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Con los cuarenta ya cumplidos no recuerdo cuál fue mi primer partido en Mestalla. Supongo que sería en la década de los setenta, acudiría de la mano de mi padre, y junto a un tío mío y uno de mis cuñados. Tres localidades en el sector 7 teníamos en la familia.
Pero lo que sí recuerdo fue un soniquete que estaba presente durante buena parte de los noventa minutos que duraban los partidos. “Xé, auri joc, auri joc”, solía decir un hombre, ya mayor, y vecino de localidad. Y con este escrito quiero homenajear a todos aquellos “vecinos de localidad” que seguro todos hemos tenido en alguna ocasión en el viejo Mestalla, y que, bien por su peculiaridad o por su forma de ser, recordaremos siempre.
Después de fallecer mi padre, en diciembre del 81, en el año 83 tanto mi tío como mi cuñado se dejaron los pases, pero yo con 15 años ya tenía bien arraigado en mi sangre el valencianismo y no quise ni pude dejar de ir a Mestalla, por lo que abandoné aquella localidad y me trasladé a General de Pie, donde al no tener sitio fijo, los vecinos de localidad variaban cada domingo. De General a Sillas Gol Norte, fila 0, justo arriba donde ahora se ubican los Yomus, pero que por aquel entonces aun estaban en general. Y fue en esa localidad donde justo a mi izquierda, hombro con hombro, se sentaba un señor mayor, caliqueño aferrado a su boca, todos los partidos. No recuerdo siquiera su nombre, quizás porque jamás nos presentamos. Hablábamos mucho de fútbol, a mí sobre todo me gustaba escucharle historias del fútbol de las décadas anteriores. Le tenía un odio fuera de lo común al FC Barcelona y a todo lo que oliera a catalán. Recuerdo que a Mijatovic le llamaba “El Pianiste”, porque decía que tenía nombre de pianista, pero sobre todo recuerdo que cuando nos pitaban un penalti a favor, siempre se me arrimaba y me decía en voz baja al oído: ¿Qué te apuestas a que lo falla?. Guardo un gran recuerdo de aquel hombre que, un año, de repente, dejó de venir, creo que porque su esposa estaba delicada y debía quedarse en casa cuidándola. Y lo eché mucho de menos en años posteriores. Su sitio fue ocupado pero ya no fue lo mismo.
Ahora acudo en compañía de mi mujer al fútbol, a nuestros asientos en el sector 15 y también, delante nuestra, tenemos a otro vecino de localidad de los que te gusta escuchar, lo que ocurre es debido a su estado de salud pues viene cuando puede, pero siempre es de agradecer tener a un viejo aficionado cerca para poder disfrutar de su sapiencia futbolera.
Aun hoy, cuando nos pitan un penalti a favor me vienen a la memoria aquellas palabras... ¿qué te apuestas a que lo falla?
Jose Miguel Lavarías
Socio del Valencia CF
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Con los cuarenta ya cumplidos no recuerdo cuál fue mi primer partido en Mestalla. Supongo que sería en la década de los setenta, acudiría de la mano de mi padre, y junto a un tío mío y uno de mis cuñados. Tres localidades en el sector 7 teníamos en la familia.
Pero lo que sí recuerdo fue un soniquete que estaba presente durante buena parte de los noventa minutos que duraban los partidos. “Xé, auri joc, auri joc”, solía decir un hombre, ya mayor, y vecino de localidad. Y con este escrito quiero homenajear a todos aquellos “vecinos de localidad” que seguro todos hemos tenido en alguna ocasión en el viejo Mestalla, y que, bien por su peculiaridad o por su forma de ser, recordaremos siempre.
Después de fallecer mi padre, en diciembre del 81, en el año 83 tanto mi tío como mi cuñado se dejaron los pases, pero yo con 15 años ya tenía bien arraigado en mi sangre el valencianismo y no quise ni pude dejar de ir a Mestalla, por lo que abandoné aquella localidad y me trasladé a General de Pie, donde al no tener sitio fijo, los vecinos de localidad variaban cada domingo. De General a Sillas Gol Norte, fila 0, justo arriba donde ahora se ubican los Yomus, pero que por aquel entonces aun estaban en general. Y fue en esa localidad donde justo a mi izquierda, hombro con hombro, se sentaba un señor mayor, caliqueño aferrado a su boca, todos los partidos. No recuerdo siquiera su nombre, quizás porque jamás nos presentamos. Hablábamos mucho de fútbol, a mí sobre todo me gustaba escucharle historias del fútbol de las décadas anteriores. Le tenía un odio fuera de lo común al FC Barcelona y a todo lo que oliera a catalán. Recuerdo que a Mijatovic le llamaba “El Pianiste”, porque decía que tenía nombre de pianista, pero sobre todo recuerdo que cuando nos pitaban un penalti a favor, siempre se me arrimaba y me decía en voz baja al oído: ¿Qué te apuestas a que lo falla?. Guardo un gran recuerdo de aquel hombre que, un año, de repente, dejó de venir, creo que porque su esposa estaba delicada y debía quedarse en casa cuidándola. Y lo eché mucho de menos en años posteriores. Su sitio fue ocupado pero ya no fue lo mismo.
