dijous, 10 de desembre del 2020

ESTO NO ES UNA CANCION DE AMOR (2ª PARTE)


Antes de entrar a analizar las cuentas que nos presenta el Valencia CF este año nos remontaremos unos años atrás para entrar un poco en contexto de lo que luego expondremos.

En mayo del 2015 la FIFA prohibió en su Circular 1464 las TPO (Third Party Ownership) o lo que es lo mismo, prohibió los fondos de inversión.

Los fondos compraban parte de los derechos económicos de jóvenes jugadores, donde veían un futuro potencial, a cambio de un porcentaje en un futuro traspaso. Los derechos federativos eran para los clubs y los derechos económicos (valor económico del jugador en un futuro traspaso) para los inversores.

Algunos de los clubs substituían de esa manera la búsqueda de financiación en los bancos a cambio de perder poder de decisión en el futuro del jugador de turno. Al final el que siempre salía beneficiado de esta relación era el fondo de inversión porque de una manera u otra sacaban una buena tajada. El prestamista nunca pierde.

El Valencia no fue ajeno a esta manera de operar y uno de los primeros ejemplos lo tuvimos en el fichaje de Pabón por parte de Amadeo Salvo y el fondo de inversión Doyen. Compartimos el 50% del fichaje (7,6 millones) a cambio de pagar entorno al 10% de interés anual en el caso de no abonar el 50% restante. El mismo Salvo dijo al respecto: “Pabón es un jugador que está en el límite de lo que suelen invertir los fondos de inversión porque tiene 25 años, pero es un delantero con futuro y si han decidido invertir es porque así lo creen también ellos.” El resto de la historia y cómo nos salió su contratación ya la sabéis.

Al final el “core business” de cualquier fondo de inversión es mover al jugador a cuantos más equipos mejor porque en la venta del mismo estaba el negocio. El equipo pintaba poco o nada en todo esto y solo existía el amor al color del dinero. Un buen ejemplo que tuvimos aquí posteriormente fue el de Cancelo, que con tan solo 25 años, Mendes ya lo había paseado desde el Benfica al: Valencia, Inter de Milán (cesión), Juve y City. No está nada mal.

Uno de los fondos de inversión que salió en esa época fue Quality Sports Investments LP (QSI), sociedad con sede social en la Isla de Jersey y domicilio en Irlanda. La actividad de la empresa estaba relacionada con capital extranjero procedente de grandes fortunas procedentes de Estados Unidos, Asia, Reino Unido y Holanda. Su libro de estilo ofrecía a sus clientes una rentabilidad del 10% anual, a partir de una inversión inicial de un millón de euros. Y, ¿a quién nos encontramos participando en este fondo de compra/venta de jugadores? Pues sí, a nuestro máximo accionista, Peter Lim junto a Mendes y Peter Kenyon que eran los principales impulsores del fondo. (Noticia publicada en agosto del 2011 en el periódico El País).

Este fondo, según escribía David Bond, periodista de la BBC, operaría principalmente en clubs de Portugal, España y Turquía pero no lo haría en Inglaterra al ser considerado una actividad ilegal ya en el 2007 (Las propiedades de terceros van en contra de las normas de la Premier League, ya que ésta cree que los préstamos de las propiedades de terceros influyen sobre los asuntos de los equipos, puesto que pueden decidir cuándo se venden a los jugadores). El West Ham recibió una fuerte multa por este hecho por las ventas de Carlos Tévez y Mascherano al Liverpool.

Pero volvamos al principio, a la prohibición por parte de la FIFA de los dichosos fondos, para seguir con tan lucrativo negocio tuvieron que sortear la nueva norma -hecha la ley, hecha la trampa- y lo hicieron de la siguiente manera: “mediante la constitución o adquisición de Clubes que actuarían como “pantalla”, con el único objeto de ser titulares de derechos económicos sobre determinados futbolistas, completamente vinculados a intermediarios financieros que antes actuaban libremente; y mediante construcciones de ingeniería financiera aprovechando la confusa redacción de la normativa FIFA, como derechos de garantía (prendas) sobre los futuros derechos de crédito generados por los derechos económicos de determinados jugadores.”

Y ahí, precisamente en la adquisición de clubs que actuaran como “pantalla” es donde entra nuestro ínclito Peter Lim. Lo intentó con el Atlético de Madrid, luego con el Liverpool y finalmente encontró acomodo donde le pusieron una alfombra roja unos patronos (17 de 19) con escasa o nula preparación en este tipo de concursos. El proceso de venta fue un fraude, tanto por parte de Bankia y sus fondos (Cerberus, rusos…) como por parte de Amadeo Salvo y los suyos (Peter Lim y Wanda). Nos encontramos con un concurso donde los actores principales, acreedor y deudor, formaron parte activa del mismo quedando diezmada la posible libe concurrencia al parecer, y de facto ser, un concurso ya adjudicado de antemano.

Y así llegó nuestro “mesías” que en realidad más que un benefactor era y es “el rey de las comisiones” (apodo que se ganó en su país de origen), a liberarnos de unas acciones que a quien realmente salvaba era a Bankia junto a una Fundación que no podía hacer frente. El banco tuvo provisionado los 89 millones.

Para darle carta de validez a todo este engaño se propagó una de las grandes mentiras en nuestros 101 años de historia: “Nos salvaron de la quiebra o de la desaparición” una falsedad que repasando las cuentas del club y sus balances en ese momento no se fundamentaba en ningún dato sólido, recordemos que hoy el club tiene casi 500 millones de deuda y que cuando lo compró Meriton tenía sobre los 350 millones, pero interesó vestir al muerto y sacarlo a pasear para que todo el mundo entrara en la idea de que fue buena y necesaria la venta a Peter Lim como única solución para salvar el club. Idea que hasta el día de hoy sigue circulando entre muchos aficionados y algunos periodistas que hicieron campaña a favor de Meriton. Todo este destarifo se hubiera solucionado con una refinanciación de la deuda histórica del club pero ni a Bankia primero ni a un Amadeo Salvo después -que ya ejercía de comercial de Peter Lim- les interesó esa fórmula. El club volvía a perder.

Y así es como empezó la andadura de Peter Lim y Mendes en nuestra entidad, con unos jugadores, Andre Gomes y Rodrigo, propiedad de Meriton que sirvieron como punta de lanza a lo que estaba por llegar…

Empezamos el análisis de las cuentas:


1.- Resultados:

Desde la entrada de Peter Lim en el Valencia CF el club ha perdido 103 millones de euros.


Solamente en la temporada 18/19 el club obtuvo beneficios gracias al trueque de Neto por Jasper Cillessen que sirvió para que el club no diera perdidas por encima de los 20M.

El presupuesto que nos presentan para la temporada 20/21 prevé perdidas de 26.431€ (Nota 17.3)


2.- El fondo de maniobra negativo se ha duplicado desde la llegada de Peter Lim llegando a los más de 163M actuales.


3.- Patrimonio Neto:

Las obligaciones se han incrementado en un 26% y el capital social ha disminuido pese a que hubo una ampliación de capital de 100 millones el 11 de diciembre del 2015.


4.- Beneficios por venta de jugadores:

Durante este tiempo el Valencia CF no ha dejado de vender a sus jugadores franquicia pese a que en el proceso de venta se afirmó todo lo contrario por parte de Aurelio Martínez y Amadeo Salvo: Otamendi, Rodrigo, Ferran Torres, Alcácer, André Gomes, Mustafi, Cancelo, Neto… obteniendo un beneficio de más de 220 millones.


5.- Importe de los traspasos:

El Valencia CF ha movido grandes sumas de dinero en la compra y venta de jugadores durante el periodo de Peter Lim.


* Durante esta temporada, la 20/21, las ventas han sido:

            - 1 de julio hasta el 30 de septiembre: 59.356 (Ferran, Rodrigo Coquelin…)

            - 1 de octubre hasta el 2 de noviembre: 12.000 (Kondogbia)

Las ventas realizadas desde el 1 de julio al 30 de septiembre aparecen como “Hechos posteriores al cierre” en las cuentas anuales.

Kondogbia fue traspasado el 2 de noviembre, el importe del traspaso es una estimación atendiendo a las noticias de la prensa.

