dimecres, 8 de març del 2017

JUAN RAMON SANTIAGO




Mi padre nació en Erandio-Bizkaia el 8 de marzo de 1912, sus padres María y Eduardo, su hermano Julián, siendo pequeño quedó huérfano de madre por lo que se crió con su tía Severi. Con 16 años empezó a jugar en el Erandio, con 18 años fichó por el Alavés la temporada 1930-31 que estaba en 1ª división, tuvo en el equipo como compañero a Simón Lecue, de Arrigorriaga, gran jugador que posteriormente fueron compañeros en el Valencia y que también jugó en el Madrid, pero al finalizar la temporada le dijo a Don Amadeo García Salazar, presidente del club, que se volvía a Erandio porque jugaba poco, el Alavés tenía entonces como defensas a Ciriaco-Quincoces mayores que él y grandes jugadores, y que luego ficharon por el Madrid, y además tenía la novia en su pueblo, Don Amadeo trató de convencerle alegando que le auguraba un gran porvenir futbolístico, pero que ni por esas. Jugó dos temporadas más en el Erandio y ya con 21 años como destacaba mucho tenía muchas ofertas, y al final se inclinó por el Gimnástico de Valencia, actual Levante, ya que su bisabuelo procedía de allí, yo hace unos 15 años pude comprobar que el lugar de procedencia de mi tatarabuelo era Altea. La cuestión es que la temporada 1933-34 la jugó con el Gimnástico de Valencia, y ya en 1934 como seguía destacando considerablemente tuvo varias ofertas, pero se decidió por seguir en Valencia y fichar por el Valencia, su gran acierto deportivo, donde estuvo hasta la temporada 1950-51, que ya jugaba poco, a pesar que seguía encontrándose en gran forma, y como recibió una propuesta de Carlos Iturraspe para jugar en el Mestalla, que se encontraba en dificultades, pues decidió seguir jugando en el Mestalla, ya que su pasión era jugar al futbol, y demostró que se encontraba en perfectas condiciones para seguir jugando al futbol. La temporada 1951-52 el Mestalla hizo una gran campaña y ascendió a 1ª división, yo entonces tenía 15 años y me emociono al recordarlo ya que fui testigo de aquella apoteosis. Jaime Hernández Perpiñá, en su libro La Gran Historia del Valencia C.F. dice, haciendo mención a este acontecimiento: Un conjunto extraordinario que, si no estaba suficientemente bien dirigido desde la banda por el genial Carlitos (Iturraspe), tenía sobre el terreno un hombre con una batuta magistral: Juan Ramón; y tras las cortinas un monstruo: Vicente Peris, Vicentin, que a todos maravillaba por su inteligencia.

El 11 de marzo de 1936 mi padre fue a Erandio a casarse con su novia de siempre, Carmen Sertucha Larrea, me vuelvo a emocionar, ambos con 24 años, y volvieron a Valencia en una vuelta muy accidentada ya que por las circunstancias que atravesaba el país tuvieron que volver por Francia. Del matrimonio nacimos tres hijos: Juan, Carlos y María del Mar. Los tres nacimos en Valencia, en la calle General Prim, nº11, puerta 9. Carlos nació en 1940 y falleció con 11 meses, su padrino era Carlos Iturraspe, está enterrado en el Cementerio General de Valencia, mi querida hermana María del Mar nació en 1943, su padrino fue Epi, y falleció en 2013, está enterrada en el Parque de la Paz de Godelleta. Mi padre falleció en 1999 y mi madre en 2001, y ambos están enterrados con mi hermana. Yo nací en plena guerra y nunca he sabido quien fue mi padrino, debió ser alguien que por casualidad pasó por allí, sin embargo si sé quien fue mi madrina Vicentita, Titín, Aliaga, la hija mayor de nuestros vecinos Enrique y Vicenta, a los que queríamos mucho y les dábamos tratamiento de tíos, eran como los hermanos mayores de mis padres.

En la entrevista radiofónica que me hizo Josep Rovira ya expuse el lado humano y humilde de mi padre. Dije que no había fumado nunca, ni bebía, era muy austero en su forma de vida ya que solía salir de casa prácticamente sin dinero en el bolsillo. También comenté la propuesta que le hicieron un grupo de arroceros de Silla, hinchas del Valencia, y fans de mi padre. Igualmente comenté la opinión que expuso un ex jugador del Valencia sobre las enseñanzas que había recibido de mi padre. Igualmente relaté la anécdota sobre mi padre cuando siendo capitán del equipo e internacional asumió la función de utillero por ausencia forzada de este.

