divendres, 26 de setembre del 2008

Banqueta visitant. RC Deportivo de La Coruña

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Las lecciones de Mestalla.


Conozco Mestalla por los medios de comunicación. Hablan de una afición fiel, entendida, exigente, que nunca falla y con un gusto especial por el buen fútbol, lo que la convierte sin duda en la mejor afición de España (ahí está Naranjito para atestiguarlo). Nunca me atrevería a poner en duda estas afirmaciones de la siempre objetiva y rigurosa prensa deportiva nacional , pero reconozco que ciertas traumáticas experiencias dibujaban en mi mente un paisaje muy diferente. Algo no cuadraba. Yo debía estar equivocado.

Después de todo, fue en Mestalla donde el Depor empezó su actual recorrido en la primera división. Lendoiro, que consideraba el reto de la permanencia como algo demasiado sencillo, prefirió apostar por las emociones fuertes colocando en el banquillo a Marco Antonio Boronat al frente de un grupo de veteranos descatalogados. En su primer partido en la división de honor, tras 20 años en el pozo, el equipo fue recibido con cariñosos aplausos por los valencianistas que incluso nos permitieron abrir el marcador por medio de Sabín Bilbao. Mi primer gol de primera. Poco importó que Rommel y Roberto pusieran las cosas en su sitio. Ya estábamos aquí.

Casi tres años después, temporada 94/95, el Depor hacía su visita anual a Mestalla en circunstancias bien distintas. El partido no era una final para ninguno de los dos: el Depor venía de perder varios partidos seguidos a domicilio y el Valencia llevaba una temporada irregular lejos de sus objetivos iniciales. Sin embargo, los simpáticos jugadores ches caldearon el ambiente previo recordando el mal trago sufrido durante la primera vuelta en Riazor cuando el rencoroso público coruñés les pitó, increpó e insultó antes, durante y tras el partido, culpándolos por la liga perdida ¡4 meses antes!. No entendían nada, se sentían heridos y pedían a Mestalla que pusiera las cosas en su sitio.

Y Mestalla respondió.

Los jugadores deportivistas saltaron al césped ante la atronadora pita de una grada coloreada por pancartas que los (nos) llamaban llorones, perdedores, fracasados, cagones (por destacar los calificativos más elegantes), recordaban el penalti fallado por el innombrable (con sus trágicas consecuencias) y celebraban el último título de liga blaugrana (ese equipo hermano). El jaleo duró todo el partido y hasta a los comentaristas de la telegaita (habitual nido de celtarras) les parecía una reacción desproporcionada. Poco entendían ellos que el valencianismo trataba de darnos una lección de madurez y que para llegar a ser un equipo grande (como ellos) no se pueden montar pataletas cada vez que se pierde una mísera liga. Aprendimos la lección y, de paso, ganamos el partido.

En las siguientes temporadas han sido muchos los jugadores que defendieron las camisetas de ambos equipos en Mestalla, partidos buenos y no tan buenos, victorias de unos y otros, goles de todos los tipos (hasta marcó el bueno de Mauro Silva), jugadas polémicas, partidos suspendidos y reanudados sin público…..y ahora parece que este domingo será la última vez que Depor y Valencia comparezcan en ese escenario porque Mestalla será primero cerrado y posteriormente destruido.

Ya están tardando.


J. Bermúdez Rivera
Socio del RC Deportivo de La Coruña
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9 comentaris:

JL ha dit...

Una reacción del público como explicas no es justificable de ninguna forma. Aquellos años fueron muy turbulentos y manipulados. La furia mediática y meigática fue descomunal y desproporcionada. Habría sido más ilustrativo para el relato que explicases mejor cómo trató el público de Riazor en aquel partido inaugural de la temporada a nuestro equipo, las pancartas que plagaban el estadio coruñés, y los titulares que ha dedicado a nuestro equipo la prensa gallega afín al deportivismo durante ¡más de una década! Más que nada para que, quien no vivió aquellos años, se haga una idea más equidistante.

Aquéllo pasó. Afortunadamente. Y Riazor es un estadio demasiado bonito para tardar en derruirlo.