Conforme a las cuentas anuales (Memoria: nota 6.1) los importes por traspasos podrían incrementar en 14.456€ (fichajes) y en 16.571€ (ventas) dependiendo de cláusulas condicionales.

La suma total de los traspasos (fichajes y ventas) hasta el 2 de noviembre asciende a: 966 millones de €.


6.- Comisiones:

Por primera vez las cuentas del club reflejan las comisiones pagadas por el Valencia. Pagamos por encima del 9% cuando compramos y sobre un 3% cuando vendemos.

-          Compra de jugadores:


-          Venta de jugadores:


7.- ATE

No ejecutar la ATE ha supuesto pérdidas para el VCF por deterioro de un importe de 43.314€ (Nota 5).


8.- Devaluación de las acciones

Cuando Peter Lim compró el 70% del Valencia CF en 2014 pagó 60,75€ por acción y sin embargo cuando compró recientemente un paquete de acciones apenas pagó 7,31€ por acción.

Según los libros de cuentas el valor nominal ha pasado de los 24€ en 2014 a los 6€ actuales (Nota 8.8)


9.- Salarios de ejectutivos y consejeros.

Pese a las continuas pérdidas que da el club año tras año, los salarios de los ejecutivos no han parado de incrementarse llegado hasta los 2,5M actuales.


10.- (Presunta) Ayuda financiera de Peter Lim.

Desde el 2014 se ha dicho hasta la saciedad que Peter Lim ha ayudado financieramente al Valencia, incluso los más osados afirman que salvó al club de la quiebra. Sin embargo, si analizamos bien los números la realidad es muy distinta.

Peter Lim concedió dos líneas de crédito (vía Meriton Holdings Ltd.)

a)    100 millones en 2014.

b)    80 millones en 2015

De estas dos pólizas el Valencia CF ha utilizado 100 millones en total (62M de la primera póliza y 38M de la segunda).

El dinero prestado por Meriton Holdings Ltd. fue posteriormente capitalizado (diciembre 2015) incrementando el porcentaje en el capital social hasta el 82,33%.

Sin embargo, gran cantidad de ese dinero fue utilizado para la compra de jugadores, especialmente en Rodrigo, Gomes y Cancelo en el verano del 2015.

Si nos detenemos en las operaciones de Rodrigo y Gomes la compra quedó de la siguiente manera:

-          Durante la temporada 2013/2014, Meriton Capital (otra empresa propiedad de Peter Lim) compró los derechos económicos de Rodrigo y Andre Gomes al Benfica por la cantidad de 30M + 10M en variables para el primero y de 15M por el 75% del segundo.

Esta operación fue declarada por el Benfica en la Bolsa de Valores de Portugal. El club lisboeta afirmó que por la transferencia de Rodrigo ingresaron 12,654M que fueron directamente al club mientras que por Gomes solo ingresaron 9,513M. Lo que hace que se pagaran 22,84M en comisiones y otros derechos…

-          Posteriormente, en el verano del 2015, el Valencia CF, compró a estos dos jugadores pagando 30M y 15M respectivamente al Benfica. Ese dinero fue automáticamente transferido por el Benfica a Meriton Capital como titular de los derechos económicos de los jugadores.

MERITON HOLDINGS presto al VCF el dinero para pagar al Benfica y el Benfica transfirió el mismo dinero a MERITON CAPITAL, posteriormente, MERITON HOLDINGS capitalizó ese dinero en acciones.

2014:  MERITON CAPITAL compra los derechos económicos de Rodrigo y Gomes por 45M (el Benfica ingresó solo 22,85M).

2015:   MERITON HOLDINGS presta 100M al Valencia CF.

El Valencia CF paga 45M al Benfica por Rodrigo y Gomes.

Benfica transfiere 45M a MERITON CAPITAL (como TPO o fondo de inversion).

MERITON HOLDINGS capitaliza los 100M prestados. 

Durante estos años, además de Andre Gomes y Rodrigo, otros jugadores vinieron desde el Benfica como fue Enzo Pérez y Cancelo o Guedes (vía PSG) y Garay (vía Zenit) cuya procedencia anterior también fue el club de Portugal.

 Posteriores disposiciones. Líneas de crédito:

-    Del crédito de 100M el Valencia CF dispuso en las siguientes temporadas otros 38M (62M fueron capitalizados en el 2015 y los 38M restantes fueron utilizados en años posteriores).

-   Esta cantidad de 38M deben devolverse a Peter Lim en septiembre del 2021 cogiéndose de garantía para asegurarse el cobro del mismo el 20% de los derechos de TV y los derechos económicos de 4 jugadores del primer equipo.

-      Del crédito de 80M se capitalizaron 38M por lo que aún quedaban disponibles 42M, cuya fecha de vencimiento era septiembre del 2029, sin embargo esta póliza ha sido cancelada sin usar el resto del dinero que estaba disponible.

-          En su lugar, MERITON HOLDINGS LTD, ha prestado al Valencia CF 16,5M que vencen en septiembre del 2021. Este préstamo tiene como garantía otros 4 jugadores de la primera plantilla. En total Peter Lim tiene actualmente la garantía de 8 jugadores de la primera plantilla.

-          Tanto por la primera póliza (38M) como por esta última (16,5M) el Valencia CF está pagando intereses a Meriton Holdigs LTD.

-          Sin embargo, este pasado verano el Valencia CF no pudo pagar íntegramente los salaries de los jugadores (16,2 millones) teniendo que emitir pagarés y subscribiendo una línea de conforming (vía Gedesco) fijando como garantía el 17,5% de los derechos de TV (nota 15).


11.- Proyección financiera: cambios entre el 2014 y 2020.

En 2014, el Valencia CF de Peter Lim nos expuso su plan económico hasta el 2025 basado en los siguientes hitos (Nota 2.4):

1.    Venta de Mestalla y cambio al nuevo estadio.

2.    Jugar competiciones europeas todas las temporadas.

3.    Incremento de los derechos de TV conforme a la negociación trienal.

4.    Obtener la financiación necesaria para obtener los puntos anteriores.

 

En 2020, la proyección financiera se basa en:

1.    Venta de Mestalla y cambio al nuevo estadio.

2.    Jugar competiciones europeas en años alternos.

3.    Incremento de los derechos de TV conforme a la negociación trienal.

4.    Obtener la financiación necesaria  para alcanzar los puntos anteriores.

5.    Resultado por enajenación de jugadores en base a histórico y a la mejor estimación de la plantilla actual.

6.   Importes de compra y venta de jugadores en función de jugar competiciones europeas.

Podemos observar que desde que entró Peter Lim en 2014 hasta la fecha no se ha preocupado en resolver ninguno de los problemas graves que acuciaban al club ni en crear valor para el resto de accionistas y sin embargo si que ha diseñado un negocio para la compra y venta de jugadores con sus consiguientes comisiones asociadas.

 

12.- Resumen de gestion:



13.- Próxima Junta de Accionistas.

Parra la próxima Junta de Accionistas del 2021 nos encontraremos que para poder asistir a la misma serán necesarias 3.598 acciones. Además en la que se celebrará el próximo viernes será una junta telemática, y no de forma presencial como así lo permitían las autoridades sanitarias, teniendo que enviar las preguntas previamente vía un formulario que han dispuesto en la web del club y no se permitirán las intervenciones. La transparencia y los puentes (sic) que cacarearon algunos cortesanos brillan por su ausencia. Nada extraño viniendo de un país donde se vulneran los derechos humanos.

 

14.- Principales deudas y garantías.

 

15.- Conclusiones

Más allá del peligro de supervivencia que ahora mismo tiene el club, estamos muy cerca de entrar en causa de disolución, hemos querido contaros el porqué de la compra por parte Peter Lim -y su empresa Meriton Holding Ltd- del Valencia CF.

Nos contaron que venían para hacer un club grande y no vender a nuestros mejores jugadores pero la realidad ha sido bien distinta, donde lo único que ha importado es el movimiento de jugadores. 966 millones han movido en 6 años.


