dimecres, 5 de novembre del 2008

Ciencia-ficción

·Valencia, 5 de noviembre de 2118

Un reciente descubrimiento arqueológico ofrecerá mucha mayor información sobre el viejo estadio de Mestalla, el lugar en el que, hace más de un siglo, jugaba sus partidos del Valencia CF. Investigadores españoles encontraron hace unos meses en un lugar indeterminado de la ciudad dos vestigios de aquella civilización: una especie de tarjeta de plástico, con el formato común de los documentos de la época, que al parecer servía para acceder a los recintos deportivos a comienzos del siglo pasado, así como un fajo de papeles ordenados (de la época en que todavía había árboles en la superficie de la Tierra y las informaciones se ofrecían en papel), el primero de los cuales está encabezado por la expresión “Val de Vac”. Esta extraña leyenda es el único punto cuyo significado no ha podido ser resuelto por los investigadores.

Pero ambos documentos permiten despejar algunos de los interrogantes que se planteaban los expertos sobre los hábitos de la sociedad valenciana durante el siglo XX y los primeros años del siglo XXI, antes de que el efecto invernadero provocara la gran glaciación y los fenómenos meteorológicos que destruyeron parte de la antigua Valencia en el año 2053. Según las investigaciones, hace más de un siglo, los aficionados valencianistas acudían al llamado estadio de Mestalla a ver a su club e incluso animaban a su equipo con cánticos para que pudiera obtener buenos resultados. Dicha costumbre puede parecer primitiva, si se tiene en cuenta que, hoy en día, los campos de fútbol son recintos cerrados a los que sólo pueden acceder las cámaras de grabación para que los aficionados los puedan visionar en sus hogares, pero, según todos los indicios, era algo que sucedía en todo el mundo.

Las investigaciones desvelan también hechos curiosos. Como que Mestalla era un recinto no cubierto y los partidos de fútbol estaban expuestos a las inclemencias del tiempo, como la lluvia o los cambios de temperatura. Sin embargo, cabe recordar que, antes de la glaciación, las temperaturas en Valencia rondaban los 20 grados durante gran parte del año, 30 grados menos que las mínimas que suelen registrarse ahora, lo que hacía inútil la utilización de burbujas impermeables que evitan la radiación solar, como ocurre actualmente. Otro de los aspectos que sorprenden del estudio es que los encuentros de fútbol estaban dirigidos por seres humanos, lo que producía un gran margen de error en decisiones importantes. Dichas decisiones eran reprobadas, cuando perjudicaban al equipo local, por el público asistente, que insultaba sin piedad al juez de la contienda e incluso, en algunas ocasiones, amenazaba su integridad física. Curiosamente, a los seres humanos encargados de impartir justicia sobre los campos de fútbol se les denominaba árbitros, como al sistema informático que, sin margen de error, toma ahora las decisiones que se libran durante los partidos.

Mestalla debía ser, como se colige de la investigación, un lugar de reunión muy apreciado para la época. De hecho, en los descansos de los partidos, los asistentes podían escuchar la música que generaba una banda con instrumentos primitivos. Esa banda, que nada tiene que ver con los sistemas informáticos de producción de música actuales, estaba presidida por un señor vestido con una gabardina y que portaba un cigarro puro, probablemente el instrumento con el que reproducía sonidos musicales. Igualmente, durante algunos años, existía cierta interactividad por parte del público, aunque muy primitiva. Para el espectador contemporáneo, acostumbrado a elegir el punto de vista desde el que puede visionar un partido, le producirá una sonrisa el saber que, en los descansos de los encuentros, uno de los asistentes salía al terreno de juego a chutar penaltis sobre una portería cubierta por una tela que sólo dejaba al descubierto unos pequeños agujeros, justo por donde debía introducir la pelota. No se ha podido esclarecer si los goles que marcaba el espectador contabilizaban en el resultado final. Lo que parece claro, en opinión de todos los expertos, es que el fútbol provocaba entonces grandes pasiones entre sus seguidores, un síntoma más de la decadencia de una civilización que cerca estuvo de destruir el planeta por su negligencia.

