dilluns, 18 de juliol del 2011

Respeto

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Hace muchos años, cuando el CD Mestalla aún disputaba sus partidos en el viejo estadio los domingos por la mañana, acudí, junto a mi mujer, entonces novia, a un partido de tercera división. Ni siquiera recuerdo quién era el rival, pero sentados en la tribuna antes de que empezara el partido, justo en el asiento de mi derecha se sentó Roberto Gil acompañado del que imagino sería su hijo. “Hostia, Roberto Gil”, pensé, y le dí un pequeño codazo a mi chica diciéndole con los ojos, “mira, Roberto Gil”… Ella, no conocedora de nuestra historia tanto como yo, como si se hubiera sentado Perico el de los palotes. Pero para mí era tremendo estar sentado al lado de Roberto Gil, una leyenda del valencianismo.

Digo esto porque tras el fallecimiento de D. Arturo Tuzón, en el programa de Paco Lloret se le hizo un merecido homenaje y en él participó Roberto. Y cuando le ví pensé que una leyenda como él debería estar muchísimo más reconocida. Un hombre que ha defendido la camiseta durante más de 350 partidos de la época (ahora serían bastantes más), que desde mediados de los 60 ostentó la capitanía del club, que formó una pareja inolvidable con Paquito en la medular, participante activo tanto de la Copa del 67 (en nuestra memoria quedó grabada esa foto levantando la copa en el palco del Bernabéu con una cara de satisfacción inmensa), como de los títulos de Copa de Ferias, que después de retirado, y homenajeado en Mestalla en un partido contra el Honved, fue entrenador y secretario técnico, en unos tiempos en lo que lo más fácil era haber echado a correr sin mirar atrás.

Estigmatizado injustamente con el famoso “té cosetes”, fue un hombre de club, lo cual a veces, incomprensiblemente, parece un pecado, cuando en realidad, bajo mi punto de vista, es lo más grande que puede tener una entidad, personas que amen y defiendan nuestro escudo por encima de todo.

Estoy seguro, que a una buena parte del público habitual de Mestalla le preguntas quién es Roberto Gil y no te saben responder, y si lo hacen, no le darían la dimensión que merece. Si Roberto Gil se llamara Bobby Gill y hubiera jugado para el Blackburn Rovers, por citar un equipo inglés cualquiera, sería una auténtica leyenda (para mí lo es) y estaría colmado de homenajes y reconocimientos. Y sobre todo de respeto. Respeto casi litúrgico hacia una historia.


Jose Miguel Lavarías
Socio del Valencia CF
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5 comentaris:

kawligas ha dit...

Sí, señor, suscribo todo lo que dices, José Miguel. Roberto Gil es de los jugadores que son la verdadera argamasa de la historia d eun club y aún podemos verlo caminar desde el bar de los veteranos hacia su localidad en Mestalla todos los días de partido. Es un honor, y está vivo. ¡Qué más queremos!

Anònim ha dit...

Justísimo y merecido post que suscribo al 101%. Roberto además es uno de esos ex-jugadores que además de ser leyendas sobre el campo saben también lo que el club es y representa. Larga vida.

BT

Anònim ha dit...

Un dels nostres i dels més grans.

Josep Bosch

Anònim ha dit...

Un mala sombra como persona, ademas de maleducado.

Anònim ha dit...

Un caballero de los pies a la cabeza, un hombre integro y cabal, un gran valencianista que nunca se dejó guiar por sus intereses personales y que siempre antepuso el bien de la entidad, huyó de amiguismos y favores sin importar lo que dijeran los mediocres y los envidiosos.
Paco Lloret.