Pep (@_Disidente)



divendres, 27 de novembre del 2020

OPERACIONES VINCULADAS, ADMINISTRACIÓN DESLEAL, MERITON, GESTITUFE Y LA SAD VALENCIA CF


Por fin, desde hace unos meses, se denomina a Meriton como corresponde: “Máximo accionista de la SAD Valencia CF”. Y, por fin, se ha dejado atrás la denominación de propietario. Por lo que hemos avanzado en una de las reclamaciones de buenas prácticas, que reclamábamos algunos accionistas minoritarios, desde hace 6 años tras el desembarco de Peter Lim. 

Es muy importante, porque un accionista mayoritario no puede perjudicar al minoritario, por una cuestión ética y legal.

En los últimos días, semanas y meses se está comentando mucho, la vinculación entre Jorge Mendes y Peter Lim. Y sus empresas Gestifute y Meriton. Se está analizando el porqué de la intervención e intermediación de Jorge Mendes en la compra y en la venta de los derechos federativos de jugadores del Valencia que no representa. Muy probablemente acaben en un juzgado y estos serán los que decidan la legalidad o no de las operaciones y de los pagos realizados por el Valencia. Por la consecuente descapitalización de la SAD Valencia CF.

Quiero aportar mi pequeño granito de arena, a esta corriente de unión entre valencianistas, que reclamamos “trellat”, “memoria centenaria” y obviamente legalidad.

Y por ello, me pregunto y busco respuestas a situaciones que podíamos llamar inverosímiles.

¿Puede un máximo accionista realizar operaciones entre sociedades participadas, sin dar ninguna explicación y sin dar ninguna respuesta a los accionistas minoritarios?: la respuesta es rotunda: NO.

¿Y puede un máximo accionista realizar operaciones entre sociedades participadas, sin dar ninguna explicación y sin dar ninguna respuesta a la Agencia Tributaria?: y la respuesta sigue siendo rotunda: por supuesto que NO.

Por ello lanzo dos preguntas y las contesta la normativa de la Agencia Tributaria:

1.- ¿Quiénes tienen la consideración de personas/entidades vinculadas?
  • Una entidad y sus socios o partícipes.
  • Una entidad y sus consejeros o administradores.
  • Una entidad y los cónyuges o personas unidas por relaciones de parentesco, en línea directa o colateral, por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado de los socios o partícipes, consejeros o administradores.
  • Dos entidades que pertenezcan a un grupo.
  • Una entidad y los socios o partícipes de otra entidad, cuando ambas entidades pertenezcan a un grupo.
  • Una entidad y los consejeros o administradores de otra entidad, cuando ambas entidades pertenezcan a un grupo.
  • Una entidad y los cónyuges o personas unidas por relaciones de parentesco, en línea directa o colateral, por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado de los socios o partícipes de otra entidad cuando ambas sociedades pertenezcan a un grupo.
  • Una entidad y otra entidad participada por la primera indirectamente en, al menos, el 25% del capital social o de los fondos propios.
  • Dos entidades en las cuales los mismos socios partícipes o sus cónyuges, o personas unidas por relaciones de parentesco, en línea directa o colateral, por consanguinidad o afinidad hasta el tercer grado, participen, directa o indirectamente, en, al menos el 25% del capital social o de los fondos propios.
  • Una entidad residente en territorio español y sus establecimientos permanentes en el extranjero.
  • Una entidad no residente en territorio español y sus establecimientos permanentes en el mencionado territorio.
  • Dos entidades que formen parte de un grupo que tribute en el régimen de los grupos de sociedades cooperativas.

En los supuestos en los que la vinculación se defina en función de la relación socios o partícipes-entidad, la participación deberá ser igual o superior al 5%, ó al 1% si se trata de valores admitidos a negociación en un mercado regulado. La mención a los administradores incluirá a los de derecho y a los de hecho.

2.- ¿Cómo valorar operaciones entre personas/entidades vinculadas?

Las operaciones efectuadas entre personas o entidades vinculadas se valorarán por su valor normal de mercado. Se entenderá por valor normal de mercado aquel que se habría acordado por personas o entidades independientes en condiciones de libre competencia.

Y adicionalmente.

3.- ¿Qué es la administración desleal?

La denominada administración desleal, es aquella en la que el administrador de una sociedad que tiene plenos poderes sobre un patrimonio, lo gestiona de forma incorrecta y causa perjuicio a los titulares de dicho patrimonio. No exige ánimo de lucro y basta el dolo, para penalizar a quien lo ocasione.

Una vez hecha esta recapitulación, lanzo varias preguntas:

¿Puede Meriton Holdings, nombrar ejecutivos en su sociedad participada y/o trabajar con sociedades vinculadas? Puede hacerlo, pero sin perjudicar al resto de accionistas y sin trasladar costes fuera de mercado, de una sociedad a otra.
Por ello, ¿Puede Meriton nombrar presidente, ejecutivos y controlers económicos? Sí, siempre que sean necesarios, que no sea una función duplicada y que su retribución sea de mercado.

Por ello, si analizamos los nombramientos más representativos:

Presidente. Anil Murthy. ¿Cual debería ser su retribución?, la que fuera acorde a su valor de mercado y al desempeño que realice. Si su formación es de ingeniería y su experiencia profesional viene del área de la representación exterior, ¿cuál sería su salario?. Seria acorde al de una contratación para la representación de una empresa; que en España para una empresa como la SAD Valencia CF, estaría rondando los 100.000 €/brutos año. ¿Algún otro club de futbol lo contrataría en función de su valía y experiencia, como presidente o director deportivo? Seria inverosímil.

Si sus emolumentos, estaban en 350.000 € y se han incrementado por encima del millón de euros brutos por año, ¿Qué sucede? Que está deteriorando a la sociedad, perjudicando al pequeño accionista y la Agencia Tributaria puede declarar que Meriton está utilizando una operación vinculada para retribuir indebidamente a un empleado, para reducir los costes de la matriz o para trasvasar flujos monetarios. Pero esto lo decidirá la Agencia Tributaria, ya que en este foro solo debemos lanzar preguntas, para que sean contestadas ante requerimiento de la Agencia Tributaria o ante la ansiada unión de accionistas minoritarios y sus consecuentes reclamaciones.

Consejero y controler. Kim Koh. ¿Cuál debería ser su retribución?, la que fuera acorde a su valor de mercado y al desempeño que realice. Si su formación, experiencia y desempeño es como controler financiero, ¿cuál sería su salario? Seria acorde al de una contratación para el control financiero de la SAD Valencia CF, y estaría alrededor de 50.000 € brutos por año. Recordemos que el Valencia, tiene a Inmaculada Ibañez como directora financiera de la entidad.

¿Alguna empresa del sector futbolístico lo contrataría como controler financiero? No es muy factible, por su poco conocimiento de entidades deportivas, pero en caso de contratarlo, su salario sería el comentado anteriormente.

Si sus emolumentos, estaban alrededor de 200.000 € brutos anuales y se han incrementado a un salario por encima del millón de euros, ¿Qué supone? que está deteriorando a la sociedad, perjudicando al pequeño accionista y que Meriton está retribuyendo indebidamente a un empleado. Si Peter Lim quiere “sobrevalorar” su salario, que se lo abone de su bolsillo, pero no debe perjudicar ni a los accionistas minoritarios, y debe ajustarse al mercado.

¿Nuevo presidente? Joey Lim. ¿Se puede mantener a dos empleados en la misma función? Obviamente no. Ya que se perjudica a la entidad, y al accionista minoritario.

¿Cuál debería ser su retribución?, la de la posición de un presidente representativo de la entidad.

Las empresas que cumplen la legislación mercantil y tributaria, cuando realizan una compraventa de bienes o servicios entre dos empresas vinculadas, suelen solicitar tres ofertas de compra del bien o servicio a adquirir a terceros, para comprobar el valor de mercado. Y así poder justificar la operación vinculada.

Por lo que, si Lim es socio de Mendes en otras sociedades, y Gestifute directa o indirectamente, presta servicios a la SAD Valencia CF, debería solicitar a otros prestadores de servicios similares al menos 3 ofertas, para comprobar que estos servicios no están incumpliendo la legislación española.

Y no se deben abonar pagos millonarios por intermediaciones, sin tener justificado el valor de las operaciones entre sociedades vinculadas y sin incurrir en posible administración desleal.

