dijous, 29 d’abril del 2021

VALENCIA C.F. UN CLUB BERLANGUIANO (VII)


EL VERDUGO. 1963.

Apunto de jubilarse de su oficio de verdugo, Amadeo ofrece su puesto al novio de su hija, Jose Luis, que pese a no querer se ve obligado a aceptar para poder acceder a un piso de protección oficial en el que pretende vivir junto a su prometida. Acepta con la esperanza de nunca tener que ejercer su labor pero los acontecimientos se desencadenarán para ponerlo a prueba. 

Segunda obra maestra consecutiva del genio en la que la muerte se muere de risa y la risa de miedo. Juntas recorren todo el film de forma despiadada y lúcida dejando testimonio de un tiempo y un lugar en los que mientras la censura intentaba prohibir su proyección, la película compartía cartelera con la divertida, desenfadada y moderna “Con faldas y a lo loco”. Nobody is perfect. 

A ningún valencianista nos gustó que las sucesivas y nefastas gestiones de los últimos presidentes del club acabaran con la venta del mismo. Como Jose Luis en la película, pensábamos que ese momento nunca podía llegar pero no dejamos de asumir el riesgo. 

¿Que todos somos culpables?. Posiblemente, pero no todos en igual grado. En todo caso, desgraciadamente, todos fuimos insuficientes. Hubo gente, conozco casos, que destinaron todos sus ahorros a comprar acciones que además nunca vendieron aunque multiplicasen por diez su valor de adquisición. No bastó, pero fueron dignos y la dignidad nunca puede caer en saco roto. La dignidad lo es todo, de hecho es lo más urgente que debemos recuperar en el club. 

¿Mereció la pena aceptar el trabajo de verdugo por una nueva casa de protección oficial (Nou Mestalla) o quizá debimos permanecer en otra mucho más humilde pero más acorde al momento en que nos encontrábamos, y a partir de ahí y siendo dueños de nuestro propio destino plantearnos un camino más lento, posiblemente más empedrado pero sin duda más realista y por lo tanto más conseguible?. 

Como Jose Luis, no supimos decir no a la oferta de su suegro, qué curioso, de nombre Amadeo. 

Sobre las alternativas en el proceso de venta (o por qué no, a la propia venta) ¿fueron todas tratadas con la misma transparencia y equidad?. 

La justificación que el veterano verdugo argumenta al nobel parece bastante viciada: 

“Me hacen reír los que dicen que el garrote es inhumano. ¿Qué es mejor, la guillotina?. ¿Usted cree que hay derecho a enterrar a un hombre hecho pedazos?” 

A lo que el joven replica: 

“Yo creo que la gente debería morir en la cama”. 

A lo que el valencianismo podría añadir, “y si es posible de muerte natural, no interesada ni anticipada”. 

Una de las escenas más impactante de toda la obra del maestro es la del patio de la cárcel, cuando el condenado se dirige con calma al patíbulo mientras el verdugo debutante, completamente descompuesto, tiene que ser llevado a rastras por los guardias de la prisión. 

De nuevo ese toque berlanguiano de ternura y compasión con esa otra víctima que es el propio verdugo primerizo y que poco tiene que ver con los que de forma arrogante y envueltos en engaños que el paso del tiempo ha evidenciado, arrastraron a nuestro Valencia a la venta, sacando pecho y caminando por suntuosas moquetas en olor de multitudes. 

Por lo menos el Amadeo de la película no se autopremió con un garrote vil de oro y brillantes por haber conseguido salvar su negocio. 

Ojalá recuperemos pronto el club, aprendamos de nuestros errores (porque también somos culpables) y no lo volvamos a poner en peligro de muerte en manos de salvadores que terminan siendo verdugos. 

“Eso mismo dije yo la primera vez” concluye Pepe Isbert en la película. 


