Dos pasiones y un mismo color
Sevilla, Valencia.
Valencia, Sevilla.
Dos grandes ciudades en enclaves de ribera, mediterránea la una, multicívica la otra.
Contrastes de la que se mantuvo sumisa, durante siglos, a la dominación musulmana, dejándose querer…
Y la que impuso su ley, poderosamente, en los múltiples pleitos medievales que marcarían su carácter para siempre.
Valencia, Sevilla.
Sevilla, Valencia.
Dos ríos vertebrales, dos puertos famosos, dos mares detrás.
El pueblo volcado en dos fiestas cumbres, marzo y abril.
Sevilla, Valencia.
Valencia, Sevilla.
Nombres también que suenan redondos, clásicos, apasionados… para nosotros, los futboleros.
Nombres que anuncian aromas antiguos de linimento, habanos, pipas, caramelos de eucalipto …
Marcadores simultáneos y carruseles…
Estampas de viejas botas, calzón largo y camisetas blancas, blanquísimas, sin mácula a la vista (ni publicidad invasora).
Señorío, caballerosidad.
Alta tensión.
Y goles, muchos goles.
Resultados abultados cada uno en su casa, y por esta regla general, Mestalla como lugar de temidas goleadas. Pavor histórico del sevillismo, afortunadamente venido a menos en estos últimos tiempos que tan felices vivimos por Nervión.
Evocar Mestalla, desde la lejanía, es pensar inevitablemente en grandes figuras míticas de todos los tiempos.
Los que me tocó vivir en mi infancia, con el gran Mario Alberto Kempes (nadie celebraba un gol como él) en el principio de la fila, seguido por Johnny Rep, Saura, el equilibrista Daniel Solsona, y los tirazos de aquel alemán de hierro, Rainer Bonhoff, único que podía hacerle sombra en cuanto a potencia de disparo a nuestro Héctor Horacio Scotta…
El Valencia que vi proclamarse campeón de liga en mi casa, el Ramón Sánchez-Pizjuán, yo estuve allí, como muchos de vosotros, aquella noche en que un muro infranqueable comandado por nuestro Carlitos Marchena propulsó a aquel equipo granítico para hacer morder el polvo a los poderosos de siempre. Aquella noche sentí envidia, viendo lo grande que se hacían otros, cuando ni siquiera adivinaba lo que me esperaba apenas a la vuelta de unos años. Envidia grande, sana, que rompió en ovación cerrada en mi estadio, homenaje sincero para los campeones…
Y aquellos otros a las que no vi jugar, pero de los que escuché hablar a mis mayores: Mundo, Puchades, Guillot, Badenes, Faas Wilkes, etc.
Figuras legendarias de ayer y hoy.
Inolvidable también, cómo no, el recuerdo de aquella tanda de penalties sin fin en la Recopa contra el Arsenal, el partidazo de aquel pequeño extremo bigotudo, Pablo, las paradas de Pereira…, antecedente de nuestro grandísimo y venerado Andrés Palop, valencianista, sevillista, en la mágica, para nosotros, noche de Glasgow del 16 de mayo de 2007.
Andrés Palop Cervera, talismán deportivo donde los haya, que hizo ascender al Villarreal a primera, se hinchó a ganar títulos con vuestro Valencia, liga, uefa, supercopa, subcampeonatos “champions”, etc., se vino a nuestro Sevilla, para encontrar la llave de la vitrina de trofeos, que la teníamos perdida desde hacía medio siglo… Capaz de hacer un gol inverosímil a la salida de un corner en el minuto 94 de una eliminatoria europea … Y que remata la faena (esperemos que solo por ahora), nada más y nada menos, que haciéndose campeón de Europa el verano pasado con la selección española en Alemania, en su única concentración con la roja.
Sevilla, Valencia.
Valencia, Sevilla.
A veces los grandes éxitos vienen de la mano de personas humildes y semidesconocidas. ¿Cuánto sabemos de eso, verdad?