Ahora acudo en compañía de mi mujer al fútbol, a nuestros asientos en el sector 15 y también, delante nuestra, tenemos a otro vecino de localidad de los que te gusta escuchar, lo que ocurre es debido a su estado de salud pues viene cuando puede, pero siempre es de agradecer tener a un viejo aficionado cerca para poder disfrutar de su sapiencia futbolera.
Aun hoy, cuando nos pitan un penalti a favor me vienen a la memoria aquellas palabras... ¿qué te apuestas a que lo falla?
Jose Miguel Lavarías
Socio del Valencia CF
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4 comentaris:
¡Si señor, el veterano de toda la vida...pelín cenizo pero entreñable!
Me ha venido a la cabeza un hombrecillo de cuando yo tenía 5 ó 6 años (1976 ó 1977). Era la primera época de Kempes y aún no se había acometido la reforma de verano del 78. Entonces teníamos los pases en el sector 6, fila 7, escorados hacia el gol norte. Un sitio fantástico hasta que pusieron las vallas y que le permitía a mi padre ejercer un férreo marcaje al linier.
Lo dicho, muy cerca había un hombre que a lo mejor tendría sólo 60 años pero que a mi me parecía el abuelo de heidi sin barba. Este señor, con boina calada y farias siempre en la boca, tenía una frase que con los años me acabó pareciendo lo más inteligente que jamás he escuchado en Mestalla. No sólo porque tenía sentido sino por la manera en que el viejo había conseguido llegar a ella. La frase, repetida hasta la saciedad en esas tardes de sol inclemente que obligaban a la peña a poner la mano a modo de visera para poder ver algo, era: EN ESTA LLUM NO TORNAREM A GUANYAR LA LLIGA MAI MES...frase que entonces no tenía posibilidad alguna de entender pero a la que yo siempre volvía cuando ya en la adolescencia empecé a darme cuenta de que los partidos en domingo y a primera hora solían tener efectos perversos...y comprobé que el abuelo sabía algo que los demás no.
Por curiosidad, el día del betis de 2002, cuando nos dieron la 5º liga me acerqué hasta el sector 6 por si veía al abuelo. Pero ya no estaba. Supongo que para él aquella frase acabó siendo verdad.
BT
Había otro, al que sólo veía en los partidos del Mestalla. Un hombre con muletas de las de madera. Este señor odiaba al Madrid por encima de todo. Y se pasaba los partidos diciendo DE LA VILLA...VILLANOS. Todavía vive porque a veces lo veo por Micer Mascó acompañado por su mujer. Un irreductible. Con su pin del Valencia siempre visible.
BT
Me siento totalmente identificado con este relato porque yo soy de los que tienen la suerte, diría yo, de compartir vecindad con un veterano valencianista que, pese a estar más próximo a los 80 que a los 70, en muy raras ocasiones deja de acudir a un partido. Es un placer escucharle relatar anécdotas del pasado, "quan el fútbol era atra cosa", repite él, como cuando en la final de copa del 54, si, la de Quique en el larguero, acudió en la caja de una camioneta de la época, junto con varios amigos del barrio de Sagunto, sentados en sillas de enea, protegiéndose de la lluvia con el toldo de ésta e invirtiendo unas 14 horas en llegar a Madrid dadas las aficiones enológicas del conductor.
Las tracas pertinentes a la llegada a la capital ocasionaron algún problemilla con las autoridades policiales que fueron solucionadas gracias a la oportuna intervención de cierto mando con pedigree valenciano...
Un placer poder compartir charla con alguien como él.
Un saludo Sr. Pepe.
14 horas a Madrid y a la intemperie. Como ahora. Nos hemos hecho muy blanditos. Caen 4 gotas y nos quedamos en casa a verlo por la tele. A lo mejor por ahí también se explican algunos de los males del Valencia.
BT
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