divendres, 8 de maig del 2020

UNA DE PANCARTAS




Hubo un tiempo en el que las pancartas engalanaban Mestalla. Aunque, a decir verdad, tampoco demasiado, ya que ni la fisonomía del vallado ni las costumbres de la hinchada componían un lienzo tan atractivo como en el Calderón o La Romareda. Pero al menos la General de Pie daba el toque de color y calor. 

No me refiero en estas líneas a las pancartas-mensaje, tradición que implantamos en Mestalla antes que en ningún estadio de España. Me remito ahora a las que no fueron, como las anteriores, de usar y tirar. A esas pancartas concebidas para ser colgadas una y otra vez en los balcones de las gradas. Por lo general, las más resistentes y vistosas. 

Nos tenemos que remontar a los años noventa y, en especial, a los centrales de la década. Por entonces, en nuestro campo la libertad de expresión no era acallada a golpe de megafonía ni desincentivada a base de cacheos y otras coacciones. Eso sí, por ejemplo, el roigismo hacía sus pinitos en manipularla, precisamente, mediante el pancarteo. 

Pero, en general, al aficionado no se le reservaba la impersonal y aséptica experiencia de consumidor de hoy en día, que lo supedita a relleno de mosaico subvencionado, figurante de besamanos colonial o sostenedor de aplaudidor con instrucciones. 

Es este un pasaje, dentro de la gran historia de Mestalla, que a principios de los noventa viví por la tele (era pequeño y no me llevaban todo lo que yo quería al campo) y ya en el estadio desde que conseguí un pase de General de Pie Norte para la 96-97 (un vomitorio más escorado hacia Numerada de lo que lo estaba la Peña Roberto Mislata, Romis). Eran temporadas de pinchazo otoñal de la burbuja de Romario, de reparto gratuito de la revista Val de VAC y del “¡puta Antena 3!” los lunes por la noche. A partir de la 98-99, mudanza al balconcito de Gol Gran Bajo. 

Comenzaré este repaso de las pancartas, siguiendo el criterio de antigüedad, por el norte. Allí se podían ver, entre otras, las de Sempre Valencia, Original Group, Comando Ultra (en negro sobre amarillo), Anticulés, Armada Blanca, Bat Power... Aparte de las de Fossa dei Lubo´s (no confundir con el Lubo´s Gol Gran de 1994, ya en el fondo sur) y secciones de Yomus: Heysel 80, Inflón, Fernando, Catarroja, Atzeneta, Comando Ultra Paiporta, Benifaraig… 

   

Y algunas peñas, además de Romis, solían poner las suyas en norte: Gallo Che, Samaruc, Burjassot, Pumuki Barrio del Cristo… Incluso había una roja con Ochsenfurt escrito en letras blancas cuya trazabilidad siempre pensé que dirigía hacia Múnich. 



Y en el fondo sur recuerdo las de Corazón de Mestalla, Valencia t´estimem, Kop Valencia, 1923-1998 Any Mestalla, pero sobre todo las de Gol Gran y sus secciones de entonces: Patraix, Sang Che, Malilla, Grupo Zaidía, Akelarre, Godian, Boys Sur, Vega Baixa, Ontinyent, Perellonet, Russafa… 

Detrás de estas pancartas se solían agrupar vecinos de la misma zona, pero también compañeros de colegio. Maristas, Dominicos, El Pilar, IES Campanar, CEU San Pablo… Abro solo un poco el melón del valencianismo escolar, que también daría mucho de sí. 

En el VCF-Hércules de la 96-97 (el minuto de silencio por González Lizondo y el derby del milenio) se presentaron varias de estas pancartas con la misma estética (las iniciales del grupo flanqueando una cruz de San Jorge y a continuación el nombre de la sección, todo en blanco sobre negro). 

Numerosas eran las peñas que colgaban sus pancartas en el fondo sur: Obsessió Che, O Rey Mazinho, Va de Bo Alginet, Valencia Brothers, Carrilers, Politècnica… Y otras solían ponerlas en los desplazamientos: Che Collons Sueca, Circuito Oliag, Fernando Campanar, La Gamba Che Albuixech, Paniego 71… 

Vayan por delante mis disculpas porque seguro que, en este ejercicio de arqueología, me he olvidado de muchas pancartas y habré incurrido en más de una imprecisión. Este es mi pequeño homenaje a quienes dedicaron su tiempo y dinero a confeccionarlas, encargarlas o colgarlas. 

Poco después ya pude ser yo quien contribuyera a decorar Mestalla con ellas, pero eso ya es parte de otra historia (con sillas azules, en lugar de cemento, en las gradas). Una historia personal de valencianismo que, sin la aportación de quienes me precedieron, yo no hubiera podido escribir de la misma manera. 

Quizás sea un tema menor. Como mucho, una nota a pie de página en la gloriosa historia de nuestro club. Tal vez muchos lo/nos consideren una antigualla prescindible, pero la memoria no debe ser selectiva, sino compartida. Y, sin los jóvenes que se dejaron horas poniendo Mestalla de gala y han seguido renovando el pase hasta hoy, está incompleta. 

Me gusta recordarlo ahora que, en estos duros tiempos de la deslocalización del VCF, nos arrumban la tiranía de las compraventas, las normativas adocenadoras y los horarios intempestivos. Amunt!

Simón Alegre.