Vengo a acordarme con ello de aquel gallego sabio llamado Ramón Encinas, el gran “Moncho” Encinas, que une a ambos equipos en la conquista de su primera –en nuestro caso, única (hasta ahora)- corona en el Campeonato Nacional de Liga.
1942, Valencia.
1946, Sevilla.
Cuentan que Encinas, hombre callado y sencillo, pero tan listo como el que más, poseía algo así como un hechizo casi invulnerable con el color blanco, pues en su carrera hizo campeones a los equipos que vestían con esta indumentaria.
Se lo dedico a él, al gran Andrés Palop, a todos los valencianistas, al sevillismo en general…
Y al viejo Mestalla…
Permíteme que te tutee.
Cuánto te echaremos de menos.
Este año, después de que nuestros equipos disputaran esa igualadísima eliminatoria copera de cuartos que olía a final anticipada, soñé por un momento que mi Sevilla pudiera competir por un título nacional sobre tu hierba.
Pensé en una invasión sevillista de tu ciudad, cariñosa, amigable, como aquella vez que los tuyos, hace ya diez años, vinieron a mi tierra para alzar la copa de aquella final contra el Atlético de Madrid en el Estadio de La Cartuja.
Hubiera podido ser además nuestra particular revancha de un choque del que posiblemente ya no te acuerdas. Acaba de hacer ahora cincuenta años, cuando ante ti, el 19 de diciembre de 1948, mi equipo disputó la Copa Eva Duarte Perón, antecedente de la actual Supercopa de España, contra el FC Barcelona, encuentro que perdimos por un gol a cero.
Se nos fue la oportunidad…
Muy pronto sólo nos quedará tu recuerdo, un recuerdo lejano, color sepia…
También hondo, orgulloso…
La nostalgia de tu grada irreductible, que ha vivido tanta gloria difícil de superar.
Valencia CF, admirado y respetado.
Nos vemos el domingo en Mestalla. Que gane el mejor.
Ayer y Hoy Sevillista
http://ayerhoysevillista.blogspot.com/
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Sevilla, Valencia.
Valencia, Sevilla.
Dos grandes ciudades en enclaves de ribera, mediterránea la una, multicívica la otra.
Contrastes de la que se mantuvo sumisa, durante siglos, a la dominación musulmana, dejándose querer…
Y la que impuso su ley, poderosamente, en los múltiples pleitos medievales que marcarían su carácter para siempre.
Valencia, Sevilla.
Sevilla, Valencia.
Dos ríos vertebrales, dos puertos famosos, dos mares detrás.
El pueblo volcado en dos fiestas cumbres, marzo y abril.
Sevilla, Valencia.
Valencia, Sevilla.
Nombres también que suenan redondos, clásicos, apasionados… para nosotros, los futboleros.
Nombres que anuncian aromas antiguos de linimento, habanos, pipas, caramelos de eucalipto …
Marcadores simultáneos y carruseles…
Estampas de viejas botas, calzón largo y camisetas blancas, blanquísimas, sin mácula a la vista (ni publicidad invasora).
Señorío, caballerosidad.
Alta tensión.
Y goles, muchos goles.
Resultados abultados cada uno en su casa, y por esta regla general, Mestalla como lugar de temidas goleadas. Pavor histórico del sevillismo, afortunadamente venido a menos en estos últimos tiempos que tan felices vivimos por Nervión.
Evocar Mestalla, desde la lejanía, es pensar inevitablemente en grandes figuras míticas de todos los tiempos.
