómo es posible que se repita eso una y otra vez como un tanto a favor cuando es rigurosa y evidentementemente falso?

    Pues nada, elevemos a los altares a un tipo ruin que quiso chantajear a su club por una rabieta de millonario engreido y chulo, a ese que tanto dice querer al Valencia pero al que no le importa más que su Ferrari.

    Un tipo que hizo tal cosa debería haber sido tirado a patadas del club, así, sin más, sin paliativos y sin contemplaciones. En vez de eso, algunos estáis empeñados en elevarlo a los altares del valencianismo como un pobre y buen mártir. Así nos va. Por eso estamos como estamos.

    El amor propio, ese gran olvidado.

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  7. ¡¡NI FIGO, NI ZIDANE...

    ALBELDA ÉS EL MÉS GRAN!!.

    Si a Albelda hi ha que tirar-lo a patades del club ¿Amb Soler, Wolstein i la resta de la tropa que farem?.

    Josep Bosch.

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  8. No m'agradaría utilitzar el blog per a polemitzar ni discutir, perque crec que no es la vía mes idónea, ja que crec que no es l'esperit ni la filosofía del blog.

    Però Albelda denuncià al VCF i si hagueren prosperat les seues pretensions, molt probablement ja no exisitiriem com a club. Dit això, mentres cumplisca ón té cumplir, benvingut Albelda, i jo no oblide ni el seu pasat ni lo molt que ha donat a este club.

    I som com som, però si lo que ha pasat en el VCF pasa en altre lloc alguns de los que s'han anomenat per ahí, no podríen eixir al carrer. Però som molt complacients i meninfots a mes no poder.

    Salutacions
    Jose Miguel Lavarías

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  9. Considero proverbialmente negativo que se polarice al valencianismo en torno a cuestiones maniqueas y más si se trata de un jugador. Pienso que no ofrece una imagen positiva de nosotros.
    Por otro lado, la historia de Albelda en el VCF la contemplo como la de la vida misma de cada cual, con errores de bulto y días espléndidos de vez en cuando.
    Obviamente, Soler y Wollstein han infligido al club más daño del que Albelda pudiera causarle jugando cien temporadas más con nuestra camiseta.
    Más allá de ello, a Albelda se le ha de juzgar con la perspectiva del tiempo y, en ese sentido, el balance es positivo a su favor, con temporadas a un nivel notable y otras más flojas intercaladas.
    A pesar de este reconocimiento, también opino que es un futbolista al que se le ha sobrevalorado en lo deportivo y al que se le ha recubierto de un halo de simbolismo que no estaba a la altura de representar.
    Algo muy valenciano en esencia, una estructura contingente a expensas del derrumbamiento ritual.
    Las decisiones de un Koeman, que pudo equivocarse más en las formas que en el fondo, creo que le bajaron a la tierra de una manera demasiado dramática pero que le ha hecho madurar y volver a una posición de humildad que nunca debió abandonar y que le está volviendo a ofrecer buenos resultados.
    Los fallos de Albelda se aprecian especialmente durante la resaca del post-benitezismo. Personalmente, no me gusta que un futbolista de mi equipo me recuerde cada dos por tres que se queda en él como si estuviera haciendo un favor a la hinchada (todos sabemos lo que compensa "jugar en casa" a la hora de contratos y demás aspectos vinculados a la seguridad que tanto valora un futbolista a la hora de tomar decisiones clave en su carrera) o que diga ante la prensa que no hace falta fichar más centrocampistas (ante aquella posible contratación del ex getafense Gabi), arrogándose atribuciones que no le corresponden.
    Achaco estos ejemplos de las tendencias adoptadas por Albelda durante esa época al papel idólatra del entorno y a una escasa preparación del de La Pobla Llarga para asumir un rol de líder sesudo, maduro y alejado de egoísmos.
    A su favor juega que se le ha visto pedir perdón públicamente sobre actuaciones suyas que pudieran haber ofendido al personal.
    Las discrepancias de ciertos sectores de Mestalla se pueden haber cerrado en falso, ya que los que posean cierta memoria cortoplacista recordarán que a principios de la temporada pasada ya hubo un encuentro en el que el canterano salió del campo ovacionado y a posteriori Canal 9 montó todo el ritual propagandista ad hoc para glorificar esa reconciliación de Albelda con todo Mestalla.
    Si el VCF y Albelda vuelven a fallar estrepitosamente, las críticas, ya se ha visto, arrecieran en primer lugar contra el centrocampista.
    Por mi parte, pienso que conviene apoyar a Albelda como jugador de nuestro equipo que es y ello redundará positivamente en favor del club.
    Tiempo habrá para analizar las luces y sombras de la trayectoria del jugador a posteriori.

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  10. Todo mentiras y manipulaciones interesadas, Albelda denunció al Valencia, y si hubiera ganado le hubiera costado al club, no a Soler, al club, 60 millones de euros.
    Lo único cierto es que es vergonzoso que ese individuo siga vistiendo la camiseta del Valencia y cobrando del Valencia.
    En cualquier otro club no hubiera vuelto a salir al campo.