Finalmente, quiero resumir este análisis indicando que no se puede, ni debe, perjudicar a unos accionistas minoritarios sin soslayar la legislación mercantil y tributaria. Y de hecho inicialmente Kim Koh era retribuido por Meriton, ya que eran los ojos de Lim en la SAD Valencia CF, algo que es perfectamente legal. También cuando llega Anil Murthy cobra un salario por encima de mercado, pero no disparado.

De hecho, recomendaría a Lim, que en la SAD Valencia CF en la que él, yo y miles de valencianistas compartimos la propiedad, si quiere tener un ejecutivo de primer nivel como Mateu Alemany y pagarle como tal, contrate a Mateu de nuevo. Otra opción legal y ética, es enviar a Anil Murthy o Joey Lim, a que trabajen durante 30 años en el sector futbolístico y que vuelvan en el 2050 cumplimentando la adquisición de las competencias y experiencias necesarias.

Pero como corolario, ruego a la Agencia Tributaria y a los juzgados mercantiles que examine las retribuciones y operaciones citadas anteriormente. Y recomendaría al Sr Lim, que se siente con D. Juan Martin Queralt a negociar una salida, en la que los valencianistas le compremos la mercantil. El sentimiento no se lo podemos comprar, pues es nuestro y obviamente al máximo accionista nunca le ha interesado.

Creo que Lim no ha entendido nunca, que los valencianistas somos sus socios y a la vez sus clientes. Que él tiene un afán lucrativo y nosotros una visión sentimental. Y que si lícitamente quería ganar dinero, debía haber tratado con respeto a sus socios y clientes. Ahora es el momento de la transparencia, de la ley y esperemos que de la venta.

Si eres accionista del Valencia y quieres aportar tu granito de arena, puedes censar tus acciones a libertadvcf.com, y de esta forma podremos solicitar información de las operaciones del Valencia CF, y saber si se ajustan a la ley o no. Yo ya he censado mis acciones.

Pablo Gimeno Bellver
Accionista y abonado del Valencia
Especialista en organización empresarial.

dimecres, 25 de novembre del 2020

NO CANVIARÀS EN LA VIDA, XIQUET


LIBRE. La biografía de Ricardo Arias.
Fran Guaita.
Editorial Sargantana.

En esta época maldita en la que algunos intentan cuantificar cuál es el precio del Valencia Club de Fútbol, se suele dejar de lado su valor más importante, el que lo hace único y diferente, el de sus intangibles.

Esos que justifican que miles de personas recorran cientos y cientos de kilómetros para acudir cada partido a Mestalla desde cualquier comarca de nuestro territorio. Esos por los que somos capaces de soportar noventa minutos y los que hagan falta bajo una lluvia torrencial en octubre o asarnos a cuarenta grados los meses de agosto a las cuatro de la tarde, por la ilusión de ver jugar a nuestro Valencia. 

Esos por los que tu hijo lloró desconsoladamente ante aquel gol de M´Bia o fue el niño más feliz del mundo tras el pitido final en el Villamarín aquel 25 de mayo de 2019.

Eso es incalculable, no tiene precio, no hay nada en el mundo que se le aproxime.

De la misma manera, por estos casi 102 años de vida de nuestro club han pasado miles de jugadores pero son sin embargo muy pocos los que han quedado. Incluso de ese selecto club de los que permanecen en la memoria colectiva del valencianismo, aún se hacen más escasos los imprescindibles, esos que también pasan a formar parte de nuestro Valencia por una serie de intangibles.

Nada tiene que ver con haber conseguido títulos o no, se trata de lo que durante su trayectoria aportaron para reforzar y perpetuar la esencia más sagrada del club. Entre ellos, sin duda, Ricardo Arias, nuestro libre.

Y si para el valencianismo es imprescindible el jugador más elegante que ha pisado el césped de Mestalla, imprescindible será también a partir de ahora su biografía, magníficamente novelada por Fran Guaita.

Una de las claves ya la anticipa otro de los más grandes jugadores, sino el que más, de la historia de nuestro Valencia, encargado de escribir el prólogo del libro, Mario Alberto Kempes.

Si para el Matador fueron campeones dentro del campo porque fuera nadie estaba más unido que ellos, en este libro de la Editorial Sargantana, magníficamente editado, se nota desde la primera hasta la última línea, la unión y la complicidad que ha existido entre su autor y el protagonista (y sus más allegados, especialmente su hija Irene) durante el tiempo de convivencia que requirió recopilar todas las anécdotas y situaciones personales del gran capitán, de las que quedan testimonio en el libro.

La novela, además de la biografía del jugador, también es una fotografía del espacio y el tiempo en el que transcurre la historia de su vida.

Desde la infancia Dickensiana de Ricardín, recorriendo las calles del viejo barrio de Velluters, hasta su adolescencia forzada en Catarroja, su paso por la Escuela de fútbol de Benimar en Nazaret o una Valencia cómplice y nocturna en su etapa ya prematuramente adulta.

Veinticuatro muescas sobre su trayectoria futbolística y vital, donde es imposible separar dónde acaba una y dónde empieza la otra, porque desde aquel 19 de noviembre de 1972 en el que por primera vez presenció desde del Gol Sur del entonces Luis Casanova, el Valencia – Athletic Club, gracias a las gestiones, una vez más, del padre Elías Llagaria, la vida de Ricardo iba a estar inexorablemente unida a la de nuestro Valencia, su lugar en el mundo.

Así, durante casi 400 páginas, vamos acompañando la transformación de un niño autosuficiente, duro y flaco que pelotea en las calles cercanas al domicilio de su abuela Teodora en Presseguer 4 de Velluters, a un adolescente rebelde e inconformista que comienza a encontrar su tabla de salvación primero en el Olimpia de Catarroja y posteriormente en el club de fútbol que toma nombre del mismo pueblo de l`Horta Sud en el que por aquel entonces vivía.

Luego el Benimar, donde empieza a tener una ocupación estable cuidando de las pistas de tenis del Complejo Deportivo, lo que le permite centrarse más en la práctica y cuidado de su fútbol, y finalmente su conocida etapa en el Valencia.

La trayectoria de nuestro gran capitán en el Valencia es sobradamente conocida por todos los valencianistas. 

Con recurrir a los por suerte cada vez más numerosos libros que existen sobre la historia de nuestro club, podrán saber de su palmarés y estadísticas.

Lo que hace de especial Libre, es que en sus páginas conviven, se compaginan perfectamente, esa trayectoria forjada de fracasos y hazañas tal cual pasaron a la historia del Valencia, con una serie de intrahistorias de vestuarios, viajes, concentraciones, confesiones, miedos, dudas, etc que humanizan tanto las derrotas como los triunfos, así como a sus protagonistas por muy mitificados que los tengamos en nuestro imaginario.

El autor consigue alternando ambos conceptos que el lector forme parte de esas plantillas y esos vestuarios, habitualmente lugares sagrados en los que se reserva el derecho de admisión, compartiendo situaciones y sentimientos como si allí estuviera. Te transporta.

En un capítulo estás en el vestuario del Calderón escuchando al gran Pasieguito pidiendo a sus jugadores que se dejen el alma por los 25.000 valencianistas envueltos en senyeras que hay en las gradas, en otro estás en la banda de Heysel rezando para que precisamente Arias marque el último penalti contra el Arsenal, en otro llorando porque el equipo no ha podido mantener la categoría y desciende a segunda división, o en otro echándote un whiskito junto a Di Stéfano y Richard en la caseta de material de Españeta, mientras en el césped del Luis Casanova el resto del plantilla celebra el retorno a Primera.

Ser testigos directos de la faceta más humana de tantos y tantos ídolos del Valencianismo: Kempes, Felman, Mestre, Pepe Claramunt, Jesús Martínez, Tendillo, Saura, Pasieguito… Y Españeta, cómo no, siempre Españeta, el que le abrió la puerta del vestuario y lo sentó con toda la intención del mundo entre Cerveró y Claramunt. Cómo sabía de códigos Bernardo, cómo se comportó cuando Ricardo más lo necesitó como su Ángel de la Guarda: “No canvariaràs en la vida, xiquet”. Y cuánta razón tuvo.