Ya dije como mi padre entrenaba todos los días del año, mientras fue jugador no cogía vacaciones, empezaba la temporada en forma y en su peso apropiado y la terminaba en forma. Lo que no dije es que después de los partidos en Mestalla se iba a casa a meterse en la cama durante dos horas mínimo para recuperar el esfuerzo realizado, ya que normalmente solía perder tres kilos por partido, pues se entregaba hasta la extenuación.

Precalentamiento. Hace setenta años este concepto no existía, los jugadores hacían en la caseta unos ligeros ejercicios y salían a jugar el partido. Normalmente los jugadores del Valencia solían ir a Mestalla en tranvía o taxi, mi padre y yo solíamos ir andando desde la Gran Vía de Germanías, donde teníamos el Bar-Restaurante, hasta Mestalla, una buena tirada, mi padre marcaba el ritmo y yo iba sacando la lengua, este era el precalentamiento de mi padre. Cuando mi padre, por extrañas circunstancias, decidía ir en tranvía yo era el chaval más feliz del mundo. Pensar ir en taxi, bueno...eso era una utopía, y yo solía pensar: coño si otros van en taxi porque mi padre no hace lo mismo, yo entonces era muy niño para saber que mi padre estaba hecho de otra pasta, cuando me hice más mayor empecé a comprender como era mi padre y que orgulloso estoy de cómo era, y me sigo emocionando, y no sé si es bueno. Y claro de mi madre no digo nada porque estoy haciendo mención exclusiva del ámbito deportivo, ya que si tocase el tema familiar, bueno....

Dopaje. Hoy se suele hacer mucha mención a este concepto, hace setenta años los jugadores en el descanso, sobre todo en invierno cuando hacía frio, se tomaban una taza de café bien caliente con un chupito de coñac, mi padre también era diferente para esto ya que solía tomar glucodulco, que era un compuesto azucarado, comprado por su cuenta, y que decía que era reconstituyente.

El Erandio. A nivel regional era un gran equipo, llegaron a coincidir en la misma temporada tres grandes jugadores: Salva Arketa, defensa del Athletic e internacional, Juan Antonio Ipiña, medio del Madrid e internacional, y mi padre defensa del Valencia e internacional, luego no era de extrañar que con estos chavales de gran calidad tuviesen un gran equipo. Posteriormente tuvo gran reconocimiento el primer partido que el Erandio ganó al Athletic, con todas sus grandes figuras de la época, y en el que jugaron juntos en el Erandio mi tío y mi padre.

Real Madrid. Es tradicional que este equipo esté considerado como que goza de apoyos de todo tipo. En el Madrid hace 70 años era capitán Juan Antonio Ipiña, de Ortuella, gran jugador, que había sido compañero de mi padre en el Erandio, por lo que mi padre tenía una gran amistad con él, y dentro de dicha amistad y confianza me padre le solía echar en cara que el Madrid empezaba la liga siempre con 5 puntos de más. Mi padre tenía gran respeto por el Madrid porque consideraba a Santiago Bernabeu una gran persona y un gran presidente, por el cariño y simpatía que sentía por Ipiña y porque Ramón Encinas, que había sido entrenador suyo en el Valencia y que conjuntamente habían conseguido grandes títulos, era el Secretario General del Madrid, y además en cierta ocasión que mi padre, entre otras muchas, tuvo una grave lesión el Madrid a través del Sr. Encinas tuvo el detalle de desearle por escrito una pronta recuperación y declararse amigo y admirador de mi padre, ningún otro club tuvo semejante detalle . A pesar de todo mi padre reconocía y participaba en la creencia de que el Madrid tenía un rechazo generalizado por ser considerado “el equipo del régimen”.

Renovación. Cumplidos los 30 años las directivas de los clubes consideraban que los jugadores estaban prácticamente acabados. La directiva del Valencia no era una excepción por lo que a mi padre le dio dicho tratamiento y cada año le renovaba por un año más y así hasta diez años más. Lo que sí es cierto es que el Barcelona en la carrera deportiva de mi padre pretendió en varias ocasiones ficharle, lo que entonces era una utopía ya que los clubes tenían el derecho de retención, lo que suponía que el club incrementaba un 10% la ficha y te retenía, lo que mi padre aprovechó en varias ocasiones para ver incrementada su ficha.