Los que me tocó vivir en mi infancia, con el gran Mario Alberto Kempes (nadie celebraba un gol como él) en el principio de la fila, seguido por Johnny Rep, Saura, el equilibrista Daniel Solsona, y los tirazos de aquel alemán de hierro, Rainer Bonhoff, único que podía hacerle sombra en cuanto a potencia de disparo a nuestro Héctor Horacio Scotta…
El Valencia que vi proclamarse campeón de liga en mi casa, el Ramón Sánchez-Pizjuán, yo estuve allí, como muchos de vosotros, aquella noche en que un muro infranqueable comandado por nuestro Carlitos Marchena propulsó a aquel equipo granítico para hacer morder el polvo a los poderosos de siempre. Aquella noche sentí envidia, viendo lo grande que se hacían otros, cuando ni siquiera adivinaba lo que me esperaba apenas a la vuelta de unos años. Envidia grande, sana, que rompió en ovación cerrada en mi estadio, homenaje sincero para los campeones…
Y aquellos otros a las que no vi jugar, pero de los que escuché hablar a mis mayores: Mundo, Puchades, Guillot, Badenes, Faas Wilkes, etc.
Figuras legendarias de ayer y hoy.
Inolvidable también, cómo no, el recuerdo de aquella tanda de penalties sin fin en la Recopa contra el Arsenal, el partidazo de aquel pequeño extremo bigotudo, Pablo, las paradas de Pereira…, antecedente de nuestro grandísimo y venerado Andrés Palop, valencianista, sevillista, en la mágica, para nosotros, noche de Glasgow del 16 de mayo de 2007.
Andrés Palop Cervera, talismán deportivo donde los haya, que hizo ascender al Villarreal a primera, se hinchó a ganar títulos con vuestro Valencia, liga, uefa, supercopa, subcampeonatos “champions”, etc., se vino a nuestro Sevilla, para encontrar la llave de la vitrina de trofeos, que la teníamos perdida desde hacía medio siglo… Capaz de hacer un gol inverosímil a la salida de un corner en el minuto 94 de una eliminatoria europea … Y que remata la faena (esperemos que solo por ahora), nada más y nada menos, que haciéndose campeón de Europa el verano pasado con la selección española en Alemania, en su única concentración con la roja.
Sevilla, Valencia.
Valencia, Sevilla.
A veces los grandes éxitos vienen de la mano de personas humildes y semidesconocidas. ¿Cuánto sabemos de eso, verdad?
Vengo a acordarme con ello de aquel gallego sabio llamado Ramón Encinas, el gran “Moncho” Encinas, que une a ambos equipos en la conquista de su primera –en nuestro caso, única (hasta ahora)- corona en el Campeonato Nacional de Liga.
1942, Valencia.
1946, Sevilla.
Cuentan que Encinas, hombre callado y sencillo, pero tan listo como el que más, poseía algo así como un hechizo casi invulnerable con el color blanco, pues en su carrera hizo campeones a los equipos que vestían con esta indumentaria.
Se lo dedico a él, al gran Andrés Palop, a todos los valencianistas, al sevillismo en general…
Y al viejo Mestalla…
Permíteme que te tutee.
Cuánto te echaremos de menos.
Este año, después de que nuestros equipos disputaran esa igualadísima eliminatoria copera de cuartos que olía a final anticipada, soñé por un momento que mi Sevilla pudiera competir por un título nacional sobre tu hierba.
Pensé en una invasión sevillista de tu ciudad, cariñosa, amigable, como aquella vez que los tuyos, hace ya diez años, vinieron a mi tierra para alzar la copa de aquella final contra el Atlético de Madrid en el Estadio de La Cartuja.
Hubiera podido ser además nuestra particular revancha de un choque del que posiblemente ya no te acuerdas. Acaba de hacer ahora cincuenta años, cuando ante ti, el 19 de diciembre de 1948, mi equipo disputó la Copa Eva Duarte Perón, antecedente de la actual Supercopa de España, contra el FC Barcelona, encuentro que perdimos por un gol a cero.
Se nos fue la oportunidad…
Muy pronto sólo nos quedará tu recuerdo, un recuerdo lejano, color sepia…
También hondo, orgulloso…
La nostalgia de tu grada irreductible, que ha vivido tanta gloria difícil de superar.
Valencia CF, admirado y respetado.
Nos vemos el domingo en Mestalla. Que gane el mejor.