En los éxitos y los fracasos, de los que da muestra el libro, en el cielo y en el infierno, nuestro capitán nunca se escondió, nunca cambió. Fue el primero en saborear los éxitos pero también en saltar al césped de Mestalla el primer partido en Segunda, encabezando la alineación. Noble, elegante, de corazón inmenso y a veces volcánico, leal... brazalete con el escudo del Valencia y cabeza arriba, siendo siempre consciente de lo que eso significa.

Dieciséis años y más de seiscientos partidos, toda una vida que probablemente hayan sido siete o más pero siempre sin perder ese brillo excepcional al que mi admirado Rafa Lahuerta hace mención en su maravilloso epílogo, guinda al libro.

Ya no se hacen tipos como él, nunca más un cuatro será tan diez, demasiado bonito, decía don Alfredo, para ser defensa. Y era, es y será nuestro.

Aquel 5 de octubre de 1991, en su partido 500 de Liga, la pancarta del fondo norte rezaba “Arias: el maestro continúa, el mito nace hoy”.

Desde este mes de noviembre de 2020, el mito ya tiene su merecido libro.

Imprescindible, porque hay intangibles que deben perdurar de generación en generación.


Jose Carlos Fernández Haba. Socio del Valencia

divendres, 16 d’octubre del 2020

EL DÍA DE MAÑANA

 

Al voltant de l'aspiració de recuperar el València del segrest tòxic en que es troba a mans de l'actual màxim accionista, publiquem la reflexió que hem demanat a @Desmemoriats al voltant de possibles escenaris, democràtics i blindats amb equilibris institucionals que eviten derives populistes com les que han arrossegat el nostre club a la situació actual, amb especial esment a l'experiència de la Bundesliga, amb la seua famosa regla de limitació accionarial del 50+1 (https://www.bundesliga.com/es/noticias/que-es-regla-50-1-aficionados-socios-clubes-alemanes-472407.jsp)

Me sentó tan mal que se cargaran lo que había surgido del 25 de mayo de 2019 que rompí con todo lo que tiene que ver con el VCF. Solo mantengo la costumbre del partido, y de manera intermitente. A pesar, rara vez puedo acabarlo sin dolores viendo en lo que han convertido a un equipo campeón que tenía ante sí una autopista para regresar al nivel que perdimos en 2008. 

Es tal la desfachatez, la miseria moral, los coros y las voces que han aplaudido, jaleado, y jactado de esa demolición criminal, que me resultaba insoportable observar como se estaban cargando el club entre estruendosos aplausos de gran parte del personal. Son los mismos que hoy, en el tiempo de descuento, intentan pasar por apesadumbrados por la situación. Aquello fue lo que más me afectó. Comprobar como lo aplaudían gentes que creías cabales, que hasta apreciabas en algunos casos. No hay nada más abyecto que justificar un crimen. 

¿Cómo se puede estar tan ciego? ¿Cómo se puede tolerar el maltrato? Solo puede una mente enferma. Si algo bueno tuvo todo esto es enseñarnos la cantidad de personajes tóxicos y malignos que bajo una piel de cordero pululan por estos lares, raudos a la hora de vender a su propia madre a la mínima oportunidad que se les presenta. Es lo único en que se le puede dar gracias a Meriton. Este destape es su mejor herencia. 

Así, que mi situación es de viudedad total. Pues sigo viviendo en la final de Sevilla como un viejo que se niega a aceptar la pérdida. Mentalizado de que el VCF está condenado y sin remedio, en un intento fútil de que las palabras del doctor, cuando salga del quirófano, no dolerán tanto, por esperadas. Por eso no creo que sea el más indicado para hablar de soluciones o vías de futuro. No creo que las tengamos. Además, si siquiera somos capaces de mostrar unanimidad en la defensa misma de la existencia del club, y exigir un mínimo respeto a la institución, ¿merece la pena luchar por esto? ¿Merece la pena gastar tiempo y energía en ello? 

Encima, la única salida, la más sencilla, la más fácil, la verdaderamente factible, está en manos de Peter Lim: Que busque y encuentre quien le quiera comprar el merder que ha montado. Y que sea alguien decente y no otro liquidador que se aproveche del moribundo para sacarle hasta los ojos. Pero incluso eso juega en contra, pues el mercado ya no es el que era. Las cuentas de la entidad, la situación deportiva, y las cláusulas que impiden a Meriton marcharse sin el consentimiento expreso de Bankia, pues de hacerlo sin él obliga a saldar la totalidad de la deuda con los bancos en menos de treinta días (incluso perder el 51% añade a lo anterior la pérdida de la quita encubierta al club de 60 millones), convierte esta vía en otra trampa mortal. 

En esas condiciones somos un campo abonado, una golosina, para un fondo de inversión, de los que buscan rentabilidades altas y negocios relámpago (básicamente solo quedan americanos, centrados en comprarse todos los clubes franceses por su capacidad de producir talento). No hay nada mejor ahí fuera. ¿Y la terreta? Me río de la terreta. Un compendio de mediocres, franquistas y acomplejados, antivalencianos que se avergüenzan de su origen hasta esconderlo detrás de otras identidades. Si no han movido un dedo por el Valencia en 40 años, sería altamente sorpresivo que lo movieran ahora, cuando más complicado está todo. 

Estamos solos, como lo estuvimos siempre. 

De las pocas cosas que me mantiene con vida es ver a los veinte y treintañeros de hoy dar un paso adelante, creando plataformas, movilizándose, en lugar de lamentarse detrás de la pantallita en espera de que sean otros los que les saquen las castañas del fuego, como hace la mayoría. Es la mejor prueba de que hay una esperanza gracias al cambio generacional, que viene con otra pose, otra mentalidad, y una dosis de implicación infinitamente mayor. Tienen mi admiración, mi respeto, mi sangre, y lo que haga falta, aunque tampoco crea que tengan un recorrido largo. Básicamente por la sociedad a la que pertenecen: Inmovilista, pasiva, y despreocupada. 

Si el VCF tuviera realmente la cantidad de aficionados que dicen las encuestas y los estudios, reunir 200 millones para ofertarle a Peter Lim no debería sonar utópico. Pero me da que a las cifras que plasman los estudios sociológicos les sobran bastantes ceros. Y los que quedan, tienen un grado de participación cercano al coma. Mucho espectador y poco aficionado. De ser reales esas cifras, no se entiende el desfase en ventas o impacto social, ni con las audiencias televisivas (séptimo en el ranking que publica la LFP todos los años). El alcance real de los que sí somos tampoco lo podemos saber hasta que algo, o alguien, consiga movilizar a la marabunta en pro de ese objetivo. Es el paso que hay que dar, mentalizarnos de que si queremos recuperar el club, y no simplemente cambiar un dueño por otro, pasa por rascarnos el bolsillo (y asumir el invierno nuclear que le acompañará) aportando cada uno de nosotros lo que buenamente pueda. Para ello ha surgido Recuperem el VCF, una plataforma en la que, por dignidad, deberíamos estar todos. 

Sí, suena a ciencia ficción. Ser como somos juega en contra de los movimientos como ese, como lo hace con el VCF en el panorama mundial. En Sevilla, la gente se echó a la calle hace dos años para clamar en contra de la venta del club ante una oferta de un inversor chino que traía mishones. Y un tiempo atrás, hizo lo mismo para que no se vendiera el Pizjúan para especular con otro pelotazo que diera dividendos y un estadio moderno en un lugar distinto de la ciudad. Aquí, ante problemas similares, hicimos lo contrario: Vender nuestras acciones al mejor postor, manifestarnos en favor de un singapurense millonario, y mojar la entrepierna ante estadios megalómanos despreciando un icono como Mestalla. Llevamos demasiado tiempo cometiendo el mismo error, y por lo visto no salimos del bucle a tenor de las fulgurantes reacciones a esa oferta para convertirnos en filial de un club menor de Inglaterra. No tenemos solución, ni tampoco remedio. 

