BIENVENIDO MISTER MARSHALL. 1953.
Un pequeño pueblo se engalana para recibir la visita de una comisión del gobierno de Estados Unidos que les traerán fondos y recursos para su desarrollo.
Todos los preparativos, a los que cada habitante del pueblo ha contribuido aportando lo poco que tienen, quedan en saco roto cuando la delegación pasa de largo sin prestarles la más mínima atención.
Es la película con la que el valencianismo crítico más ha caricaturizado el proceso de venta y la situación actual del club, entre otras cosas, porque es de las más populares de Berlanga, su primer gran éxito.
Los valencianistas de corazón, en los sucesivos procesos de suscripción de acciones que históricamente han habido, como los humildes habitantes de Villar del Río, aportamos lo que buenamente pudimos aunque luego no resultara suficiente. Una, ocho, veinte… Cada uno compró las que pudo, según sus circunstancias personales.
Luego, desgraciadamente, muchos aprovecharon para vender muy por encima de su precio de adquisición, pero como en los personajes del maestro Berlanga, en la mayoría de casos primó la bondad y el esfuerzo sincero por ayudar al club aunque el contexto social estuviera totalmente contaminado, como en sus películas.
Una de las escenas más populares de Bienvenido es la del discurso, vacío de mensaje, desde el balcón del Ayuntamiento de Villar del Río, cuyo paralelismo lo pondríamos encontrar en muchas de las proclamas de los presidentes que han llegado al club o en las “bondades” del proceso de venta con las que hacían su trabajo los interesados en que acabara materializándose en la figura de Peter Lim. Para esa escena, Berlanga pidió a Pepe Isbert que se acordara de Mussolini dirigiéndose a las masas.
La otra mítica escena, la del recibimiento de los americanos, la sufrimos aquella sonrojante tarde en la que Peter Lim junto a su comitiva pisó Mestalla por primera y casi única vez. Las pancartas, que como en la película también las hubo, se complementaron con portadas rimbombantes de periódicos, programas radiofónicos especiales y tifos agradecidos y subvencionados.
Faltaron billetes de dólares cayendo desde los balcones de tribuna y anfiteatro, al estilo de los que Berlanga utilizó para promocionar la película pero con la cara del magnate singapurés y sus aliados en lugar de las de Pepe Isbert o Manolo Morán.
Y al final, como en la película, un plano de la bandera del Valencia arrastrada por la corriente de la acequia de Mestalla.
@MESTALLIDOS (Desde el tendido 7 de Mestalla, aspirante a secundario de Berlanga).