@MESTALLIDOS (Desde el tendido 7 de Mestalla, aspirante a secundario de Berlanga).

divendres, 23 d’abril del 2021

23 D'ABRIL. DÍA DEL LLIBRE


Les falles i el València CF s’han convertit en dos dels eixos vertebradors més importants de les nostres terres, i han anat de la mà en alguns cicles econòmics. Moltes vegades a conseqüència de la vinculació directa entre dirigents de l’equip i d’alguna de les comissions més boiants de la ciutat. També han patit greument les crisis viscudes i s’han vist obligades a reinventar-se i adaptar-se a les noves circumstàncies. Són dos realitats que s’han perfilat com a formes d’entendre una veritat social tan paradoxal com la valenciana, amb la manifestació pública de les connexions amb un valencianisme temperamental.

El segle XX ha estat marcat per enormes transformacions socials, des de l’economia a la política, de la població a les expectatives i horitzons. L’hegemonia assolida per les falles i el futbol en l’àmbit popular ha facilitat plantejar relats d’identificació massius. Resseguir les relacions entre estos fenòmens ens permet revisar les evolucions urbanes del cap i casal, i els canvis de mentalitat col·lectiva en cada època.

Els gustos populars en ocasions reprodueixen les convencions que interessen a les elits socials, mentre que en altres moments mostren una tradició irreductible d’impulsos anàrquics. La sàtira, la crítica i els somriures sorneguers sovint són el refugi de tendències populars que mantenen el seu vigor fora dels rituals oficials. Tant les falles com el València CF juguen i han jugat un paper emblemàtic, més o menys encertat, d’un poble que arrela en el territori valencià i estableix ponts entre la diversitat de pensaments i impulsos de la societat que compartim.

Pedro Nebot Rodrigo
Juanjo Medina Bonilla
Eduard Ramírez Comeig

dijous, 22 d’abril del 2021

VALENCIA C.F. UN CLUB BERLANGUIANO (VI)


PLACIDO 1961. 

En la Nochebuena de una pequeña ciudad, un grupo de beatas celebran la campaña “Siente un pobre a su mesa” en la que las familias de mayor poder adquisitivo invitan a un pobre a cenar en su casa. A Plácido, un humilde padre de familia que lucha por pagar la primera letra de su motocarro ese mismo día, le obligan a participar en los eventos cuando sus preocupaciones, básicamente sobrevivir y pasar la noche con su familia, son otras.

El guión de la sexta película del maestro sufrió más modificaciones que los proyectos del Nou Mestalla. Costó que interesara a los productores y acabó participando en los Oscar dentro de la categoría a la mejor película de habla no inglesa de 1961.

La caridad como postureo, uno de los temas que se tratan en Plácido, no nos es ajena al valencianismo desde la llegada de Meriton. 

Anil Murthy, después de su última reunión con el Presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, una vez le quedó claro que ya no confiaban en ellos, no dudó en sacar un comunicado desde los medios oficiales del club en el que de nuevo quedaba patente su arrogancia y prepotencia. Entre otras mezquindades, hacía mención a las cincuenta mil mascarillas que habían donado para combatir la pandemia del Covid. La caridad mercantilizada, con la intención de sacar un rédito moral que restregar a la sociedad valenciana y a los mismos seguidores del club. Una burda manera de blanquear sus propias conciencias.

La incomunicación, otra de las características de la etapa Meriton, también está patente en la película. Todos hablan pero ninguno escucha. Tantos años aquí y siguen sin entender nada porque entre otras cosas, nunca han querido saber. No han elegido bien a los interlocutores porque en ningún momento les hemos interesado. Han creído que con cuatro tópicos sería suficiente desde ese aire de superioridad de los que se creen conquistadores, “siente un nativo valencianista en su mesa”.

El toque genial de Berlanga, en esta película reforzado por ser la primera colaboración en el guión con Azcona, es que pese a la miseria moral de la mayoría de personajes de Plácido, todos destilan un toque de humanidad que los salva o les concede el beneficio de la duda. Son parte de una sociedad que los aplasta y en ella se deben desenvolver, no les queda otro remedio, se trata de sobrevivir. Consiguen despertar un ápice de ternura a la que el toque de Azcona añade su dosis de ironía.

