La película
francesa "Un viaje a diez metros" es pasional, divertida y
responde con un lenguaje sutil a los tópicos más chovinistas y residuales de la
sociedad francesa. Basada en la cultura del esfuerzo y en la ética como
fundamento, principales argumentos, de una larga travesía familiar por el edén
de la vida. Sin traspasar lo patafísico, existen ciertos paralelismos con el
guión de mi largometraje. El culto a la cocina para unos, o la pasión por el
fútbol para otros.
Muy atrás quedaba
"Bruselas", en súper 8, coloreada y sin sonido. Ganadora del
Oscar a la Recopa, con un merecidísimo actor de reparto: Miguel
Angel Pereira.
La atmósfera de mi
claqueta lleva escrito un lugar venerado en su juventud por Ernest
Hemingway: Paris, (en esa ocasión no fue una fiesta) y eso que he nacido
en la ciudad eterna de la fiesta: Valencia. Cabe recalcar las
palabras del ilustre escritor de Monóvar, Azorín, sobre el Café
España, ubicado en la desaparecida " devallada de San
Francesc" que no había ningún cafetín tan suntuoso, ni en Valencia ni
en París. A pocos metros se ubicaba el Bar Torino, (hoy
kilómetro cero del valencianismo social y deportivo). Los correveidiles de la
época, don Pepito Villalonga, Ull de bou entre otros, hubieran hecho
su agosto, con el extraperlo de la venta de entradas en la sala
hispóstila del citado café.
Liderados por el
murciélago, veníamos de pisar el acelerador en la fase final arrollando a los
abanderados del águila imperial, y a un desnortado Fútbol club Barcelona del
rey Gaspar. El director de orquesta de los planetas, era nuestra gran esperanza
blanca. "Escribía Noam Chomsky, que el fútbol o deporte
espectáculo, tiene también otras funciones útiles.( factores de cohesión social
y solidaridad aunque sólo sea por momentos) , son una buena manera de
crear chovinismo, empiezas por desarrollar estas “lealtades o pasiones”·
totalmente irracionales desde muy pequeño."
El objetivo de aquella
cruzada no era conseguir la segunda estrella Michelín, pero si viajar al
espacio, conquistar el anillo, y entrar en la galaxia de los equipos más
venerados del continente europeo. Dos equipos españoles se
enfrentaban. Valencia y Real Madrid. El destino final: Saint Denis,
en nuestra lengua vernácula, Sant Dionis, patrón de los enamorados,
tradición muy celebrada en el pasado en cap i casal durante la festividad
del 9 d'octubre.
Un receso por favor.
(Flaco favor le hizo al " tronador" el gol de
"pauleta", dos meses después de la efeméride con regalo de la grada,
portando la mocadorá).
Los días previos al
encuentro, el diario vespertino el País, publicaba unas curiosas gacetillas con
recetas de personajes ilustres del mundo de la cultura y la farándula española.
Me impactó notablemente la aportación sentimental del actor Imanol Arias hacia
la delantera eléctrica. Aún podemos inmortalizar estos recuerdos paseando
por Don Juan de Austria, con parada obligatoria en Casa Mundo y con la
excusa de menjar un bó entrepá de calamares.
Preferí tomar el avión al
pulman, mi destino, el vetusto aeropuerto de Manises, en la
terminal me esperaba una bella estampa familiar,( padre, tío, hermano y
cuñada). El fútbol era lo menos importante para mí. En la mochila viajaba un
recuerdo punzante, una fotografía coloreada de un pequeño ninot vejando
una fuente pública. Viajar al lado de mi padre era recuperar a lo largo de dos
décadas ese trozo de historia perdida. Al despegar con ruido de fondo de
la charangas y un frenesí desmesurado al grito de si, si, si nos vamos a Paris!!!, cumplí
hecho realidad mi deseo veinte años después.
En el palco de
autoridades la "aristocracia " valenciana y madrileña, se
disputaban codo con codo las degustaciones, el olor de sala impregnaba a la
falsa brillantina de la clase alta y al "modernísimo" blasquismo
tartanero. Desde la grada los incondicionales del gol
gran tarareaban…¡En el palco VIP hay mucho borrachín! Estoy seguro
que aquella noche del 24 de mayo, al bueno de Luis García Berlanga se
le pasó por la cabeza rodar el "camino inverso "de Bienvenido Mr
Marshall. No fue así, pero estuvo muy cerca, su última película como
director, quedará grabada en la retina de los incondicionales al cine más
surrealista. "Paris-Tumbuctú", se estrenaba esa temporada
en las salas españolas. Ponía fin a su pasión como director de cine.
En el césped el resultado
fue de 3-0 a favor del Real Madrid. No podíamos alegar ningún pero a la
derrota, ni al miedo escénico, en la atmósfera del estadio flotaba algo
nuestro, -tradición amor y pasión-, pero tres disparos de escopeta
(nacional) acabaron con el sueño colectivo de una ciudad y su historia. El
fútbol es un largo viaje del placer al deber. Yo lo cumplí. ¡Papá siempre nos
quedará Sant Denis!
Pedro Nebot