dimecres, 25 de novembre del 2020

NO CANVIARÀS EN LA VIDA, XIQUET


LIBRE. La biografía de Ricardo Arias.
Fran Guaita.
Editorial Sargantana.

En esta época maldita en la que algunos intentan cuantificar cuál es el precio del Valencia Club de Fútbol, se suele dejar de lado su valor más importante, el que lo hace único y diferente, el de sus intangibles.

Esos que justifican que miles de personas recorran cientos y cientos de kilómetros para acudir cada partido a Mestalla desde cualquier comarca de nuestro territorio. Esos por los que somos capaces de soportar noventa minutos y los que hagan falta bajo una lluvia torrencial en octubre o asarnos a cuarenta grados los meses de agosto a las cuatro de la tarde, por la ilusión de ver jugar a nuestro Valencia. 

Esos por los que tu hijo lloró desconsoladamente ante aquel gol de M´Bia o fue el niño más feliz del mundo tras el pitido final en el Villamarín aquel 25 de mayo de 2019.

Eso es incalculable, no tiene precio, no hay nada en el mundo que se le aproxime.

De la misma manera, por estos casi 102 años de vida de nuestro club han pasado miles de jugadores pero son sin embargo muy pocos los que han quedado. Incluso de ese selecto club de los que permanecen en la memoria colectiva del valencianismo, aún se hacen más escasos los imprescindibles, esos que también pasan a formar parte de nuestro Valencia por una serie de intangibles.

Nada tiene que ver con haber conseguido títulos o no, se trata de lo que durante su trayectoria aportaron para reforzar y perpetuar la esencia más sagrada del club. Entre ellos, sin duda, Ricardo Arias, nuestro libre.

Y si para el valencianismo es imprescindible el jugador más elegante que ha pisado el césped de Mestalla, imprescindible será también a partir de ahora su biografía, magníficamente novelada por Fran Guaita.

Una de las claves ya la anticipa otro de los más grandes jugadores, sino el que más, de la historia de nuestro Valencia, encargado de escribir el prólogo del libro, Mario Alberto Kempes.

Si para el Matador fueron campeones dentro del campo porque fuera nadie estaba más unido que ellos, en este libro de la Editorial Sargantana, magníficamente editado, se nota desde la primera hasta la última línea, la unión y la complicidad que ha existido entre su autor y el protagonista (y sus más allegados, especialmente su hija Irene) durante el tiempo de convivencia que requirió recopilar todas las anécdotas y situaciones personales del gran capitán, de las que quedan testimonio en el libro.

La novela, además de la biografía del jugador, también es una fotografía del espacio y el tiempo en el que transcurre la historia de su vida.

Desde la infancia Dickensiana de Ricardín, recorriendo las calles del viejo barrio de Velluters, hasta su adolescencia forzada en Catarroja, su paso por la Escuela de fútbol de Benimar en Nazaret o una Valencia cómplice y nocturna en su etapa ya prematuramente adulta.

Veinticuatro muescas sobre su trayectoria futbolística y vital, donde es imposible separar dónde acaba una y dónde empieza la otra, porque desde aquel 19 de noviembre de 1972 en el que por primera vez presenció desde del Gol Sur del entonces Luis Casanova, el Valencia – Athletic Club, gracias a las gestiones, una vez más, del padre Elías Llagaria, la vida de Ricardo iba a estar inexorablemente unida a la de nuestro Valencia, su lugar en el mundo.

Así, durante casi 400 páginas, vamos acompañando la transformación de un niño autosuficiente, duro y flaco que pelotea en las calles cercanas al domicilio de su abuela Teodora en Presseguer 4 de Velluters, a un adolescente rebelde e inconformista que comienza a encontrar su tabla de salvación primero en el Olimpia de Catarroja y posteriormente en el club de fútbol que toma nombre del mismo pueblo de l`Horta Sud en el que por aquel entonces vivía.

Luego el Benimar, donde empieza a tener una ocupación estable cuidando de las pistas de tenis del Complejo Deportivo, lo que le permite centrarse más en la práctica y cuidado de su fútbol, y finalmente su conocida etapa en el Valencia.

La trayectoria de nuestro gran capitán en el Valencia es sobradamente conocida por todos los valencianistas. 

Con recurrir a los por suerte cada vez más numerosos libros que existen sobre la historia de nuestro club, podrán saber de su palmarés y estadísticas.

Lo que hace de especial Libre, es que en sus páginas conviven, se compaginan perfectamente, esa trayectoria forjada de fracasos y hazañas tal cual pasaron a la historia del Valencia, con una serie de intrahistorias de vestuarios, viajes, concentraciones, confesiones, miedos, dudas, etc que humanizan tanto las derrotas como los triunfos, así como a sus protagonistas por muy mitificados que los tengamos en nuestro imaginario.

El autor consigue alternando ambos conceptos que el lector forme parte de esas plantillas y esos vestuarios, habitualmente lugares sagrados en los que se reserva el derecho de admisión, compartiendo situaciones y sentimientos como si allí estuviera. Te transporta.

En un capítulo estás en el vestuario del Calderón escuchando al gran Pasieguito pidiendo a sus jugadores que se dejen el alma por los 25.000 valencianistas envueltos en senyeras que hay en las gradas, en otro estás en la banda de Heysel rezando para que precisamente Arias marque el último penalti contra el Arsenal, en otro llorando porque el equipo no ha podido mantener la categoría y desciende a segunda división, o en otro echándote un whiskito junto a Di Stéfano y Richard en la caseta de material de Españeta, mientras en el césped del Luis Casanova el resto del plantilla celebra el retorno a Primera.

Ser testigos directos de la faceta más humana de tantos y tantos ídolos del Valencianismo: Kempes, Felman, Mestre, Pepe Claramunt, Jesús Martínez, Tendillo, Saura, Pasieguito… Y Españeta, cómo no, siempre Españeta, el que le abrió la puerta del vestuario y lo sentó con toda la intención del mundo entre Cerveró y Claramunt. Cómo sabía de códigos Bernardo, cómo se comportó cuando Ricardo más lo necesitó como su Ángel de la Guarda: “No canvariaràs en la vida, xiquet”. Y cuánta razón tuvo.

En los éxitos y los fracasos, de los que da muestra el libro, en el cielo y en el infierno, nuestro capitán nunca se escondió, nunca cambió. Fue el primero en saborear los éxitos pero también en saltar al césped de Mestalla el primer partido en Segunda, encabezando la alineación. Noble, elegante, de corazón inmenso y a veces volcánico, leal... brazalete con el escudo del Valencia y cabeza arriba, siendo siempre consciente de lo que eso significa.

Dieciséis años y más de seiscientos partidos, toda una vida que probablemente hayan sido siete o más pero siempre sin perder ese brillo excepcional al que mi admirado Rafa Lahuerta hace mención en su maravilloso epílogo, guinda al libro.

Ya no se hacen tipos como él, nunca más un cuatro será tan diez, demasiado bonito, decía don Alfredo, para ser defensa. Y era, es y será nuestro.

Aquel 5 de octubre de 1991, en su partido 500 de Liga, la pancarta del fondo norte rezaba “Arias: el maestro continúa, el mito nace hoy”.

Desde este mes de noviembre de 2020, el mito ya tiene su merecido libro.

Imprescindible, porque hay intangibles que deben perdurar de generación en generación.


Jose Carlos Fernández Haba. Socio del Valencia