Ayer y Hoy Sevillista
http://ayerhoysevillista.blogspot.com/
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6 comentaris:
"Últimes vesprades a Mestalla", en la seua cerca de col·laboradors en l'entorn sevillista, ha obtingut la resposta de dos entitats: una la d'"Ayer y Hoy Sevillista" que publiquem com a article; l'altra de la Peña Sevillista y Cultural Pepe Castro que publiquem a continuació com a comentari.
Agraïm sincerament totes dos entitats la seua disposició a participar en la nostra iniciativa.
Últimes vesprades a Mestalla
Estimados amigos:
Nos sentimos honrados con la invitación que nos hacéis para participar con un post en vuestro blog. Aunque soy un miembro de la Junta Directiva de la Peña Sevillista y Cultural Pepe Castro voy a tratar de explicar la visión que yo una sevillista de a pie y hablando a título personal tengo de vuestro Valencia CF y espero que mi opinión no moleste a nadie por que nada está más lejos de mi ánimo.
Hablar del Valencia CF es hablar de un equipo que ha sido campeón de Liga y de Copa de la Uefa y de la Supercopa de Europa y de la de España y que ha jugado la Champión casi todos los años disputando durante dos años consecutivos la final del la Copa de Europa. Ante este palmarés hay que rendirse a la evidencia y solo se puede pensar en vuestro equipo como uno de los grandes de España.
Tampoco se le escapa a nadie que en vuestras filas milita jugadores que acuden con regularidad a las convocatorias con la Selección Española como Marchena, Mata o el 7 de la Selección española, que tanto nos ha hecho disfrutar en la pasada Eurocopa.
Con semejante palmarés y sin ánimo de molestar decir que siempre me ha llamado la atención que la afición sea tan crítica con el club, visto desde fuera, quizás un poco injusta. (En estos momentos desgraciadamente se podría decir lo mismo de una parte de nuestra afición.) Con estupor contemplamos la actual situación económica en la que está sumergido el Valencia producto de una mala gestión llevada a cabo por personas de sobra conocidas por vosotros y a las que no voy a nombrar. Deseamos de corazón que la actual directiva sepa llevar al club hacia buen puerto, tal y como el Valencia se merece.
Como no vamos a estimar al Valencia CF si de allí vino nuestro querido San Palop, artífice de el gol que nos llevó al final de nuestra 2º Uefa, y de los increíbles paradones en la tanda de penaltis con la que se consiguió que nuestro Javi Navarro (paisano vuestro también) levantará la copa de la 2º Uefa en Glasgow.
Vuelvo a agradeceros que os hayáis puesto en contacto con nosotros y aprovecho la ocasión para invitaros a visitar nuestro blog http://psevillista.blogspot.com/, y nuestra peña en cuanto tengáis ocasión de visitar Sevilla, y espero que estos primeros contactos sean el principio de una larga colaboración que sirva para estrechar lazos entre dos aficiones amigas como son la del Valencia CF y del Sevilla FC. Para el domingo que gane el mejor.
Atentamente
Mayte Carrera
Una sevillista más
Excelente post.
gracias.
el primer Valencia-Sevilla que recuerdo es una tarde primaveral de 1977. 4-0. Dos de kempes y dos de Rep. Superpaco aún debe estar buscando el obús que Mario enganchó desde el banquillo local. Un gol antológico y memorable. Fue la primera vez que ví pañuelos blancos en la grada.
El partido del domingo promete alto voltaje.
BT
Qué bonito! Muchas gracias por los dos textos.
V. Chilet
18-4. Palabras mayores.
BT
Con apenas 8 años vi mi primer VCF-Sevilla. Todo parecía resuelto con el 1-0 pero en 5 minutos el Sevilla, pantalón azul y la camiseta roja, marcó 2 goles. Todo parecía perdido pero en los últimos diez minutos el Valencia se desmelenó y marcó 3 goles.La primera apoteosis que recuerdo en Mestalla. En la segunda vuelta nos la devolvieron con idéntico marcador: 4-2.
Partido clásico y sinónimo de goles y entretenimiento.
Born in 1960
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