Hace sólo un año, otro estudio arqueológico descubrió que Mestalla fue derribado en febrero de 2016, después de que las obras de un nuevo campo, que nunca llegó a inaugurarse por la falta de fondos económicos del club, se prolongaran durante casi un decenio. Según este estudio, a comienzos de 2016, Mestalla presentaba un estado de ruina, lo que llevó a las autoridades a derribarlo e iniciar la construcción de un nuevo campo, el que años más tarde sería conocido como Estadio Juan Soler. Dicho estadio, como es conocido, quedó inservible tras la gran glaciación, al igual que otros monumentos de la ciudad, y de él sólo se conserva el busto de un señor gordo con bigote que había situado en la entrada y que, al parecer, reproducía la figura de la persona que daba nombre al recinto.


Paco Gisbert
Socio del Valencia CF
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10 comentaris:

Anònim ha dit...

Que grande eres Paco, yo no llegue a verlo nunca, pero lo describes de una forma que parece imposible pensar que esas cosas ocurrían hace apenas unas décadas.

Mi abuelo habla a veces de ello, e incluso dice que en ocasiones, los arbitros (así llamaban a los que aplicaban las normas sobre el campo)se contradecían y se gritaban entre ellos, fíjate tu que actud tan poco humana. Me habló de un arbitro que gritaba repetidamente a su ayudante algo asi: Rafa, no me jodas...

Del tal Rafa se diche que después de aquello solo pudo dedicarse a hacer publicidad para televisión (un obsoleto aparato que utilizaban entonces para pasar el tiempo sin hacer nada).

Del viejo gordo y con bigote no oí hablar, preguntaré a mi abuelo a ver si sabe algo.

Saludos

Valencia y che

Anònim ha dit...

Seguro que en las tarjetas de plástico para acceder al campo encontraron restos de coca.

Delirante pero genial.

Pd;La culpa de la glaciación la tuvo el Judas.

bar Torino

kawligas ha dit...

Como si de un Julio Verne "xé" se tratara Paco da en el clavo en muchas cosas, pero una de las más lúcidas es que al público lo van tirando del estadio poco a poco. Se crean grandes recintos que salen impresionantes e inmaculados en televisión, mientras que los aficionados son condenados a mirar el juego de jugadores-hormigas sobre el verde tapete. Me ha encantado el humor, blanco y negro, pero sobre todo el negro...

Neófito ha dit...

Magnífico relato de tintes orwellianos. Lo peor es que la realidad ya empieza a superar a veces a la ficción por estos lares. Espero que los investigadores acaben encontrando el número de la revista en que se desencriptaba el significado de Val de VAC.

Lobo ha dit...

extraordinario relato!

Anònim ha dit...

Con tu genialidad pones muy difícil la colaboración posterior.
"Se han hallado restos que revelan la existencia de establecimientos dedicados a la fornicación en los aledaños del campo. La razón de los locales [L]AS [D]IVINAS, MA[J]ESTIC, quizá indica algún tipo de práctica mágica o religiosa asociada al coito y provocada por el resultado de los partidos"

tempo è dolore

Anònim ha dit...

Para saber el significado de VAL de VAC habrá que acceder a los archivos secretos de la familia Rochil, pero según comenta un primo que tengo en la sección de arqueólogos, en Poble Nou sólo queda en pie una caja fuerte con un peluquín dentro.

bar Torino

Soca ha dit...

Rastres trobats últimament confirmen que amb aquell 'Val de Vac' volien que significara alguna cosa així com "Valencia CF de Valencia, Alicante y Castellón".
Pot ser?

Neófito ha dit...

Efectivament soca. A més d´això, de fet m´agradaria conèixer a qui pensà que l´abreviatura Val podria arribar a ser un crit de guerra de la nostra hintxada, puix açò era lo que es pretenia en eixa ocurrència, un paralelisme en el Fla del Flamengo o el Compos de l´aleshores reputat Compostela, per eixemple.

Javier Cerdán ha dit...

Original, divertido, certero.