Después de los entrenamientos. En Mestalla en aquellos tiempos había una vivienda ocupada por el señor que cuidaba el campo, Constantino, que vivía con su mujer y sus hijos, chico y chica. Después del entrenamiento los jugadores iban a casa de Constantino y su mujer les preparaba un porrón de cerveza con gaseosa y cacahuetes y tramusos.

Entrenar. Hoy se comenta que los grandes lanzadores de faltas practican durante mucho tiempo en los entrenamientos. Mi padre era zurdo y practicaba continuamente los disparos con el pie derecho y jugar con el balón con dicha pierna. Con el pie izquierdo solía practicar descalzo por lo que tenía el pie como si fuera una pala de jugar al frontón, luego cuando se ponía la bota tenía un disparo impresionante, a pesar de que entonces los balones eran como piedras, las botas como las de los alpinistas, y no digamos nada del estado de los terrenos de juego que eran verdaderos barrizales, ahora cuentan con moquetas verdes, pelotas de playa y zapatillas bailarinas. Saltaba a la comba, cuerda, como los boxeadores, era impresionante verle entrenar.

Entrenar al Levante. Mi padre durante su etapa como entrenador, que duró unos 25 años, recibió en diferentes ocasiones ofertas del Levante para entrenarles, lo que para mis padres era una gran ventaja ya que les suponía no tener que desplazarse de Valencia, pero para mi padre siempre fue definitivo el enfrentamiento existente entre Valencia y Levante para rechazar este ofrecimiento por ventajoso que fuese.

La ignorancia de chaval. Cuando yo era pequeño me pasaba mucho tiempo jugando al futbol en la calle, en la Gran Vía de Germanías, con mis amigos de la calle, entonces prácticamente no circulaban coches. La cuestión es que estábamos hasta tarde jugando y recuerdo que a mis amigos les llamaban sus padres para ir a casa, algunas veces no les hacían caso y salían corriendo pero sus padres no les echaban el guante, yo tonto de mí lo intenté algunas veces pero el “puñetero” de mi padre siempre me echaba mano, no tardé mucho en comprenderlo.

La guerra y la posguerra. A mi padre la guerra le cogió con 24 años, lo que le afectó mucho en su carrera deportiva y no digamos nada en lo personal, ya que su hermano Julián, al que adoraba hasta el extremo de decir que le consideraba mejor jugador que él, falleció en 1938 en el penal de El Dueso-Santoña, según el parte de defunción dice que fue por muerte natural, a lo que yo añado: “natural” que muriese ya que estaba sometido a permanentes torturas, murió con 28 años. También en guerra murió siendo preso en el Valle de los Caídos el único hermano varón de mi madre, con veinte y pocos años. El año 41 también fue agridulce ya que falleció mi hermano Carlos con 11 meses y posteriormente mi abuelo paterno en un campo de concentración, causas de la muerte: caquexia, la misma por la que morían los judíos en los campos de exterminio nazis. Por la parte “dulce” el conseguir el primer título de Copa con el Valencia y conseguir la internacionalidad.

Lesiones. Como jugador del Valencia mi padre ha tenido graves lesiones, Campanal del Sevilla le rompió la nariz, dejándosela destrozada para siempre, en aquellos tiempos la cirugía plástica era totalmente desconocida, Elicegui del Atlético de Madrid, denominado “el expreso de Irún”, le rompió un brazo, posteriormente tuvo dos roturas de piernas, y finalmente en un encontronazo con Nieva del Castellón este le abrió la cabeza, lo que trajo consigo la carta de D. Ramón Encinas y un largo artículo en la prensa, no valenciana, en la que el periodista Julio Cueto se hacía eco de la grave lesión que había sufrido mi padre, alababa su comportamiento firme y sereno, su juego franco y valiente arriesgando su físico ante todo en defensa de sus colores y terminaba diciendo:” Deseo vivamente el pronto restablecimiento de este meritísimo deportista del futbol español”. Es preciso recordar que entonces se jugaba con dos defensas contra cinco delanteros, sobre todo el delantero centro era el clásico jugador tanque, recuerdo a Campanal, Martín, Pruden, Barinaga, Jorge, Mundo,  Zarra, etc...Por contra no se conoce que mi padre produjese lesión alguna en los contrarios.