Anònim ha dit...

Excelente aportación.
El amigo J. ha demostrado ser un magnífico cronista. Irónico y sincero. Que no todo van a ser pajitas entre xotos...


Un abrazo.

bar Torino/vCasale

Anònim ha dit...

Un dato que engrandece la condición de clásico moderno de los Valencia-depor es el hecho de que tanto uno como otro son el 4º y el 5º clubs que más tiempo llevan sin jugar en segunda. el VCF desde 1987. El depor desde 1991. Otra curiosidad, el depor jugó su último partido como visitante en segunda en el campo del levante-gimnastico y redebutó en primera en Mestalla, tal y como cuenta nuestro anfitrión. Primer partido en liga de Hiddink.

El VCF es el equipo que más veces ha puntuado en Riazor.

bar Torino

Anònim ha dit...

Sospecho que si Djukic no hubiera errado el famoso penalty y la Liga se hubiera decantado coruñesa, la mecha de despropósitos de la grada de Riazor y, posteriormente,la de Mestalla, no hubiera encendido tanta vehemencia incendiaria. Voy a Mestalla desde principio de los sesenta. Su público, como los de otros equipos, es entusiasta y vive apasionadamente cuanto acontece en la entidad; pero la grada evoluciona, con un dinamismo que sin perder sus señas de identidad ve reflejado los cambios sociales. Y desgraciadamente para muchos de los que creemos es en esta religión de infarto, los ultras organizados de determinadas peñas ensombrecen una imagen que sin ser tan idílica como usted la pinta, al menos que yo recuerde, un numeroso público, siempre aplaudió al equipo rival al saltar al terreno de juego y en otros lances y gustó del buen fútbol del contrario. Aunque reconozco que somos ante todo un equipo pirotécnico con una faceta muy de Berlanga- Azcona.

Le contaré una anécdota. Mañana se casa la hija de un amigo. Hace unos meses cenando con él, me hacía memoria que siendo unos chavales, me propuso ir al Bernabeu con su padre y un amigo, en seiscientos y por la antigua N-3a ver un Madrid-Valencia y al que mi padre no me dejó ir. Mi amigo me relataba como en un gol del Valencia, sacaron una traca y la hicieron explotar. El escándalo que se organizó por tan osada muestra de desfachatez con el equipo del Régimen les llevó a la comisaría, como saboteadores valencianos. Esa explosividad tan nuestra, de arraigo popular ha tenido un punto transgresor en momentos claves de nuestra historia. Por suerte mi amigo, tenía un tío en la Guardia de Franco, que les sacó de la injuria
cometida. Mas tarde las tracas sonaron en e mismo estadio, sin provocar revolución provinciana.

Bienvenido a este blog. Que tenga usted Riazor muchos años y tan buenos como muchos de nosostros hemo disfrutado con Mestalla.

P.D.:Resulta anecdótico, que fuera el Valencia quien inagurara el estadio de Riazor. Les ganamos por un 2-3, pero aquellos años el Deportivo era equipo ascensor. Saludos.

Alfredo Cardona

Anònim ha dit...

Yo no creo que el VCF-Depor sea un clásico.

Lo veo más como una gripe pasajera, cuya fiebre sólo aumenta cuando se alimenta desde focos mediáticos muy concretos y muy cerriles. El penalti fue una anécdota. La supuesta rivalidad se granjeó desde el histerismo de la prensa local gallega y tuvo su réplica en Mestalla con el auge populista del roigismo y del julio-insismo. Pero ni un capítulo tan señalado como la final de la Copa del Rey del 95 sirvió para subrayar en rojo los VCF-Depor de los años siguientes. El fútbol no traga con artificios tan baratos. Los rebrotes incendiarios de la Supercopa del 2002 y de la eliminatoria de Copa de 05/06, muy manipulados, sólo reportaron los patéticos episodios de una unidad móvil de la televisión gallega apedreada y una ceja de un línier, partida.