Pero en fin, me trajeron aquí para hablar de alemanes. Así que vamos a ello. ¿Qué hacer si movimientos como Recuperem el VCF triunfan y mañana tenemos las acciones de Meriton encima de la mesa para nuestra plena disposición? Una intervención judicial como la del Betis – que tras la venta es la segunda con más posibilidades de triunfo – también puede liberarnos de la tiranía singapuresa y devolvernos el 83% de los títulos. O, si como se rumorea desde hace semanas, Lim no ha pagado la totalidad de las acciones por sus problemas bursátiles Bankia puede recuperarlas y ponerlas en el mercado al precio que falte por cubrir. También está el escenario de la obligación de Meriton de poner sus acciones a disposición de la sociedad valentina antes de aceptar oferta alguna. 

En definitiva, ¿Qué hacer llegado cualquiera de esos milagros para no caer en los mismos errores en los que llevamos cayendo desde 1993? 

Una de las opciones es no hacer nada. La nueva ley del deporte (que ha obligado a modificar otras tantas de distintos ámbitos), aprobado su borrador por el Consejo de Ministros en febrero de 2019, y a expensas de ser ratificada en el parlamento, ya no obliga a las entidades deportivas a convertirse en sociedad anónima para competir en categoría profesional. Y más que eso, deja la puerta abierta a que aquellas que ya lo son puedan recuperar su estatus de club deportivo y social. Si tuviéramos la suerte de contar con el poder accionarial de Meriton sería importante dejarlo en cuarentena hasta que el Congreso de los Diputados ratifique la ley (y no la modifique en este punto), y tras ello, solicitar la disolución de la SAD, previa compensación al 20% del accionariado restante, si así lo solicitaran. La misma ley, además, si revertir la SAD supusiera un riesgo financiero, permite que al menos el 51% de los títulos pertenezcan a la entidad. Básicamente es una ley que no sólo posibilita la cohabitación de clubes deportivos y sociedades anónimas, sino que también abona el terreno para implantar el modelo alemán del 50+1. 

Sería, tal vez, la opción a corto plazo más ideal, puesto que permitiría, esta vez sí, pagar las acciones sin tener que enfrentarse a asistencias financieras ni los impedimentos que nos trajeron hasta aquí. Aspecto que abre, de rebote, una gran posibilidad de actuación para recuperar el club sin necesidad de adinerados padrinos. Igualmente, en un plazo de tiempo mayor, optar por la vía de la autocartera podría valer de importante fuente de financiación, tal y como sucede en la Bundesliga, para solventar problemas mayores como la construcción del estadio. 

Entidades como el Bayern han levantado auténticos imperios (y sufragado la compra del 100% del Allianz Arena) a base de ingresar fortunas por vender el 7%, el 8%, y el 9% de sus acciones a grandes corporaciones por valores no inferiores a 90 millones por paquete. Incluso el modelo alemán permite jugar al magnate sin perder el poder de decisión. Aunque, de momento, no ha salido demasiado bien a muchos de los que probaron este camino. El Hamburgo, por ejemplo, con el 75% de los votos a favor, se transformó en SAD seducido por los cantos de sirena de un millonario suizo que prometía millones a raudales para reverdecer los éxitos de antaño. Pasaron de no haber jugado nunca en segunda a llevar allí cuatro años. Pero aquel señor mayor que intentaba imponer hasta las alineaciones nunca tuvo más del 25% del club. Un ejemplo más radical fue el del Munich 1860, depositando el 49% en manos de un jordano acaudalado que aseguraba noches de Champions: Fueron a la ruina, descendiendo a categoría regional. El que de momento está saliendo bien es el del Hertha. En su eterna aspiración de construir un equipo hegemónico en la capital trajeron a un inversor americano que a base de inyectar dinero se llevó el 40% del club a cambio de una buena suma de euros que saldaron deudas peligrosas para la supervivencia de la entidad berlinesa. Y luego está el Red Bull Leipzig, el más claro ejemplo de cómo burlar la ley. 

Lo que habría que regular bien sería el sistema de voto y elección en caso de optar por la vía de la autocartera. Básicamente para no caer en el error del Levante, donde su presidente se vota a sí mismo al tener el control de la fundación. Ni regresar al pecado original de la nuestra, gracias a ese buenísmo naif de llenar el patronato de entidades públicas degeneró en que el VCF acabara siendo una consellería más del corrupto y criminal Partido Popular. 

Un mundo de color de rosa, pero tranquilo, la nueva ley del deporte, vista la crispación y la inestabilidad política actual, puede tardar años y años en ser aprobada (mejor ejemplo que la reforma del Estatut valenciano no hay). Y está por ver que en el trámite parlamentario sobreviva a esta oleada ultraliberal que nos degrada y roba la sanidad pública para que nos gastemos 20 euros al mes en un seguro médico privado (pagar dos veces por lo mismo). Un lapso de tiempo que el cub no tiene. 

Instalados en esta cultura de la barbarie que ha traído Meriton es probable que antes de ello acabemos en segunda. Una hecatombe que puede ser otra vía de escape, o la muerte definitiva. 

Pero siquiera haría falta apelar a unicornios si fuéramos una tierra como toca. Si hubiera valencianía y sentido de pertenencia. Una clase dominante proactiva y no despersonalizadora y traidora como la que tenemos encontraría a 20, 30, 40, 0 50 prohombres de esta ciudad (que existir, existen) para unirse en un sindicato y hacerse con la propiedad. No es excusa no querer quemarse ni ser víctimas del fulgor que despierta el balón, pueden depositar las acciones en la Fundació, o un ente creado ad-hoc, devolviéndole el club al aficionado, o delegar la gestión en acreditados profesionales. Una manera bonita de trascender y escribir sus nombres en letras de oro. Pero en fin, es otra unicorniada para eludir el camino más realista: el final a un siglo de vida. 

Ante los tiempos convulsos que nos esperan es crucial estar preparados, mental y socialmente, para los vaivenes que nos aguardan. El descenso no es ninguna distopía. La quiebra tampoco. Aunque existan las vías contadas en la parrafada de arriba, no dejan de estar más próximas a la ciencia ficción que a la realidad. Si queda una mínima opción de evitar lo inevitable es haciendo acopio de mentes elevadas y soluciones colectivas. De unir hasta lo que parece imposible de unir. Porque la única y ligera oportunidad que podemos tener de recuperar el VCF va a pasar por estar preparados para el asalto cuando todo se derrumbe. No tendremos otra ocasión. Incluso sería deseable ir trabajando hasta en el escenario más funesto, iniciar la creación de un nuevo club que herede el vacío que pueda dejar la muerte (por asesinato) del VCF. 

Lo hemos perdido todo ya, no hay nada que perder en esta batalla. Por lo menos intentemos que en el futuro nadie nos pueda reprochar no haber hecho nada.

dijous, 8 d’octubre del 2020

COMUNICAT ÚLTIMES VESPRADES A MESTALLA



Des de la seua creació, el col·lectiu Últimes vesprades a Mestalla (uvaM) ha col·laborat sempre amb totes aquelles iniciatives, impulsades des del club o des de fora de l'entitat i exigint sempre que foren promogudes amb dignitat i respecte a la història de la institució, per a qualsevol classe d'acte d'homenatge generós que es rendira al patrimoni cultural i simbòlic dels seus jugadors i aficionats, o que incrementara l'extensió del valencianisme en la societat valenciana. 

Des de la seua aparició, i en diferents moments de la recent història del València, uvaM sempre s'ha posicionat amb claredat, expressant la seua opinió cada vegada que alguna decisió posava en perill la dignitat de la nostra història centenària. Este és un d'eixos moments en els quals el silenci no pot ser còmplice. 

La gestió de Meriton, actual màxim accionista de la Societat Anònima Esportiva València CF, mereix el nostre retret més explícit, no sols per la falta d'encert empresarial i de deteriorament del patrimoni de l'entitat, sinó pel fet que les seues decisions discrecionals es prenen amb indignitat, faltant al respecte als seus aficionats i als jugadors i tècnics que han format part del València. 

Comuniquem, per tant, que qualsevol acte futur que fem o amb el qual col·laborem en la nostra línia habitual de protegir i honrar el nostre patrimoni històric, es realitzarà sempre que no compte amb la presència de representants de l'actual Consell d'Administració, com fins ara havíem fet per una qüestió de respecte institucional. A partir d'este moment, la seua presència compromet la dignitat i respecte que mereix el València CF. 