Trampas en el futbol. Recuerdo en cierta ocasión que después de un partido le vi a mi padre muy cabreado, nos explicó que en el partido que habían jugado contra el Murcia, no recuerdo si con el Valencia o el Mestalla, en el equipo murciano jugaba un marroquí llamado Raphi que tenía por costumbre enfrentarse con el defensa contrario y cuando estaba enfrente de él le escupía a la cara y luego le driblaba fácilmente.

Todo el que lea lo escrito dirá: “qué va a decir este de su padre”, pues si y con mucho orgullo. Recuerdo la última frase que Jaime Hernández Perpiñá en el libro “40 HISTÓRICOS DEL DEPORTE VALENCIANO”, en el espacio dedicado a mi padre escribía, como colofón, la siguiente frase: “Una vez hecho Juan Ramón, se rompió el molde”. Otro periodista escribió: “Cuando Juan Ramón hablaba, el vestuario escuchaba”. Otro periodista dijo: "Cuando Juan Ramón hablaba de futbol era un oráculo". Y es cierto, cuando hablaba de futbol perdía la noción del tiempo, era su vida. Tengo otro artículo de prensa en el que se habla de los diferentes capitanes que ha tenido el Valencia y como titular decía: "Juan Ramón dignificó el cargo". Cuando el Valencia ganó la primera Copa, la prensa dijo: "Juan Ramón fue el gran capitán de aquella gesta".  

Como entrenador. Entrenó a muchos equipos: Mestalla, Badajoz, Eldense, Atlético de Ceuta, Elche, Sabadell, Castellón, Mallorca, Ferrol, Málaga, excepto el Elche en 1ª división, el resto en 2ª división. Con buenos resultados en Eldense, Atlético de Ceuta, se jugó la promoción a 1ª, Sabadell y Ferrol. Buenas primeras temporadas y salidas en la segunda: Castellón. Malos resultados: Mestalla, Badajoz y Málaga. En el Mallorca fue cesado a media temporada estando clasificado en segunda posición. Conociendo la trayectoria futbolística de mi padre considero que sería muy severo con sus plantillas, y más sobre todo con ciertos jugadores en aquellos tiempos bastante "verbenas", lo sé por experiencia ya que entonces llegué a ser profesional del futbol y conocía el percal. Todavía recuerdo un partido que presencié en Elche y en el cual ganó el equipo forastero, la cuestión es que los jugadores tenían organizada una fiesta en una casa particular y a la que fui invitado, lo cierto es que al cuarto de hora no pudiendo soportar el ambiente de festejo que allí había opté por marcharme. Cuando llegué a casa el ambiente era de funeral, como era lógico.

Recientemente leí unas declaraciones de un entrenador vasco de futbol, del cual tenía una buena opinión, que cuando dijo que los entrenadores del pasado eran meros "alineadores", me produjo una sensación total de repulsa ya que cometió el grave error de generalizar. Mi padre como entrenador era un estudioso del futbol y de todo su entorno, estaba suscrito a varias revistas argentinas e inglesas, estudió inglés varios años para poder enterarse de las tácticas, técnicas, sistemas de entrenamiento, había estudiado en profundidad la anatomía del cuerpo humano, igualmente estudió dietética, solía decir que había que levantarse de la mesa con apetito, que la comida era necesario beberla, o sea masticarla totalmente, y la bebida había que masticarla, o sea paladearla en exceso para que no se bebiese alegremente, aunque ya se sabe que era abstemio.

Vender partidos. En uno de sus equipos el presidente le dijo que el partido del domingo estaba arreglado y que había que perderlo y mi padre le contestó: "pues yo no me siento en el banquillo" y no se sentó, alegó enfermedad y no hizo acto de presencia en el partido.