El Deportivo no perdió aquella liga en el último minuto del último partido. El naufragio del penalti de Djukic vino gestándose con los empates, también a cero y en las últimas jornadas, contra dos equipos que acabaron descendiendo, como el Lleida y el Rayo. El Depor, con cinco puntos de ventaja y con el antiguo sistema de puntuación de dos puntos por victoria, sucumbió ante la presión de verse campeón. Lo mismo le pasó al irreconocible VCF de las noches Saint Dennis y San Siro. Y ya está. ¿Y que González paró un penalti? Pues ya ves. Oliver Kahn nos martirizó desde el 7-0 de Kalrsruhe hasta la tanda de penaltis de Milan y la vida sigue...

Me encantaría que el VCF-Deportivo fuera un duelo de rivalidad. Debe corregir cuanto antes las formas del entorno. Si no se matiza ese aspecto nunca tendrá el apetito clásico de los encuentros contra Atlético y Athletic. Como mucho, seguirá deambulando junto a la sobrevalorada excitación ocasional del derby con el Udelage.

V. Chilet

Anònim ha dit...

Lamentable la ironia, comparar deportivo (moderno o antiguo) a valencia y riazor a mestalla es de risa.

Anònim ha dit...

Coincido con Chilet en que los Valencia-Depor (y viceversa)nunca serán un clásico, que el revuelo mediático desapareció tan rápido como se hinchó y hace tiempo que es un partido más salvo para unos cuantos descerebrados. La pita al Valencia duró 2 años (el primero brutal) y luego murió.

Respecto al penalty, en ningún momento pretendo llegar a la causa última que impidió que ganásemos esa liga, pero comprenderás que un clímax tan drámatico como ese es difícil de olvidar y pesa más en mi memoria que la pelea sobre el barrizal de Riazor con el Rayo o el punto perdido en la sexta jornada. El Barça después de todo también lo entendió así porque sólo homenajeó publicamente al Valencia mientras el resto de los equipos se quedaron a dos velas. Qué se le va a hacer, las cosas suelen ser más como parecen que como son.

Y no sigo que juego fuera de casa y en inferioridad numérica.

kawligas ha dit...

Sin ánimo de agitar bajas pasiones, nunca consideré al Deportivo como un equipo merecedor de ser comparado con el Valencia. Cuando las televisiones asignan frívolamente la categoría de grande a un equipo que lleva casi tantas temporadas en primera como fuera de ella, sólo puedo torcer el morro y desconfiar de lo que es manipulación vendida como información. Un Valencia-Deportivo en Mestalla no es más que un partido de liga mondo y lirondo. Vicente Chilet ya ha dicho todo lo demás.

Anònim ha dit...

En el poso emocional de aquella noche del 94 sí hay que reconocer que las imágenes de González con el puño en alto y de otro valencianista, no recuerdo quién, retorciéndose de placer en el suelo, no ayudaron nada. La inmediata invitación del Barça al Gamper con regalito de la insignia de oro y brillantes, tampoco. Son fotogramas, querido J., que entiendo que queden marcados de por vida.

La edad de oro del Depor coincidió con el inicio del renacimiento del VCF de las finales y títulos. Con el Sevilla y Atlético en Segunda y el Athletic y Zaragoza desaparecidos en combate, los VCF-Depor podrían haberse consolidado como una fenomenal alternativa a los empalagosos Barça-Real Madrid, con el penalti de Djukic y la final de Copa como punto de partida. Pero entre todos no supimos aprovechar esa estupenda oportunidad, dejándonos guiar (o que nos guiaran) por bajos instintos.

Supongo que aún estamos a tiempo. El Valencia debería retornar a su hábitat natural del cuarto al segundo puesto y al Depor, con un equipo joven y gamberro, le auguro un crecimiento potencial como el que tuvo en los 90.

Antes olvidé agradecer la aportación de J. La ironía es sana y necesaria. Y como ha comentado Bar Torino viene bien para relajar los impulsos onanistas y un punto melancólicos en los que puede ir cayendo este gran blog según se acerque el día del juicio final de los bulldozers.

Saludos desde Québec.
V. Chilet