No todos los que en su día aplaudieron la llegada de Meriton lo hicieron de mala fe, ni mucho menos. Es humano que muchos creyeran las embaucadoras promesas. Merecen comprensión, el terreno de la ilusión es demasiado fértil y manipulable. 

Los que nunca la merecerán son los que con premeditación y alevosía, siendo perfectamente conscientes de lo que se cocía, formaron parte activa e interesada del juego, casi siempre además, sacando algún beneficio personal. Esos a los que a diferencia de Plácido y su familia sí les llegaron opulentas cestas de Navidad por el trabajo bien realizado y sus cómplices silencios futuros.

@MESTALLIDOS (Desde el tendido 7 de Mestalla, aspirante a secundario de Berlanga).











dijous, 15 d’abril del 2021

VALENCIA C.F. UN CLUB BERLANGUIANO (V)



LOS JUEVES MILAGRO. 1957.

Para evitar el ocaso de un pueblo que siempre ha vivido de las bondades que le reporta su balneario (Fontecilla), cinco representantes de las fuerzas vivas deciden inventarse un milagro que los vuelva a poner de actualidad ante el turismo. Uno de ellos se disfraza de San Dimas y deciden que se aparezca todos los jueves ante cada vez más gente que se da cita para contemplar el milagro. Todo coincide con la llegada al pueblo de un aparente delincuente fugado de la justicia que descubre el engaño y les propone hacer negocios. Todo alrededor de él es extraño, pudiera ser el verdadero Santo al que han ido suplantando.

Un Valencia en progresiva decadencia, como el Balneario de Fontecilla, exigía tomar medidas para recuperar sus tiempos de gloria (“Vamos Pablito Aimar…”).

Su degradación ha sido un proceso cuyo inicio podríamos datar en la conversión del club en Sociedad Anónima. Y en el camino han habido muchos culpables.

La mayoría se disfrazaron de falsos profetas prometiendo suntuosos oropeles y volvimos a caer en el pecado de los delirios de grandeza que tanto daño hacen al club cada cierto tiempo.

Se aprovecharon de la fe que brota junto a la Acequia de Mestalla para embotellarla y convertirla en negocio y marketing destinado a clientes y no devotos.

Le dieron una capa de pintura al templo y fingieron la llegada de un Salvador pero al poco llovió y todo comenzó a desteñir dejando la evidencia a la intemperie. Una vez más, como en las películas de Berlanga, retorno al punto inicial pero en una situación mucho peor.

No supimos estar a la altura y tampoco se nos apareció un Santo de verdad como al final parece suceder en la película, sino uno de cartón-piedra, cartulinas reversibles y silencios pactados.

En “Los jueves milagro”, Berlanga sufrió tal marcaje de la censura que le asignaron un cura afín al Opus Dei, el padre Garau, para que como Mangriñán hacía con sus rivales, lo siguiera de cerca en todo momento. Tal fue lo que condicionó al maestro, que hasta Berlanga pidió que su nombre figurara como coguionista, otra muestra más de la genialidad del director que trascendía a sus propias películas.

En la gestión actual del club la censura está presente en todas sus áreas. Baste señalar a modo de ejemplo, la expulsión de la Agrupación de Peñas de su local de toda la vida por criticar la gestión de Anil Murthy, el trato (incluso vetos) a la prensa local que no se muestra afín a sus discursos, el cada vez mayor número de acciones que hay tener para poder asistir a las Juntas, o la publicación de su Batzine donde no hay lugar para la participación o debate y todo son bondades falseadas e interesadas sobre su gestión.

Pese a toda esa censura, los movimientos por la recuperación del club continúan escribiendo su guión a base de arte e imaginación: Mariachis, grafitties, pancartas, concentraciones, etc.