El fabricante de calzado. La segunda temporada que estuvo en el Elche el directivo que llevaba los temas deportivos era un importante fabricante de calzado, la mayoría de los directivos lo eran, y antes de empezar la temporada le dijo a mi padre: "Mire Juan Ramón yo soy el Directivo responsable del área deportiva y creo que nos debiéramos reunirnos semanalmente antes de los partidos para cambiar impresiones sobre la alineación y cómo jugar el partido, mi padre sorprendido le dijo que era responsabilidad profesional del entrenador asumir dichas funciones y que por lo tanto no podía ni debía renunciar a dicha responsabilidad, ante la insistencia del directivo mi padre le propuso: "Mire se me ocurre la siguiente idea: yo le permito que usted me asesore en temas deportivos y usted debe permitirme que yo le asesore en temas de su empresa", a lo que el directivo empresario le respondió: "Hombre Juan Ramón yo llevo veinte años viendo futbol y creo estar en condiciones de poder asesorarle", a lo que mi padre le respondió: " Yo llevo zapatos desde los tres años zapatos, tengo cincuenta, y por lo tanto estoy en condiciones de asesorarle en su fábrica de zapatos". El directivo no respondió, lo que nunca se supo que porcentaje de participación tuvo en el cese de mi padre en el Elche.

La vida del entrenador. La afición envidia el puesto de entrenador por considerarlo un chollo, yo puedo asegurar que el entrenador y su familia sufren de forma insoportable, incluso cuando la cosa va bien se sufre mucho. Nunca olvidaré cuando estuvo mi padre la segunda temporada en el Elche, estaba jugando en casa contra Osasuna, el primer tiempo iba perdiendo, creo que 0-3, yo me encontraba en mi habitación, en el caserío de mis abuelos maternos en Erandio, llorando a lágrima viva, ya que mi padre estaba amenazado de cese, el partido al final se ganó 6-3, fue un suspiro, pero temporal.

Yo tengo un gran respeto por los profesionales del futbol, después de ser campeón de España con la Selección Juvenil de Bizkaia, y participar en la Selección Sub-23 de Bizkaia, en plan amateur, fiché por el Mestalla con 22 años profesionalmente, la experiencia no me satisfizo en absoluto, y lo dejé a continuación, también es verdad que tenía la carrera a punto de terminar. Como dice la biblia muchos son los llamados y pocos los elegidos. Y más difícil todavía es el puesto de entrenador. Yo suelo decir que no entiendo de futbol, aunque alguna vez caigo en la tentación y meto la pata, creo que de ello solo saben los profesionales y de vez en cuando se equivocan. Como anécdota diré que los lunes suelo ver el programa Bilbosport de Telebilbao en el cual hay un moderador y seis contertulios socios del Athletic, un lunes en mitad del programa se estaban expresando todos ellos con una suficiencia futbolística que al final me decidí a enviarles un mail en el que les dije: "Si en vuestras profesiones o negocios supieseis tanto como creéis que sabéis de futbol Bill Gates a vuestro lado sería una zapatilla rusa". Cuando el mensaje se leyó me alegré de ser telespectador porque si me llegan a tener a mano me descuartizan.

Tres decepciones. Seguramente habrán sido más, pero muy importantes son: la primera el no haber ascendido el Mestalla a primera división después de una gran campaña. Posteriormente he leído que al ser un club filial no podía ascender. Y yo opino que no es así, ya que en aquel entonces no existía esa normativa que impedía el ascenso a los filiales, y en segundo lugar yo recuerdo que aquella temporada el Valencia había tenido un resultado muy pobre, como ejemplo diré que el Racing de Santander empató en Mestalla contra el Valencia 1-1, y posteriormente jugó la liguilla de permanencia contra el Mestalla y este le metió 6-1, el Mestalla tenía un gran equipazo: Timor, Ibáñez, Juan Ramón, Domínguez, Sendra, Mangriñán, Mañó, Fuertes, Sócrates, Plá y Giraldós. La afición estaba dividida, sobre todo la juventud se inclinaba por el Mestalla. Y el Valencia optó por pasar al primer equipo a unos ocho jugadores del filial y que el filial no ascendiese. Para mi padre fue una gran decepción porque si el Mestalla hubiese ascendido él hubiera seguido jugando a pesar de tener ya 40 años cumplidos.

La segunda decepción fue no haber entrenado al Valencia, al terminar la primera temporada en el Elche la directiva del Valencia se dirigió a él diciéndole que si hacía una segunda temporada al mismo nivel se le ficharía, lo cierto es que la segunda temporada no fue satisfactoria y quedó todo en agua de borrajas. Otros compañeros de su época tuvieron la fortuna de entrenar al Valencia, merecidamente por supuesto, sin que les pusieran tanto condicionante. 