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  11. Veo difícil poner de acuerdo a diferentes posturas tan lejanas y la vez tan cercanas, yo soy pro Albelda jugador del VCF, no Albelda persona, y de eso nadie hará que me retracte.
    De todas las fantásticas opiniones vertidas en este blog, deberíamos observar con atención la opinión de "Oxímoron", me parece que realiza una buena exposición y pone el dedo en la llaga. Al final de toda la corrida, Albelda es muy posible que se retire en el VCF (eso espero) con muchos títulos a su espalda (y alguno más), uno de los jugadores en la historia que más tiene, habiendo participado en todos menos en uno, y eso es lo quedará en nuestra historia "muchos títulos y una denuncia".

    Cuando los jugadores hablan más fuera del campo que dentro, en buena parte es debido a que alguien no sabe controlar el club, y aqui tienen mucha culpa de ello en su momento el entrenador que lo hacia jugar estuviera bien o mal fisicamente, el presidente que lo idolatró, el representante que no supo guiarlo por el buen camino, y el jugador endiosado que no quiso dejarse guiar.

    Amunt València. Con y sin Albelda.

    PEPELU.

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  12. Sigo sin saber cuáles son las razones de la inquina contra Albelda. Jamás se explicó el porqué de su apartamiento, caso que extiendo a Cañizares y Angulo. Si las razones no se han confesado, será porque son inconfesables, por ejemplo que un mandarín multimillonario no soportaba que alguien tuviera las agallas para no postrarse ante su caprichosa y nefasta gestión. No veo ningún cambio en él, salvo porque últimamente es más discreto y evita meterse en líos. Por lo demás, era antes un tipo que se dejaba la piel, y ahora, vaya, exactamente lo mismo. No es Albelda quien ha cambiado, fueron sus jefes y el sector de público que se dedica a silbar a uno de los pocos futbolistas que siempre lo ha dado todo en el equipo. Con Albelda -y otros grandes profesionales como él- el Valencia alcanzó los mejores éxitos de su historia. Estoy de acuerdo con que la afición del Valencia no tendría porque vivir esta especie de guerra civil ideológico, pero también creo en la libertad de expresión, y yo no tengo porque aguantar que dos maleducados niñatos sin memoria me increpen cuando me levanto a aplaudir a un jugador del Valencia que acaba de hacer un gran partido.

    En cuanto a la famosa denuncia. Seamos un poco coherente. Si por defender mi condición profesional y mi honor hubiera de denunciar a mi empresa, lo haría. ¿Ustedes no? Albelda sabía perfectamente que jamás un tribunal le daría aquellos sesenta millones, pero le pusieron entre la espada y la pared sin más opciones. Pedía una salida y no se la dieron. Soler solo aceptaba que pagaran su claúsula de rescisión porque su intención era que quedara defenestrado como futbolista. ¡Cuánto odio debe haber en alguien para llegar a intentar hacer tanto año! Así nos va, jamás se llevó el peor presidente de la historia una bronca como la que se llevó Ortí en las dos presentaciones de agosto en que acabábamos de ser campeones. Y ahora resulta que hay que abroncar a Albelda todos los domingos. Lo de Koeman no fue cuestión de formas. Actuó como un esbirro, fue un desastre como técnico y en la plantilla no le tragaba nadie, bueno, menos Caneira. Ganó la Copa simplemente porque los jugadores pasaron de hacerle caso. Pero, tranquilos, los malos de verdad tienen que ser Quique y Emery, a estos sí se les culpaba.

    ¿Futbolista sobrevalorado? Miren el currículum del futbolista. A veces me pregunto si el problema no es ser de la tierra. Por cierto, el Ferrari se lo pagamos a él y a los demás todos los que nos dejamos los cuartos haciendo ricos a todas estas estrellas, sin olvidarnos de representantes y demás pillos que se forran con este negocio. Al menos, éste lucha como un león en cada partido. No todos pueden decir lo mismo.

    Montes

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  13. Que malo debe ser odiar tanto por tan poco olvidando encima un puñado de momentos maravillosos. Pobres antialbeldistas. Siempre perdiéndose lo mejor...con lo fácil que es coger una balanza y dejar que los buenos recuerdos prevalezcan. En fin...

    Una cita de Roberto Arlt lo explica casi todo:
    "Me he dado cuenta de que el alma de los hombres está constituida de tal manera que más pronto olvidan el bien que se les ha hecho que el mal que nunca se les causó"

    BT

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  14. Debe ser una ironía del destino que ha puesto a cada uno en su sitio,a Albelda jugando en su Valencia de siempre, en su tierra y con el apoyo de muchos. Sus depredadores no pasaran a los anales históricos del club por su labor, más bien al contrario se fueron por la puerta de atrás reclamando su botín.
    Buen homenaje a este gran jugador y su magnígica trayectoria.

    Alfredo Cardona

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  15. Es muy curioso. Hasta en este foro, que se supone racional, hay posturas enfrentadas. En lo que creo que coincidís en que Albelda, sorprendentemente, es el autor del gol más bello que he visto en Mestalla en los últimos 30 años. El que ha colgado Alfred. Gracias por regalárnoslo.

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  16. Le pese a quien le pese, los mejores años del Valencia irán unidos a la imagen de Albelda, uno de los jugadores que más ha demostrado sentir los colores. Mas le valdría al fútbol que aparecieran más Albeldas y menos medias tintas o mediocres. Salud.

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  17. Al Albelda ja el coneixia, l´autor de l´entrada ha estat un descobriment agradable.

    VM

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