Ojalá recuperemos pronto las aguas, más que medicinales adictivas, de nuestra bendita Acequia de Mestalla.


@MESTALLIDOS (Desde el tendido 7 de Mestalla, aspirante a secundario de Berlanga).




















dijous, 8 d’abril del 2021

VALENCIA C.F. UN CLUB BERLANGUIANO (IV)

CALABUCH. 1956.

Un famoso científico estadounidense al que pese a su voluntad le hacen investigar sobre bombas atómicas, decide dar un vuelco a su vida, huir y refugiarse como vagabundo en Calabuch, pueblo mediterráneo y costero, donde poco a poco va ganándose el cariño de todo el pueblo.

Para su desgracia y la de todos sus vecinos, es finalmente localizado por los americanos y se lo llevan, a la fuerza, del idílico pueblo.

Calabuch como pueblo de Mestalla, con sus personajes tan variopintos y particulares, en ocasiones muy difíciles de entender fuera de su hábitat natural: Els bessons de Rafelbunyol ofreciendo naranajas en el aeropuerto de Manises a los nuevos fichajes, un torero (José Luis Ozores) que teme que su toro se constipe bebiendo agua fría, Nica con su puro dirigiendo las bandas de música, el Langosta (Franco Fabrizi) que entra y sale cuando quiere de la celda en la que la llave está por fuera, el Papi con su altavoz y muñeca hinchable, un párroco (Félix Fernández) y un farero (Pepe Isbert) que juegan al ajedrez a distancia y por teléfono, Gallolo y sus prácticas onanistas…

Tantos y tantos personajes que como en la película de Berlanga son tiernos, a veces ingenuos pero siempre sinceros. No hay mejores secundarios que los de Berlanga y Mestalla, son los verdaderos protagonistas en su maravillosa e inimitable coralidad.

Un Calabuch y un Mestalla libres y mediterráneos, con sus virtudes y defectos, sin necesidad de que nadie los juzgue. Acogedor con el que llega y se quiere integrar en su mundo sin pretender cambiarlo.

Con su pirotécnica idéntidad, sus tracas en días de partido grande aunque ahora sean fuera del recinto, sus fuegos artificiales como forma y expresión de celebración y felicidad. Con la luz cegadora de su cielo y la brisa del Mediterráneo entrando por la grada de la Mar mientras el sol se sienta un rato en la cubierta de anfiteatro a ver cómo transcurre el partido. Con las pancartas de Rafa Lahuerta que son un género literario, valencianista y autóctono, en sí mismas.

En el cartel publicitario de la película se podía leer “Un pueblo feliz porque nadie se preocupó de que lo fuera”.

Así se ha escrito nuestra historia, cuando más felices hemos sido es cuando no hemos necesitado líderes ni salvapatrias. Los que gestionaban el club lo hacían por puro amor como en la película Manuel Alexandre rotula las eses de su barca.

Luis Casanova, don Vicente Peris… Jaume Ortí… No tenían otro objetivo que el de hacer feliz al valencianismo, sin ningún afán de protagonismo ni artificialidad, sin alejarlo de su característico ADN al que ellos mismos tanto contribuyeron: trabajo, humildad, dignidad y espíritu de superación.

La película es la primera coproducción italiana de Berlanga. En nuestro Calabuch-Mestalla particular, cómo olvidar aquella coproducción con Ranieri que fue el inicio del lustro más laureado de nuestra historia. Don Claudio, como el científico Jorge Hamilton en Calabuch, supo comprender perfectamente la idiosincrasia del pueblo de Mestalla, por eso lo acogimos con los brazos abiertos y pese a que como el protagonista de la película también terminó yéndose, siempre será uno de los nuestros. Contribuyó a que veinte años después el nombre del Valencia se proyectara sobre el cielo del fútbol mundial en forma de fuegos artificiales.