La tercera decepción se produjo después de una final que se jugó en Montjuic, hay que recordar que el Valencia jugó tres finales seguidas en ese campo y perdió las tres. La cuestión es que después de perder la final creo que fue un periodista el que tuvo la osadía de decir que habían jugado veinte vascos contra un valenciano, Amadeo, y un gallego, Alvaro. Me imagino que el Valencia jugaría con: Eizaguirre, Álvaro, Juan Ramón, Ortúzar, Iturraspe, Lecue, Epi, Amadeo, Mundo, Igoa y Gorostiza. Para mi padre después de haber perdido la final tener que escuchar ese comentario le produjo un daño inmenso.

Asesor técnico. Mi padre durante diez años más, después de dejar de entrenar se dedicó a asesorar a la Secretaría Técnica sobre las características técnicas de los jugadores a los que se les producía un seguimiento.

Los últimos años. Los 7-8 últimos años de sus vidas tanto mi padre como mi madre tuvieron demencia senil. Uno de los momentos más duros de mi vida lo viví cuando en uno de los viajes que hice a Valencia me padre me dijo: "OIGA, creo que USTED vive en Erandio, es que yo soy de Erandio" entonces comprendí por primera vez la situación mental de mi padre y realmente sentí que la tierra se abría a mis pies, fue algo terrible.

Mi madre empezó a perder la cabeza algo después que mi padre. Vivían solos en Gran Vía de Ramón y Cajal, nº5, escalera izquierda, puerta 13, por cierto que a mi padre le decían si no le daba alguna preocupación de vivir en la puerta 13, a lo que mi padre decía que si le diesen 13 millones de pesetas no los rechazaría, y que si le quitasen 13 años lo celebraría encantado. Bueno, la cuestión es que mi madre una noche comprobó que mi padre no estaba en casa por lo que llamó urgentemente a mi hermana para ponerle al corriente, mi hermana fue a Ramón y Cajal y lo primero que hizo fue comprobar los alrededores de la casa, ya que mi padre estaba en pijama y zapatillas, la búsqueda inicial fue infructuosa, y a mi hermana se le encendió la lucecita pensando "¿y si ha ido a Mestalla?", urgentemente se desplazó a Mestalla y allí encontró a mi padre en la puerta principal, en pijama y zapatillas, intentando aquella madrugada entrar en Mestalla. Este hecho se repitió dos o tres veces más por lo que hubo que decidir ponerles a mis padres atención externa completa.

Mi padre perdió la cabeza, pero su corazón siguió latiendo y los últimos latidos de su corazón le dirigían desde Ramón y Cajal, en pijama y zapatillas, de madrugada, en invierno, andando una larga caminata, hasta Mestalla y hasta el equipo de su corazón: el Valencia Club de Futbol.

El Valencia le concedió la Insignia de Oro y Brillantes.
La Real Federación Española de Futbol le concedió la Medalla de Plata al Mérito Deportivo.
Ganó Dos Copas, Tres Ligas, Tres Subcampeonatos de Copa, Dos Subcampeonatos de Liga. El Valencia fue declarado el mejor equipo de la década de los cuarenta.
Fue Dos veces internacional, Tres veces suplente. Es necesario recordar que España solo jugaba contra Alemania e Italia, y los países neutrales Suiza y Portugal. Prácticamente no se jugaban partidos internacionales.

Agradecimientos. Quiero agradecer a Josep Andreu Bosch y José Ricardo March la relación personal que han mantenido conmigo con el fin de tratar la información existente sobre mi padre, lo mismo puedo decir de José Lizondo, en su publicación The barraca, igualmente puedo decir de los amigos de Ciberche que han demostrado un gran cariño hacia mi padre, y no puedo terminar sin hacer mención a la Fundación del Valencia Club de Futbol y en especial a la Responsable de su Patrimonio Histórico, la Sra. Loles Ruiz Ridaura, por el acto homenaje a la gran gesta que supuso la consecución del Primer Título para el Valencia C.F., del que mi padre con gran orgullo era su capitán, y en el que se me llamó como invitado especial, y al cual no me fue posible asistir porque me pudo la situación y el cuerpo no me respondió como de todo corazón hubiera deseado. Muchas gracias.

Para terminar quiero pedir disculpas anticipadas por si en este escrito he podido cometer errores de tipo ortográfico, de fechas erróneas, o de conceptos en los que la memoria me haya podido fallar. Lo que aseguro es que lo he escrito con todo cariño y emoción posibles.

Juan Ramón Sertutxa