Nos conocimos un 7 de abril de 1968, la cita fue a las 16,30h. Como casi todos los niños que te visitan por primera vez, fui de la mano de mi padre. Las cosas no salieron bien y el Espanyol (en aquella época Español) nos ganó 2-3. Los dos primeros goles que vi marcar en tus porterías los hizo Guillot y ese día debutó Blayet. Pero lo que de verdad me impactó cuando me asomé por el vomitorio fue la dimensión y el color verde del terreno de juego y esa grada tan especial que tenías frente a tribuna y que estaba abarrotada.
Volvimos a quedar dos años más tarde, el 12 de abril de 1970. Esta vez todo fue mejor y le ganamos al Athletic por 1-0 con gol de Nebot. Ese día me di cuenta que te habían cambiado de nombre, te llamabas Luis Casanova aunque en casa mi padre siempre te llamó Mestalla. Afortunadamente en 1994 volviste a tu nombre original. Desde septiembre del 70 nuestras citas fueron más habituales hasta convertirte en mi segunda casa. Poco a poco fui descubriéndote rincón a rincón y conociendo tu historia. Tuviste un hermano mayor que se llamó Algirós, que sólo tuvo cuatro años de vida y no se sabe cuándo tendrás otro cuyo parto está siendo largo y complicado, y estoy seguro que no tendrá ni tu historia ni tu encanto.
Hasta que se inventó ese torneo que se llama Conference League eras el único campo español (y quizá de Europa) donde se habían disputado todas las competiciones europeas de clubs. Desde la antigua Copa de Europa a la Champions, de la Copa de Ferias a la Europa League pasando por la Copa de la UEFA, desde la Recopa a la Supercopa de Europa y la Intertoto. Por desgracia, en estos momentos, eso de jugar competición europea nos suena a "chino". Ojalá en lo que te quede de vida las volvamos a disfrutar y seas siempre un campo de Primera.
Hemos reído y llorado juntos, hemos disfrutado y nos hemos cabreado, has rugido como nadie, con esa acústica tan especial que tienes que te hacen único, aunque últimamente estás un poco dormido. Será la edad. Has sido fallero cuando recibías al equipo con tracas y música. También olímpico y mundialista, campo de atletismo y velódromo de ciclismo, recinto de conciertos y mítines políticos. Has sufrido una guerra civil, una riada y una pandemia. Tienes dos libros gracias a Paco Lloret que cuentan tu historia y hasta un pasodoble.
He vivido contigo momentos muy especiales, como los minutos de silencio dedicados a mi padre y hermano. Hemos celebrado títulos (el primero la liga del 71), goles míticos como el de Forment o Tendillo, remontadas increíbles, el inolvidable partido de leyendas del Centenario donde tuve el honor de participar en los actos y poder pisar tu césped o disparar delante de tu fachada la traca como recuerdo del gol de Forment el año del Centenario de nuestro equipo. También hemos sufrido golpes duros como el descenso, alguna eliminación en el último segundo o la repentina muerte de Peris.
Poco a poco fuiste modernizándote. De las sillas de enea pasaste a las butacas de plástico, del marcador manual al electrónico. Desaparecieron las oficinas y la sala de trofeos (y muchas cosas que había en ellas). Fuiste creciendo y cambiando tu aspecto.
Por tu césped han jugado las grandes estrellas del fútbol mundial, como Di Stéfano, Pelé, Beckenbauer o Cruyff y nuestros mitos Puchades, Wilkes, Claramunt o Kempes, junto a todos los jugadores que han defendido nuestra camiseta.
Vas a cumplir 100 años y "pronto" te derribarán. Contigo se irán miles de historias y recuerdos de los valencianistas. Valencia ya no será la misma, le faltará uno de sus iconos. Será triste pasar por la Avenida de Suecia o Aragón y no verte. Siempre permanecerás en el corazón de todos los valencianistas.
Te echaré de menos, mi querido y viejo Mestalla.
Ah! Y feliz Centenario.
Javier Iranzo Miguélez
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