·
Esta estrofa del rimador de Úbeda hace que me remonte quince años atrás para rememorar el desencadenamiento de una hostilidad sólo parcialmente correspondida por Mestalla.
Esta estrofa del rimador de Úbeda hace que me remonte quince años atrás para rememorar el desencadenamiento de una hostilidad sólo parcialmente correspondida por Mestalla.
Deportivo y Valencia, pongamos los términos de la animadversión en orden.
No obstante, el miércoles le vuelve a tocar a nuestro vetusto estadio acoger el entreacto de la tragedia deportivista. Un escenario que deparó sainetes y epopeyas para un secundario que nadie esperaba y logró acaparar la atención en las plateas.
Últimas funciones antes de que se eche el telón para siempre y, siguiendo con la canción; ya llovió, desde aquel chaparrón hasta hoy.
La memoria me retrotrae a la primera visualización del Deportivo de La Coruña desde mi prisma valencianista. Eliminatoria copera de la campaña 90-91, nos enfrentábamos a un equipo que llevaba alrededor de 20 años sin ascender a primera división. Gélido ambiente en la ida coruñesa, sólo atenuado por el humo de las bengalas encendidas en la que a posteriori sería bautizada como Curva Máxica. Lo más inolvidable del partido fue ver a Bossio golear. La vuelta se solventó con un cómodo 4-0, cuando Mestalla aún se llenaba para un encuentro de estas características.
En la temporada 91-92 fuimos los primeros testigos del retorno del Deportivo a primera división. Mestalla aplaudió como era costumbre por aquellos tiempos al recibir a los nuevos meritorios de la categoría de oro. A tanto llegó la hospitalidad que incluso se nos adelantaron en el marcador.
También serían ovacionados los gallegos en su visita de la 92-93, año I del Súper Dépor. Penev los liquidó con un hat-trick incontestable, sin las apreturas de la victoria de la campaña anterior, en la que el triunfo se fraguó in extremis, merced a un tortuoso gol del malogrado Rommel Fernández. En ese ejercicio los gallegos ya fueron terceros.
Y llegó el punto de inflexión de la temporada 93-94. La historia del fatal desenlace liguero para el hasta entonces modélico modesto ya es conocida por todos y no procede abundar mucho más en sus pormenores. Nada me habría disgustado más que ver a mi equipo dejándose perder. El Valencia cumplió con la máxima balompédica de competir y logró un meritorio empate. Los demás argumentos son fallidos remedios caseros para sobrellevar amargas resacas.
Debe de ser muy duro lanzar un penalti decisivo y no ver graderío detrás de la portería. Años después los coruñeses construyeron un fondo detrás de sus once metros malditos y consiguieron ganar una Liga. Pero ya no era aquel entrañable Súper Depor hecho de retales y descartes cohesionados, tan proclive a la doble militancia madridista, sino una pulida escuadra que practicaba de la mano de Irureta un fútbol táctico y perfeccionista de corte industrial.
La indigesta catarsis deportivista se produjo en la campaña 94-95 y durante aquella jornada peseteros fue lo más suave que escuchamos los valencianistas en Riazor. Aquel exorcismo que proyectaron sobre nuestro club no fue más que una secuela de su peor pesadilla, toda una pena máxima.
Pero los valencianos somos muy dados al acto de desagravio colectivo y Mestalla también gozó del derecho a la réplica y en la segunda vuelta se desplegó en el graderío, con nuestros habituales excesos y esa indignación tan propia de El Cabinista provinciano, un arsenal de pancartas ofensivas y el tumulto característico de nuestras grandes concentraciones populares.
Se pudieron leer ese día sobre las telas lemas de todo tipo. Predominaron los más simples y contundentes (Lendoiro, no ligas ni de penalti * Nosotros no fallamos el penalti, burros! * Depor, ploreu, ni Copa ni Lliga tindreu * Menos fuerza para vivir y más fuerza para tirar penaltis (en referencia al libro evangelizador de Donato) * El fútbol es así * Superdepor = 0 Ligas * Liga: Hasta luego Lucas * Si Dios quiere el Valencia C.F. os joderá la Copa igual que la Liga 93-94 * No ofende quien quiere sino quien puede), pero también los hubo de tintes identitarios (Si la Liga queréis ganar los cojones que os faltan los valencianos os los podemos dejar * Gallegos, los valencianos no nos vendemos, vencemos * Gallegos atuneros), con cita célebre incorporada (Llorar (sic) como mujeres lo que no ganásteis como hombres), recuperadores de la memoria histórica (14-5-80 Pereira. 14-5-94 González) y hasta alguno optó por ahorrar en medios de producción y sacar el poeta que llevaba dentro aludiendo al “Deporculo” o al “Narcodepor”.
Si Hegel tuviera razón, con la final copera que nos ganaron los gallegos en 1995 esta rivalidad hubiera alcanzado su cenit y a partir de ahí una evolución. Pero no es menos cierto que para progresar es imprescindible soltar lastre. El posterior toma y daca entre Deportivo de La Coruña y Valencia C.F. ha deparado momentos duros y gloriosos para ambos conjuntos, pero a la vista está que nosotros hemos sabido metabolizar mejor los malos tragos. Cada visita a Riazor nos recuerda que hubo un día en el que amarramos con fuerte maroma nuestro recuerdo justo al lado del oxidado casco del Mar Egeo. Un inmenso rencor atenazó al deportivismo, viscoso chapapote moral que emponzoña su futuro.
En la virtud de trascender los resultados deportivos reside la fortaleza de un club.
Y en eso pocos pueden ganarnos, nuestra memoria es testigo.
De nuevo bronco y copero.
A por ellos, amunt Valéncia!
Simón Alegre
Socio del Valencia CF
·
10 comentaris:
El Depor siempre me ha parecido un equipo menor, que tuvo su cénit y al que la mera militancia en primera ya le supone un éxito enorme. Lo de Super-Depor me lo tomo a risa.
gran artículo Simón. Una de mis grandes pajas futboleras fue ver en directo el 1-5 de la 2004-05. Un poco antes de la tortura de Bremen. El último gran Valencia.
BT
Simón, te felicito por tan buen artículo. Un abrazo
Magnífico artículo.
Creo, sinceramente, que la ignorancia ante esta, tan trillada ya, rivalidad, es la más elegante posible de nuestras respuestas...
Saludos
Sergi Calvo
que pinia en la pancarta de la foto?
"El rencor es la memoria de los tontos. Y en Riazor haberlos, haylos. Amunt València!"
A ver como va la vuelta en Riazor, estará igualado el partido, ambos son muy buenos equipos.
Saludos!
Buen articulo, Simon, sí señor.
Yo, esta rivalidad con el Depor, la equiparo al título de Derbi que se le quiere dar a los enfrentamientos con el Villarreal, es decir, no la contemplo. Es más desde allá que desde acá.
Incluso se habla que los VCF-Depor ya son un clásico de la liga española. Pues sí que ha bajado el nivel de clásico. Clásicos son contra el Barça, Madrid o Athletic, que llevamos 80 años jugando todas las temporadas, pero no 15 como contra el Depor o 10 contra el Villarreal.
A ver mañana.....
Un saludo
Jose Miguel Lavarías
Simón, como BT, eres un friki del coleccionismo con memoria prodigiosa. Gran post.
Un abrazo
Cabanyal
What a pity. Cést la vie. Ciao, ciao.
Publica un comentari a l'entrada