@MESTALLIDOS (Desde el tendido 7 de Mestalla, aspirante a secundario de Berlanga).


dijous, 1 d’abril del 2021

VALENCIA C.F. UN CLUB BERLANGUIANO (III)


NOVIO A LA VISTA. 1954.

Historia vacacional de adolescentes en la costa mediterránea en la que surgen conflictos de amor por la intromisión de los padres de una chica, Loli, en su relación con Enrique, porque piensan que sería mucho mejor partido para su hija, Federico, de una posición social superior.

Enrique y Loli, de común acuerdo, pactan que su pandilla la secuestren y se refugian en un monte, desde donde combaten con piñas y piedras contra sus familias.

Acaban las vacaciones y cada uno vuelve a su ciudad. Enrique continúa con sus problemas de estudio y Loli cuenta a su perrito que ha conocido a alguien muy interesante…que se llama Federico.

La película está basada en un guión de Neville. Por suerte de nombre Edgar y no Gary.

Gary forma parte de otro guión más maquiavélico, el de Meriton, capaz de poner a sus amistades de verano como entrenadores de una institución centenaria, de gestionar nuestro club como si fuera un juego de niños, y como los padres de Loli hacen en la película, buscar matrimonios de conveniencia donde no importa el amor sino los réditos económicos y los negocios paralelos que pueden surgir colateralmente.

De nuevo el Valencia como medio y no como fin, como instrumento donde no prima lo deportivo y sí los intereses particulares y egoístas de Meriton.

Una pequeña minoría, los diversos colectivos que han surgido para intentar recuperar el Valencia y a los que solo les guía el amor y pasión por el club, pelean como los protagonistas de la película, con los medios que pueden: Lanzando piñas, piedras, etc contra el imperio e intereses creados.

Es la dignidad de LibertadVCF, It Must be Love, Ultimes vesprades a Mestalla, Viachers, Ciberche, etc.

Como anécdota de Novio a la vista, a lo Pasieguito, Berlanga había descubierto en Francia a una joven actriz que comenzaba a realizar sus primeros pinitos en el mundo del cine, una jovencísima y aún desconocida Brigitte Bardot. Llegaron a un acuerdo con ella para incorporarse a la película, pero finalmente, por un retraso en el rodaje del film que en aquel momento estaba realizando y las prisas del productor de la película de Berlanga por iniciar la suya, perdieron la oportunidad de haber contado con una actriz que se convertiría en una de las más legendarias del cine europeo.

En esta película hay dos gags geniales, como todo lo que rodea al maestro.

En uno, un bañista se está ahogando, moviendo los brazos como señal de auxilio mientras una señora cursi desde la orilla cree que está saludando.

Trasladado a nuestro querido club, no supimos interpretar las continuas señales de auxilio y degradación que el club llevaba emitiendo muchos años, ojalá nos demos ahora cuenta de la trascendencia del momento y no acabemos una vez más, banalizándolo.

En el otro gag, un estudiante está a prueba en un examen y le preguntan la lista de los Reyes Borbónicos. El chico comienza a recitarlos de carrerilla y cronológicamente de más antiguos a más actuales, acabando el listado con un “Isabel II, Alfonso XII y papá”.

El estudiante es el infante Borbón hijo de Alfonso XIII. El tribunal lo aplaude a rabiar, mientras retiran el sillón de lujo donde había estado sentado durante la prueba, y vuelven a colocar una humilde silla para examinar al siguiente alumno.

Así fue el proceso de venta, así se lo pusieron a Peter Lim, así aplaudieron (por acción u omisión) lo poderes fácticos que podrían haberlo evitado. En esa escena podríamos situar también a Kimy, la mimada hija de Lim que tanto presume desde sus redes sociales sin tener ni idea de lo que significa nuestro Valencia, simplemente por ser la hija de papá y creer así que pueden hacer lo que quieran con nuestro querido club centenario, un juguete para ella.

@MESTALLIDOS (Desde el tendido 7 de Mestalla, aspirante a secundario de Berlanga).