divendres, 13 de febrer del 2009

Vicente Peris: la conmoció d'una absència

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Posem punt final a la setmana d'homenatge a Vicente Peris un altre 13 de febrer, el mateix dia en que va faltar al Camp de Mestalla, amb un recull de les reaccions que va generar la seua desaparició. Entre les innumerables mostres de condol i afecte d'aquells dies, colpix la unanimitat en la percepció de que es tractava d'alguna cosa més que un treballador del futbol. Aquell diumenge ens deixà un valencianista conscient de tindre l'oportunitat de posar en pràctica la seua idea de Club, d'altra banda molt avançada per al seu temps, i que tenia la absoluta seguretat de quin era el camí per arribar: la constància en el treball i la modèstia en les formes.

Mai no sabrem exactament quan perguerem aquell dia com a Club, però la nostra esperança és que el seu record servisca d'estímul per recòrrer un camí que tantes voltes hem abandonat amb tan indisimulada com patètica alegria.



Escribe nuestro Presidente
Una vida dedicada al Valencia C. de F.

Hace pocos días, con el pulso tembloroso por la incontenible emoción, escribía en la “Hoja del Lunes” unas líneas para enaltecer la obra de Vicente Peris Lozar, mi entrañable amigo, al amigo de toda la gran familia valencianista, el gerente de nuestro Club, quien acababa de fallecer en la enfermería de nuestro estadio.

Persiste en mi ánimo aquella dolorosa impresión. Todavía, cuando voy al Club, espero volver a verle aparecer en su despacho. Me resisto a aceptar la certidumbre de que Vicente Peris, con su juvenil y franca sonrisa y con su asombroso dinamismo, no se encuentra ya entre nosotros.

Hoy, en la primera página de este “Programa", falta el habitual artículo en el que Vicente Peris, mostrándonos una faceta más de su arrolladora actividad, comentaba los aspectos más importantes de la actualidad valencianista.

Recuerdo que, hace un par de años, hube de trasladarme a Liverpool, en viaje de negocios. Acudí a presenciar un partido entre el equipo titular de dicha ciudad y el Everton. En el campo compré un folleto dedicado al encuentro a disputar. Me gusto aquella publicación. Cuando regresé se la di a Peris, con la intención de picar su amor propio.

-¿Qué le parece esto? No esta mal, ¿verdad?

-Está muy bien. Pero nosotros podríamos hacerlo mejor.

-Creo que me ha costado un chelín.

-Nosotros podríamos distribuirlo gratuitamente –añadió Peris, que siempre tendía a adoptar, para el Valencia, todo aquello qua fuera susceptible de contribuir a estrechar cordialmente las relaciones entre el Club y nuestros consocios.

No volvimos a hablar de aquel asunto. Pensé que mi sugerencia había caído en el olvido. En las vísperas de las Navidades de 1970 nuestro gerente me pidió un artículo que contuviera un saludo a la afición valencianista. “Lo han solicitado de una revista”, me explicó. Cumplí su encargo, pero no se me ocurrió preguntarle de qué revista se trataba.

AI cabo de algunos días, con la ilusión y la alegría propias de quien va a depararnos una grata sorpresa, Vicente Peris se presentó en el despacho de la presidencia del Club.

-Presidente, aquí tiene usted un ejemplar del primer número del “Programa” del Valencia.

Así nació esta publicación. Robando tiempo al tiempo, y a despecho de sus ingentes obligaciones en el Club, Vicente Peris dedicaba a este “Programa” una atención constante. Le complacía la excelente acogida que le dispensaba nuestro público. Se enorgullecía legítimamente cuando otros Clubs españoles, deseosos de imitarnos, se dirigía a nosotros para averiguar cómo hacíamos esta publicación.

Evoco aquí todas estas cosas con triste nostalgia. Vienen a reflejar, en una pequeña parcela, la lealtad de este hombre, que generosamente dedicó su vida al servicio del Valencia C. F. Poseía un indomable instinto de superación, movido por el afán de que nuestro Club, en lo que a su organización concierne, y respondiendo a su categoría, estuviera a la cabeza del futbol español.

El Todopoderoso ha llamado a Vicente Peris a su eterna gloria. Quiero afirmar aquí que, en nuestro Club, prevalecerá el espíritu de este hombre, que estaba apasionadamente vinculado a una hermosa empresa: la de fomentar el afecto y la hermandad entre el Valencia C. F. y todos sus socios y amigo.