La gravetat de la situació exigix un punt i final a una etapa fracassada, que no permet ja ni promeses futures ni rectificacions ocasionals. Qualsevol moviment social que tinga com a objectiu posar fi a esta etapa, i que procure la democratització del club, retornant el protagonisme als seus aficionats, comptarà amb el nostre decidit suport.


ÚLTIMES VESPRADES A MESTALLA.

dimecres, 2 de setembre del 2020

CAÑIZARES. EL DRAGÓN DE MESTALLA.


Són temps difícils per al Valencia C.F: necessitem de guies que ens recorden el camí fet. Eixes empremtes en el camí les troba i arreplega Albert Carda, per a convertir-les en paraules en este llibre en que ens oferix la seua particular visió de la figura més difícil dins del món del futbol: la de porter. 

BAJO PALOS és el títol del llibre, publicat per Vinatea Editorial. Agraïm Albert i Vinatea Editodial la seua consideració en deixar-nos publicar el capítol dedicat a Santiago Cañizares, un porter amb una brillant trajectòria en el Valencia C.F., i que, a hores d'ara continua manifestant el seu valencianisme amb el seu compromís, signant el manifest de @espiritudel86. 

El llibre té caràcter benèfic en favor dels importantíssims projectes que du a terme la Penya Valencianista per la Solidaritat. 

Des del col·lectiu "últimes vesprades a Mestalla" desitgem que el llibre d'Albert i Vinatea Editorial (amb qui hem tingut el plaer de col·laborar en altres llibres al voltant del Valencia C.F.) tinga un llarg recorregut i tot l'èxit que mereix. 

Amunt!


George Sand, pseudónimo con el que decidió ser recordada la esposa de Frédérich Chopin, escribió una terrible novela titulada Un invierno en Mallorca. Mi primera aportación literaria a la humanidad bien podría haberse llamado Un invierno en Formentera rematado con la final de San Siro al llegar la primavera.

El año 2001 comenzó en Formentera con una odisea, pero no espacial sino marítima. El mal tiempo hizo que los formenterencs reinventaran la Nochevieja ante la negativa del cielo a que la comunicación con Eivissa, la hermana mayor, llevara hasta allí decenas de cajas de cava, alimentos, músicos e instrumentos con los que endulzar el cambio de año. 

Acostumbrada a vivir mirando al cielo, la más bonita de las Illes Pitiüses celebró aquella Nochevieja el 20 de enero de 2001. De ese modo tuve que enfrentarme a veinticuatro campanadas para entrar en el nuevo siglo, doce en casa de mi madre y doce en una carpa situada en Sant Francesc de Formentera.

Tras las segundas uvas, e interpelado por los micrófonos de RTVE sobre cuáles eran mis deseos para el año nuevo, afirmé con rotundidad que necesitaba “otra final de Champions para mi Valencia”. No creo en supersticiones, pero nunca me perdonaré no haber deseado “la Champions para mi Valencia”. Cosas del directo, me he repetido siempre buscando consuelo ante aquella ocasión perdida 

Justo cuatro meses después, un alto porcentaje de los docentes de la isla, sin ser valencianistas, asaltaban el salón del apartamento que le alquilé al exministro Abel Matutes en la calle Llaüt Negre. 

Al filo de la medianoche, abandonaron mi casa en procesión sin atreverse a mirarme a la cara, algo que siempre les agradeceré. No lloré, ojalá lo hubiese hecho. 

Por primera vez en mi vida me sentí lejos. Lejos de todo. Del hospital de La Plana, donde mi adorada abuela Emília luchaba contra un ictus. De mi casa, donde mi madre hubiese encontrado las palabras exactas para acompañarme en el vacío. De Mestalla, donde podría compartir el dolor con decenas de miles de personas. Del bar, donde la borrachera hubiese dividido en porciones la hiel entre todos los amigos. 

Podría sacar pecho y afirmar sin rubor que siempre defendí a Cañizares, al portero y a la persona. Pero no fue así. Lo primero que pensé al enterarme de su fichaje fue que era un error haber elegido esa opción y no intentar la incorporación, finiquitado su compromiso con el Schalke 04, del que a mi juicio era unos de los mejores porteros de Europa entonces, Jens Lehmann. 

Se puede sentir temor y duda a la hora de formarse una opinión sobre lo que verdaderamente importa en la vida, más aún ante la tesitura de tener que exponerla en público. Justo lo contrario de lo que sucede con este deporte, y con este club, donde todos estamos legitimados a opinar desde la certeza absoluta. Fueron Santi Cañizares y Rafael Benítez los que me acercaron a la conciencia de que, como el común de los mortales, no tengo ni idea de fútbol. 

En el caso del portero me equivoqué doblemente. Juzgar al deportista fue un error garrafal, ya que acabó convirtiéndose en el mejor portero de nuestra historia con tres trofeos Zamora. Pudo haber un cuarto, pero su ética profesional o su imprudencia le dictó que debía alinearse en un intrascendente encuentro frente al Osasuna que le supuso la pérdida del galardón al encajar dos goles que lo esfumaron. También es, junto a Miguel Ángel Angulo, y seguirá siendo por mucho tiempo, el futbolista más laureado con el murciélago en el pecho. 

Más grave fue el error de esperar, en base a la imagen proyectada desde la lejanía, a un personaje pedante y chulesco, y encontrarme con un individuo enorme, que no elevó una palabra sobre otra en sus diez años en nuestra/su casa, y cargó además con todas las lágrimas que no fuimos capaces de verter aquel 23 de mayo, con la obligación autoimpuesta de ser el primero en levantarse tras aquella caída. 

Hablamos, eso sí, de un tipo especial, rozando en ocasiones la excentricidad. 

Un buen día decidió deshacerse de todos los coches de alta gama que tenía en el garaje y circular por la vida al volante de coches clásicos. Era habitual verle llegar a Paterna con un Seat 600 o un Escarabajo matriculado antes de que él naciera. Ahí le surgió la inquietud que le ha llevado a competir con esos coches por Lucena del Cid y otras carreteras tortuosas de nuestras montañas. 

Capaz de despertar la ternura de Oliver Kahn, profundamente dormida en condiciones normales y sombra que nos acecha desde lo de Karlsruhe, cultivó conflictos con compañeros de vestuario. En algunos casos debido a desavenencias a la hora de gestionar el área, otras veces al chocar desafectos personales. 

Su descomunal espíritu competitivo se hacía patente en su esfuerzo por mantener siempre la concentración. Recorría en cada partido una distancia muy superior a la media de un portero y en un Valencia-Real Madrid llegó incluso a recorrer más distancia que un jugador de campo como Ronaldo Nazario. 

Son incontables las imágenes que se pueden asociar al primer portero mediático del nuevo fútbol, aunque igual algunos creerán que esa condición se la disputaron Rüştü Reçber y Albano Bizzarri por razones obvias. De entre todas ellas, cinco tienen un lugar de privilegio en la Capilla Sixtina del valencianismo. 

En la primera, Cañizares llora desconsolado al arrancar con la rabia que escupían sus vísceras la medalla de subcampeón de Europa que colgaba de su pecho, cubierto por aquella preciosa Nike azul cielo. Era su segunda tanda de penaltis en una final, en ambos casos defendiendo el sueño de dos equipos que nunca se hallaron tan cerca de la gloria. El más bello de los escenarios que copan los sueños de un portero. 

Considerado un parapenaltis solvente, sucumbió en las dos citas. El Zaragoza le arrebató a su Celta la final de Copa de 1994 desde los once metros. Nada que objetar en la que nos afecta. Detuvo dos lanzamientos, en el tiempo de juego el primero de ellos y en la tanda funeraria el segundo. 

Pero tomó una decisión propia de un portero cuando se empeñó en levantar la copa que nos coronaba como campeones de Liga un año después enfundado en esa misma camiseta azul que lució en el Piamonte, haciendo caso omiso a la relación contractual entre Nike y el club que le obligaba a hacerlo con el horrible maillot diseñado para la temporada 2001-02. Puede parecer banal, pero solo un portero puede entenderlo. Solo él podía hacerlo y así honrarnos a todos los que nos sentimos entonces los porteros que no éramos. 