Julio de Miguel
Presidente del Valencia CF


Grave pérdida para el Fútbol Nacional. Inolvidable Peris.


El domingo a mediodía hablé con Vicente Peris en el despacho de la gerencia del gran club valenciano, y seis horas más tarde moría en el estadio Luís Casanova, al acabar el encuentro Valencia-Atlético de Madrid. Quizá en un acto más de servicio, donde tanto había gozado del futbol, para sufrir también lo suyo, ya que Peris, sin perder jamás su línea de corrección ni la sonrisa, sufría mucho interiormente cuando las cosas no iban bien. Esta vez no había motivo para el disgusto, ya que se había jugado correctamente, aunque existiera la emoción natural de los partidos que se resuelven por un solitario gol. El corazón de Vicente Peris no pudo aguantar y se paró. El Valencia ha perdido a un hombre de extraordinaria valía, pero el futbol nacional, también.

Igual que todos los grandes dirigentes, Peris nació futbolísticamente en la humildad, como Sir Stanley Rous, maestro de Liceo y ahora sir y presidente de la FIFA. Hace casi cuarenta años que le conocí como botones del Valencia. Era entonces un niño cordial, listo, sonriente, amable, y educado en las ideas y amor al futbol por un madrileño que hizo mucho por el fútbol valenciano. Me refiero a Luís Colina Álvarez. Junto a él, Vicente Peris pasó a empleado de las oficinas. Más tarde, a secretario del propio Colina, y de allí a secretario general del Club, al faltar su maestro por ley de vida. Luego, a gerente del Valencia, donde deja honda huella y un puesto muy difícil de cubrir, como siempre que se sucede a un hombre genial, y Peris lo era.
Sufría mucho en el fútbol, muchísimo, pero jamás lo aparentaba. Y esto equivale a sufrir dos veces más. Cordial cuando perdía o ganaba, correcto en las horas bajas de los arbitrajes, honesto en las negociaciones donde mediaba el dinero, inteligente, hábil, trabajador y con gran devoción por el fútbol, que casi era el motivo de su vida. Un profesional, corazón de amateur, aunque Peris, en realidad, era todo corazón. Conocía el fútbol y la vida, pero jamás tuvo para nadie una frase dura ni descortés, y eso que hacía falta mucha paciencia para escuchar lo que a veces oía. Madrid, como capital de España, niega que el fallecimiento de Peris sea simplemente una desgracia del fútbol valenciano. Lo es de carácter nacional, dentro de la gran familia deportiva. Era de los puros. Un señor en sus modales y su forma de proceder. Un dolor que estos hombres nos dejen. Tenía cuarenta y ocho años, y llegó al puesto por méritos, sin codazos y siempre sonriente…

Pedro Escartín

Hemeroteca.

Notícia apareguda a La Vanguardia el 14 de febrer de 1972.




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6 comentaris:

Anònim ha dit...

Gràcies pel teu esforç Pepe, perque entre tots estem fent una cosa gran. Les fotos són una canya.
I per cert, qué bé escrivia Llacer, no? I l'article de Julio de Miguel...

tempo è dolore

Anònim ha dit...

Excel.lent Pep. No havia llegit mai l'article de Llacer.

bar Torino

Anònim ha dit...

Fantastic homenatge, de veres. M'haveu posat els pels de punta.

Salutacions
Jose Miguel Lavarías.

Juanjo Jambrina ha dit...

Buen trabajo.

Pero ¿ y la banqueta malagueña?



Los de las coronas de flores son Claramunt y...

Anònim ha dit...

Tuve oportunidad de ver pasar el cortejo fúnebre, desde más o menos donde se realizó la foto con los jugadores Claramunt, Vidagany y Ansola, portando las coronas. Desde Mestalla a la Iglesia de San Pascual Bailón, en la calle Micer Mascó. Vicente Peris era una estrella oculta en los despachos que nunca tuvo un cromo en el albúm coleccionable.

Enhorabuena por el homenaje.

Alfredo Cardona

Anònim ha dit...

Únicamente, agradeceros en nombre de su hija Merchina, este particular homenaje a su padre. Pese al paso de los años, mi tia no deja de emocionarse cuando ve que su padre sigue estando en la memoria y los corazones de muchos valencianistas.

Simplemente, gracias

Paola.