En la segunda, trago saliva para viajar al 17 de junio de 2001, apenas un mes después de que que pasara nuestro último expreso de medianoche, para citarme con otra de mis tinieblas. En ella la retina traza un balón largo de Frank de Boer que Rivaldo para con el pecho y en un gesto que solo puede ensayar un dibujante del peor manga japonés perpetra ante Baraja una chilena que es otro latigazo corrosivo en la escuadra de Cañizares para impedirnos disputar otra Champions. El carioca del Barcelona lo bautizó como el gol más importante de su carrera y nuestro guardarredes como el más bello que encajó. 

La tercera de las instantáneas me lleva al estadio Benito Villamarín el día de Reyes de 2002. Cañizares fue considerado un villano en la mayoría de estadios españoles sin que yo le recuerde en sus años de profesional haber vertido ofensa alguna, ni a través de gestos ni mediante declaraciones desafortunadas, hacía ninguna afición rival. 

Durante la disputa de un Betis-Valencia, un iluminado saltó al césped avanzando hasta las inmediaciones de su marco para robarle la toalla de la suerte, un pedazo de tela roja con su nombre y el escudo del club al que defendía bordados. 

Cañizares abandonó la portería durante unos instantes para, desde su condición de persona afrentada, suplicar la devolución de su fetiche, poniendo incluso precio a su rescate. La mofa no acabó en la grada pues algún medio de comunicación encontró gracioso el episodio y dio voz al perturbado que protagonizó el sainete, hasta el punto de darle la oportunidad de posar ante las cámaras con su trofeo. 

No recuerdo la cara de aquel “seguidor” del Betis, tampoco el nombre del “medio” que le dio sus quince minutos de gloria, pero sé a ciencia cierta que los dos aportaron su granito de arena para que Cañete sea recordado hoy, y no solo en Valencia, como lo que siempre fue, un tipo correcto tratado de forma tan injusta como irracional. 

La toalla fue al fin recuperada, del mismo modo que la bufanda de Jorge Iranzo, también extraviada en Heliópolis, volverá algún día al lugar que da sentido a su existencia. 

En la cuarta, Cañizares aparece difuminado entre una insistente lluvia que riega el otoño en el que se refugia la huerta, exhausta ya después de haberle sido arrancados los frutos con los que perfuma el Cap i Casal. A su lado, David Albelda y Miguel Ángel Angulo siguen su trote, buscando al final del camino una justificación que les permita entender la decisión que les apartó de forma brusca y grosera de aquello que les invitaba a levantarse cada mañana y a afrontar con pasión cada día de su vida. Albelda perdió en el envite algo más que una convocatoria segura para la Euro 2008, pero su fortaleza y su espíritu de superación, labrado sobre la bicicleta en la que se sentía ciclista de pequeño y también una vez alejado del fútbol, le permitió rendir al más alto nivel durante cinco años más. 

También Angulo volvió, como de costumbre, sin hacer ruido, sin defraudar en su entrega tampoco. Cañizares, amigo de la meditación, dispuso aquellos meses apartado del equipo de mucho tiempo para llegar al la conclusión de que tal vez había dado al fútbol mucho más de lo que el fútbol le había devuelto. 

Posiblemente ahora lo vea de forma distinta, seguro que así es, pero es lógico que en aquellas circunstancias pensara que la opción más inteligente era aprovechar la llegada de Voro, que resucitó al equipo que a punto estuvo de perecer a manos de sus mismos verdugos, Ronald Koeman y Juan Bautista Soler, y despedirse tranquilamente de Mestalla desde la portería del fondo norte. 

Desde allí puso fin a una carrera envidiable, en la que subió a lo más alto en el equipo donde se formó, el Real Madrid, interiorizó la ilusión que mueve el fútbol defendiendo la portería de equipos modestos como el Calvo Sotelo de su Puertollano natal, el Elche o el Mérida, alcanzó la internacionalidad en una noche mágica gracias a su etapa en Vigo, consiguió una medalla de oro olímpica y llegó a su Ítaca particular para vivir un sueño de la mano de una afición que necesitaba que alguien como él la guiara para vivir los mejores días de su historia. 

Si hay un personaje que me ha marcado a fuego ese es David Bowie. Él me enseñó a reinventarme ante la menor sospecha de que el hombre en el que vivo está próximo a su fecha de caducidad. Supo incluso reconvertirse en el Bowie que iba a morir, el único que estaba preparado para ello. 

Veo en ocasiones a Cañizares como el profeta de mi Dios en la tierra, o en un campo de fútbol, que realmente es lo más cercano a ella. Aquel joven que, siguiendo los pasos de su padre, practicaba judo en su adolescencia se convirtió en un portero que se presentó tímidamente al mundo delante de Michael Laudrup, dispuesto a lanzar la peligrosa falta por la que fue expulsado Zubizarreta en el decisivo partido para la clasificación del Mundial 94 que supuso su accidentado debut con la roja. Aquella noche les negó el acceso a los daneses a la cita americana, y se ganó la simpatía de un país que más tarde le retiró sin explicación alguna. Tras su vuelta al Real Madrid, donde nunca se sintió valorado, volvió a nacer reencarnado en un dragón de pelo rubio a orillas del Turia. 

Tuvo que volver a reinventarse una vez acabada su vida como futbolista. Encontró una vía cargada de adrenalina como piloto de rallyes, a la que pone freno desde los platós y las emisoras de radio con las explicaciones pausadas que adornan a otro Cañizares, el comentarista deportivo. 

La vida le obligó a diseñar también el más amargo de sus yoes. Fue el día que perdió a su hijo víctima de un cáncer. Aún le quedaban fuerzas para entender que el pequeño Santi cumplió con el deber de mostrarle su nuevo y definitivo rol en el mundo, el de honrar su memoria aportando a los demás todo lo que de él aprendió y proyectando todo el amor con el que fue capaz de colmar su espíritu en una existencia breve en el tiempo pero intensa para quienes le rodearon. Iniesta, Mijatovic, Van der Vaart, Palermo o Passarella sufrieron el mismo desgarro en el alma que nuestro cancerbero a las puertas del infierno. 

La última de las imágenes que alumbra a Cañizares como dios del valencianismo tuve la oportunidad de vivirla el día que Mestalla rindió pleitesía a sus ídolos en el marco de las celebraciones del partido del Centenari. Lloré al ver a Mario Kempes vestido con la senyera. Lloré cuando vi a Castellanos apoyarse en Botubot y Manzanedo para poder salir de nuevo por el túnel de vestuarios. Pero lloré de forma diferente cuando vi a Santiago Cañizares saludar al estadio acompañado de sus hijas. Supe que le debía ese llanto. Él lloró por mí al término de aquella final. Del mismo modo, Mestalla le debía una despedida en calma, ajena a los convulsos momentos que se vivieron al final de la temporada 2007-08. Afortunadamente se saldó esa deuda, y los ojos de Cañete no podían esconder el agradecimiento y la felicidad que sentía. 

La noche del miércoles 23 de mayo de 2001 no pude conciliar el sueño. Lanzaba aquel maldito penalti una y otra vez mientras aquella isla balanceaba mi amargura. Hoy me esfuerzo en ver el molino donde una vez durmió mi admirado Robert Plant, o en congelar la mirada que me dedicó Paz Vega en un descanso del rodaje de Lucía y el sexo frente a la Fonda Pepe, o en volver a sentir el placer de bañarme desnudo en Es Caló des Mort. Pero de mi estancia en Formentera solo me quedó el recuerdo de Cañizares bañando con su llanto, con nuestro llanto, el verde de San Siro. 

Desde el lugar donde me lee, o quizá desde el que ha cometido la travesura de guiar mis palabras, Santi Cañizares junior lleva puesta aquella Nike azul. De su padre aprendió que sabe mejor el éxito si antes nos hemos enfrentado de igual manera al fracaso. 

Así es. Yo también aprendí su lección. Me la explicó sutilmente el mejor portero de la historia del Valencia C.F., Santiago Cañizares Ruiz.


Albert Carda Serch.